Con Gaza en el corazón
Por el fin del genocidio del pueblo palestino

¿Qué sucede cuando todo es ruido, gritos, quejas… y permanentemente hablamos gritando las injusticias cotidianas? ¿Cuáles son los intereses colectivos en la actualidad?  Parece que se centran, por ejemplo, en la sexualización de mujeres y niñas, con la ayuda inestimable de la cirugía para, supuestamente, ayudar a recuperar la “autoestima”. Es la excesiva preocupación por la apariencia física como símbolo de poder económico y solvencia y es, también, un individualismo galopante que fragmenta cualquier acción comunitaria.

Mientras tanto, la realidad es alarmante: índices insoportables de siniestralidad vial, violencia y feminicidios descontrolados, violencia obstétrica en los hospitales (un tema casi nunca abordado), maltrato hacia los pacientes, deficiencias graves en los traslados hospitalarios y una cadena sanitaria frágil. A esto se suman desigualdad y precariedad laboral sin límites.

¿Cómo es posible que, ante circunstancias tan graves, no gritemos cada dia? ¿Se alza la voz para exigir un mejor ordenamiento vial, que reduzca sensiblemente la siniestralidad en las carreteras, o una estrategia real contra la violencia hacia las mujeres? Los temas de preocupación social están presentes pero ¿alguien los escucha?  ¿Por qué esta falta de acción para lograr una convivencia más digna?

La debilidad de los colectivos sociales, o la escasa fuerza que tienen, se debe a un modelo político que los asfixia y los hace parecer invisibles. Pero existen, aunque sean silenciados constantemente.

La violencia, en todas sus manifestaciones, está presente en la vida cotidiana de la República Dominicana. Parece como si nos hubiésemos acostumbrado a vivir en esta dinámica de caos que se refleja en el lenguaje, en el tráfico o en el maltrato administrativo. Basta preguntarles a los pensionistas pobres: recibir lo que por ley les corresponde, después de toda una vida de trabajo, muchas veces es un milagro.

Vivimos en un desorden crónico que apenas percibimos. Reclamamos derechos, exigimos sentido común, pero una y otra vez padecemos el mismo maltrato institucional. Pasamos de apagón en apagón y el hecho de que esto aún no tenga solución es casi inconcebible.

En medio de este ruido estructural, el grito se convierte en simple queja, no en reivindicación. Es un lamento inútil, porque seguimos esperando que el poder, que el Estado, nos escuche.

Lamentablemente, los acontecimientos actuales, con leyes de corte medieval recientemente aprobadas a pesar del rechazo de la sociedad civil, resultan desesperanzadores. Y da la impresión de que ya nadie nos escucha.

Clara Melanie Zaglul Zaiter

Doctora en Psiquiatría

Resido en Madrid de forma permanente desde 1999. Actualmente trabajo como Médica en la Consejería de Asuntos Sociales y Familia (COMUNIDAD AUTONOMA DE MADRID). Formada como Médica en UNIBE promoción 1996. Doctorada en Psiquiatría por la Universidad Complutense de Madrid 2001. Alumna del Doctor Juan José López Ibor y Juan Coullaut Jáuregui. Desde la Psiquiatría paso al estudio de la Demencia y el Deterioro Cognitivo Precoz. Experiencia profesional en el área de Demencias sector asistencial en grandes dependiente para las actividades básicas de la vida diaria por más de 20 años.

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