En una nación en la que se refleje una estructura poblacional de un 50%, compuesta por jóvenes, invertir en políticas públicas y privadas que impacten en el mediano y largo plazo en su desarrollo, de forma integral, es una prioridad. (X Censo Nacional, RD, 2022).

En un país donde los encarcelados, por diversos delitos, sean mayormente jóvenes con edades entre 20 a 30 años, condenados y sin condenar, nos dirigimos hacia un futuro incierto. (Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 2025).

En un territorio  donde las estadísticas de fallecidos por siniestros viales (accidentes de tránsito), principalmente por imprudencias motorizadas que origina la muerte de 8 jóvenes entre 18 a 25 por días, indican que estamos en peligro de quedarnos sin generación. (Hospitales traumatológicos, Intrant y OPS).

En un pueblo en que la deserción de la población estudiantil, en los diferentes niveles, incluyendo el universitario, alcance más del 25 % de los jóvenes entre los 15 y 17 años, es un golpe al desarrollo, un reto a enfrentar por los tomadores de decisiones. Se apaga el conocimiento y se detiene las ciencias. (“Diario Libre”, febrero, 2025).

En una “aldea” donde los jóvenes busquen ser personas importantes como influencer, destacándose en líneas desde las redes sociales, y sin esfuerzos querer trascender, nos plantean un cuadro seriamente complejo. Pasar a personalidades alimentadas por el deseo de convertirse en afamados, cargados de histrionismos y narcisismo, es un grave desafío emocional que nos tocará enfrentar.

En un lugar donde los jóvenes se empeñen en ser parte de la “sociedad del espectáculo”, con fines de enriquecerse desde las plataformas digitales y sociales que, por lo regular, desinforman y descomponen ética y moralmente el ambiente, nos llama a preocuparnos y ocuparnos por la juventud.

En una comarca donde media docena de jóvenes drogados abusen sexualmente de una joven.  Allí donde ocurra eso, en ese lugar, si no se diseñan planes de emergencias que muestre el camino a esa población del presente y futuro; si no se implementan acciones que reviertan esa preocupante realidad, nos amenazan múltiples peligros.

Bernardo Rodríguez Vidal

Psicólogo clínico

Subdirector Ejecutivo de la Defensa Civil Psicólogo Clínico, Maestría en Alta Gerencia y Especialista en Gestión de Riesgo de Desastres.

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