Al interior del átomo existe un mundo que la ciencia ha puesto en evidencia y probado además su complejidad. Su propia etimología: a-sin, tomo-división, es decir sin división, ya ahí indica lo que se creyó por un largo periodo de la historia de la humanidad; pero al mismo tiempo expresa con cierta lógica la necesidad de bases como punto de partida para todo lo que existe, con características particulares y a partir de las cuales se crea lo demás.

Aun así, ya se sabe que esos átomos están a su vez formados por otras partículas y más aun que responden a leyes muy propias con la denominación general de Teoría Cuántica de Campos.

Si bien el mundo tiene a los átomos como su fundamento, los mismos a su vez se combinan de distintas formas llamadas muy en lo general moléculas; entendamos esa combinación a partir de dos ejemplos:  agua y sal.

Se descubrió una ley (Ley del Octeto) la cual partiendo de que los electrones de los átomos se distribuyen en capas o niveles de energía, demuestra que la tendencia en la combinación de los átomos para que la misma sea estable es tener 8 electrones en esa última capa.

Desde el mundo subatómico y con agua y sal, se comienza a entender el macro mundo ya a la vista.

El átomo de oxígeno tiene seis electrones en su última capa y el hidrógeno un (1) electrón en su única capa. Lo cual implica para fines de combinación que si dos átomos de hidrógeno comparten respectivamente sus electrones de su capa o nivel de energía con el oxígeno, por un lado, se le aportan dos electrones al oxígeno, llevándolo a ocho electrones al tiempo que cada hidrógeno comparte para cada caso un respectivo electrón del oxígeno, aportando así también a la estabilidad de la combinación.  ¡Esa es el agua!

El afán del día no entra en conflicto con dedicar algunos minutos para mejor comprender dónde estamos y qué somos

Sucede que el cloro tiene siete electrones en su última capa y el sodio uno (1). En este caso el sodio cede el electrón de su última capa al cloro, completando así ocho electrones; mientras que el sodio se queda con la capa anterior como su última capa, segunda de sus tres capas originales y la cual tiene entonces 8 electrones. ¡Esa es la sal!

A la forma en que se combinan el oxígeno y el hidrógeno para formar el agua se le llama enlace covalente, mientras que en la sal se le llama enlace iónico.

Desde el mundo subatómico y con agua y sal, se comienza a entender el macro mundo ya a la vista.

Ramón Morrison

Consultor en Desarrollo Organizacional

Profesor de ciencias de primaria, secundaria y universitario ya jubilado, con la misma pasión de entonces.

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