“Todo lo que se “usa” mucho termina gastándose.
El poder, por ejemplo”

Manuel García Cartagena: Una guerra de sueños… Orillas y núcleos de una historia (1)

Una novela escrita en nuestros días, no es lo que suponen los manuales al uso para enseñar en las escuelas, universidades o institutos, que construyen programas para configurar niveles de enseñanza-aprendizaje y divulgar saberes supuestamente organizados. Lo que en la actualidad se escribe como “novela” es muchas cosas que resultan de la imaginación de un sujeto que bajo ciertos artificios de escritura supone o fija una ficción bajo la instancia o figura de la alteridad.

De cualquier manera, la ficción que divulga un texto, género o antigénero denominado o llamado novela resulta ser un discurso de alteridad y diferencia legible en un modo de escribir o de “escritura del deseo” que a la vez es puro estado de cosas imaginarias.

Al leer una novela como Una guerra de sueños (Manuel García Cartagena, Editor, Col. Machete y Colín, Santo Domingo, 2021 (2023), el lector dirigido o sometido a una inducción crítica de lo real, se reconoce en la historia traumática como fuerza determinante de la lectura. Se trata de una situación de memoria, de presente, de pasado y futuro que “foetea” los vicios sociales de la sociedad dominicana y mundial de nuestros días.

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Manuel García Cartagena (G.C. Manuel) nació en Santo Domingo, República Dominicana (1961).

Los personajes del registro épico conocidos desde la acción práctica de corrupción y violación de normas llamadas “establecidas”, son los operantes marcados por el “Editor”, un personaje subversivo creado por el autor como un guía distópica que se propone dejar hablar al texto y que desde el comienzo mismo de la obra induce a una crítica narradora de mundos con nombres ficticios y reales en tiempos de conjeturas provocadoras y en espacios de una relación mítica y antimítica.

Remover el orden, acusar lo establecido a modo de fábula y narración, mediante nota del editor, mediante la pauta narrativa “EL TEXTO QUE FIGURA A CONTINUACIÓN…”, implica una segunda situación de lectura y un predicado inferencial de continuidad …corresponde al manuscrito más o menos integral, es decir, luego de haber sido sometido a un intenso trabajo de edición de la novela que fuera sometida a uno de los concursos del nunca bien ponderado –literalmente- Ministerio de Basura en una fecha que este editor prefiere mantener en silencio… (p. 9). Pero el desenmascaramiento y el “troceo” institucional mediante selección y corte de retratos epocales acusadores de falsas decisiones y gestos desperdiciados, propician los tonos, cuerpos y estremecimientos de la lectura.

Para narrar esta historia en tono distópico o disruptivo el editor-autor crea también un modo de hablar que alude a una crisis y una contracrisis organizadas como discurso del sujeto crítico y abierto a las conjeturas del narrador y lo que puede alcanzar el narratario. Ambos puntualizan planes que se “arriman” a la orilla y “los centros verbales para construir el horizonte de personajes y referencias épicas que activan el conflicto ramificado en instituciones educativas, ministerios de educación y de cultura que el editor plantea a los actores de la trama narrativa seleccionada con extrema lucidez.

El personaje histórico dobla sus acciones en la historia y fuera de la historia real. El personaje histórico funciona en el presente-pasado y el futuro-presente. Distopía y disrupción textualizan las acciones del sujeto-actor, autor y personaje. Se trata de poner a prueba lo que es, o sería la historia de un país que aprieta las válvulas y los cuerpos de representación de la historia enseñada, practicada, vivida irónicamente como tiempo de sinrazón o sinrazones asimiladas al sistema que describe el editor o narrador de eventos al uso, de la política de todo y de nada que pretende  guiar el Estado-estado-de-ironía permanente  que sella lo real.

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Escritor Manuel García Cartagena ingresa a la Academia de Ciencias como Miembro de Número, jueves 20 de abril del año 2023.

Sin embargo, la versión publicada pro-crea el proceso y la logística de la suplantación de lo llamado real-actual.

Pulsos que se afilian a la historia o el plan propuesto por un Estado fallido cuyo telón de fondo es el suceder en tiempos de conjugación, de suerte que la enfermedad de lo político avanza de forma avasallante y decidida.

