Queremos en este artículo llamar la atención de las autoridades pertinentes con nuestra sugerencia de que hay médicos importantes de nuestra historia que no tienen su nombre en un centro de salud relevante. Algunos ejemplos:
Dr. Juan Kunhardt Oleaga, quien era un hombre trabajador, servicial, amable con todos, director que vivía en la esquina frente al hospital y estaba de servicio prácticamente las 24 horas del día. Nunca lo oí quejarse de que tenía exceso de trabajo, según señala el doctor Rodríguez Grullón, nativo de Montecristi. Kunhardt realizó apendicectomías, colecistectomías, histerectomías, prostatectomías, cesáreas, reducción de fracturas óseas y luego les ponía yeso. ¡Un médico con gran vocación!
Dr. Manuel Tejada Florentino. ¡El médico de Tenares! Exaltado por el Colegio Médico Dominicano como Médico de la Patria, su larga lista de servicios a los más humildes, su carrera como cardiólogo y su compromiso con el 14 de junio, que le costó la vida a manos de los esbirros de la tiranía trujillista, le hacen merecedor de que un centro, preferiblemente de cardiología lleve su nombre. De hecho, en una de las primeras actas de la sociedad dominicana de cardiología se establece que un centro de cardiología llevaráa su nombre.
Dr. Emil Kasse Acta. Destacado médico nacido en San Pedro de Macorís. Graduado en 1952. Comentarista deportivo, médico del escogido, en 1962 fue el primer presidente del comité olímpico dominicano. Organizador de la sociedad dominicana de pediatría de la que fue presidente en dos ocasiones. En 1975 inauguró el centro de pediatría y especialidades. Su entrega a los pacientes y su enorme labor social en diversos campos deben ser reconocidos con un centro estatal de importancia para resaltar la vida y obra de este excelente profesional y ser humano.
Dr. Jorge Hazoury Bahles. De don Nossym, como todos le conocieron, se pueden escribir varios libros por sus obras. El hospital escuela de diabetes del Patronato de lucha contra la diabetes lleva su nombre, pero consideramos que un centro de salud estatal debería ser nombrado en su honor. Fue un médico destacado en su querida Barahona, ya que fue director del hospital de la Caja Dominicana de Seguros Sociales en aquella ciudad sureña. Luego su carrera como especialista en endocrinología le llevó a conocer la triste realidad de los diabéticos dominicanos, y creó el Instituto contra la diabetes y el Patronato de Lucha contra la Diabetes. Su sueño de edificar un hospital para diabéticos contó con el apoyo de toda la República Dominicana, ya que en los telemaratones para la diabetes colaboraron personas de todo el país y también dominicanos residentes en el extranjero. Ese hospital se convirtió en uno de los pocos centros en el mundo que ofrecen a los diabéticos todos los servicios médicos y todas las especialidades. No conforme con esto, el doctor Hazoury fundó un centro de educación superior, la Universidad Iberoamericana que se destaca como una de las más importantes instituciones de nuestro país. Pero no se detuvo y creó una escuela para educar a niños analfabetos que trabajaban en las calles. Una vida dedicada al servicio a los demás con entrega y dedicación.
¡Esto son algunos referentes, pero hay más! Un centro de salud debe llevar el nombre de Ellen Koenig, quien trabajó intensamente en los primeros años de la aparición del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, el SIDA. ¡Oh el doctor Rubén Andújar, fundador y formador de cirujanos! Y qué decir del doctor Eliseo Rondón como formador de ortopedistas. ¡¡Un centro o un departamento de cirugía pediátrica debe llevar el nombre de Rafael Miranda!!
Quedan muchos profesionales destacados que deben ser registrados en los centros del estado, aunque reciban reconocimientos localizados, debemos honrar a estos grandes maestros de la medicina dominicana.
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