Otra vez el llanto, las sirenas y el polvo irrumpen en la paz de la noche, nublando nuestros sentidos y comprimiendo el alma por familiares y/o amistades fallecidas, hospitalizadas o desaparecidas por una nueva desgracia que cobra la vida a más de un centenar de dominicanos y dominicanas, de un solo golpe.

Aunque solo han pasado alrededor de 48 horas del desplome de la edificación del Jet Set, y seguimos bajo el impacto de los hechos ocurridos, no podemos dejar de señalar que otra vez la indiferencia e irresponsabilidad cómplice entre los dueños del país y sus servidores que nos gobiernan desata una nueva tragedia.

La irresponsabilidad de empresarios/as que como sanguijuelas solo les interesa el enriquecimiento personal sobre la seguridad y bienestar de la población y la falta de regulaciones y de monitoreo del cumplimiento de las que existen, por parte del Estado dominicano, enlutan una vez más a familias dominicanas y extranjeras.

Ayer fueron gentes humildes: en la ciudad capital, trabajadoras, trabajadores y familias del entorno de la fábrica Polyplas que explotó en Villa Juana; en San Cristóbal, gente trabajadora, dueños/as, personas circundantes, y trabajadores/as de negocios del entorno de la incendiada fábrica Vidal Plast del Mercado Viejo del centro de la ciudad, por el estallido de un tanque estacionario de 500 galones de gas licuado de petróleo.

Hoy, mujeres y hombres de todas las edades y distintas clases sociales, que fueron en busca de esparcimiento a la discoteca Jet Set, lugar que se convirtió en la tumba de muchos, y que aún se cuentan por centenas las personas desaparecidas y hospitalizadas. Hemos perdido a mujeres y hombres que  trabajaban alli, a músicos/as, peloteros, funcionarios/as del sector público, empresarios/as, activistas sociales, gente sencilla del pueblo y la voz más alta del merengue dominicano, nuestro Rubi Pérez que se nos fue cantando entre los escombros.

¿Cuántas tragedias nos esperan? ¿Cuántas desgracias habrán de nublar nuestros ojos por el llanto, ante seres queridos arrancados de nuestras vidas por tragedias prevenibles? ¿Cuándo el conjunto de instituciones públicas y privadas harán una real prioridad nacional la aplicación de la política transversal de Gestión Integral de Riesgos de Desastres? ¿Hasta cuándo contaremos nuestros muertos y muertas bajo el manto de la impunidad de un empresariado voraz y desde una bandera a media asta, que no exime de responsabilidad a las autoridades cómplices por negligencia y complacencia?

Nuestra solidaridad para con todas las familias afectadas. Aún siento el nudo en la garganta, la opresión en el pecho, por el dolor de quienes hoy despiden a sus seres amados, por quienes han perdido la esperanza de encontrar con vida a las personas desaparecidas y aún no tienen sus cuerpos para darle una cristiana y digna sepultura o quienes están hospitalizados/as, por la pena colectiva que embarga a todo el pueblo dominicano.

Virtudes De la Rosa

Fidelina de la Rosa Hidalgo (Virtudes) es Directora del Instituto de Investigación y Estudios de Género y Familia-UASD-

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