Pero es propicio destacar que Una guerra de sueños es un texto plurívoco planificado para deconstruir voluntades, formas de estar o hablar el mundo (y no necesariamente el dominicano, sino también el de la historicidad y de la mundialización que se proyecta y satisface en quebrar haceres y deberes “quejosos” y perniciosos que activan un uso, una forma del ahogo educativo, cultural, social y moral de aquella cosa que se llama sujeto, país, ley o leyes; juego de morales y antimorales que se hacen extremadamente visibles en el drama de las identidades y diferencias. El nuevo teatro de la tardomodernidad. Pero igualmente existe como la fragmentación de una suma de cuerpos que se leen en la dinámica de las fuerzas que emergen de la mentira de dicha interpretación y en el modo de padecer el desarraigo, en-sí y para-sí del existente social narrado en un texto como el presente que se permite hacer estallar mediante el descontrol de un “deseo de memoria” que también se sale del registro para evitar, en la medida de lo posible, la intoxicación del sujeto yacente en su propia huella de mundos en crisis y en batallas.

Esta novela exhibe “lo doble” como pretexto de rasgar o quebrar un quehacer y un raspado ideológico que se adelanta hacia un futuro inexistente en las diversas zonas de lo absurdo asumido en lo que se revela como dicho y hecho de la autoridad.

Veamos que ocurre más adelante con este relato de modos de ver y ser en presente:

“El conocimiento antiguo no ha desaparecido: es un bajet encallado en medio del mar del sueño. La triangulación, dicen, es lo que sucede cuando una persona usa a otra como puente para contactar a una tercera. Lo que no sucede en los sueños nunca se manifiesta en nuestra vida real de manera directa, sino que lo hace a través de la triangulación. Así, nuestros sueños siempre marcan el destino de otra persona, y de la misma manera, todos tenemos el poder de hacer que alguien sueñe con nosotros contactando en el sueño en su ser que pueda hacer las veces de mensajero”. (Ver, p. 70, de op.cit)

Lo que “sueña” el narrador es poner a soñar al lector como una estrategia trazada para que los hechos a posteriori no se agiten como sombras, pues el conflicto no es el eje “personajes”, sino, el eje situación donde se sostuvo el tiempo mismo de lo narrado y los narradores.

Más adelante podemos leer:

“El camino hasta la gruta ubicada cerca de las cimas de una de la cima de una de las importantes montañas grises y peladas que parecían empeñadas en alcanzar las nubes fue más monótona que de lo soportable, y Anzor Kadyr se durmió. Casi de inmediato comenzó a soñar que caminaba por el interior de una gran casa, pero ya no tenía el mismo cuerpo. Ahora era un hombre y joven ágil que se movía como si buscara algo que le resultaba imposible de identificar. De repente comienzan a participar otras personas en el sueño”. (pp. 138-139)

Cuerpo y sueño son las estructuras de campo y ángulo de esta novela que muestra por lo mismo la oposición sueño-despertar si se analiza la cita anterior y la siguiente cita:

“Cuando despertó ya su cuerpo no estaba cubierto por la piel de Yak. De hecho, ni siquiera era el mismo cuerpo que tenía de Chamán. A partir de lo poco que había tenido el tiempo de apreciar del estado en que se encontraba su propia anatomía, pudo intuir que probablemente había terminado de desarrollarse”. (Ibídem. Op. cit.)

El elemento transformante cuerpo-sueño-despertar se expresa en el tejido textual y el ritmo de la novela. El sueño, el tránsito secuencial en esta novela es usual como técnica y conflicto, pero además la movilidad narrativa y transformadora, pues, las voces mismas se convierten en estrategias de sentido. Además, la tensión misma entre Editor y Autor cuya ambigüedad de funciones abre las perspectivas de la lectura por núcleos temáticos y temporales.

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Manuel García Cartagena es narrador, ensayista, poeta, novelista y traductor. Posee un doctorado de Letras francesas modernas por la Université François Rabelais de Tours (Francia, 1992).

Algo que se expresa en esta novela que va más allá de su punto temático es su escritura abierta con sus cortes y metas rítmicas. La historia ocurre entre inflexiones e impostaciones narrativas y metanarrativas. Lo que el lector recibe del narrador o narradores son, en muchos casos ecos o memorias que se extienden o se deslizan de forma secuencial para darle paso al evento o capacidad temática en movimiento.

Odalís G. Pérez

Escritor

Miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua

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