Al inicio de la pandemia, antes del gran confinamiento, escribí una pieza donde trazaba paralelos entre la administración del riesgo bancario y la tarea que teníamos todos de prevenir desgracias al enfrentarnos al enemigo invisible: un virus que no sabíamos cómo se transmitía, cuántas horas se mantenía vivo en el aire y, sobre todo, cómo podíamos responder a sus efectos. En resumen, que lo mejor era prevenirlo en vez de lamentarlo. En esas semanas iniciales los gestos de protección no habían adquirido aún la politización que llegaron a tener en los Estados Unidos y mis observaciones no tenían que ver con apoyo a representantes de uno u otro partido político, simplemente eran reflexiones sobre cómo aprovechar los conocimientos en un área para el beneficio de otra.
Lamentablemente, lo mismo puede volver a decirse con relación a otras tragedias compartidas, ahora de manera reactiva. Es innegable que estamos presenciando catástrofes que exhibieron indicadores de riesgo preocupantes. En estos días, al igual que con la tragedia del Jet Set hace tres meses, los números de las víctimas de la inundación en el estado de Tejas no hacen más que crecer en cada boletín. Y, al igual que en el caso dominicano, uno sospecha que se podían haber tomado medidas para evitar este terrible acontecimiento.
En paralelo con las goteras del techo de la discoteca, en el caso de Tejas se escucharon voces que anunciaron la tragedia. Uno de ellos fue un meteorólogo que los dominicanos conocemos bien porque ha visitado el país ofreciendo conferencias. Se trata del norteamericano John Morales, nacido en Nueva York y criado en Puerto Rico, y que tiene más de cuarenta años analizando el clima. Además de saber leer las señales, él tiene el don de poder explicar sus implicaciones con una claridad meridiana. En octubre del año pasado estaba comentando en vivo las informaciones que iba recibiendo sobre la progresión del huracán Milton. Aunque los televidentes no supieran lo que implicaba “un descenso de cincuenta milibares en diez horas”, verlo leer esas cifras con los ojos aguados y tragando en seco no dejaba ninguna duda sobre el tipo de acciones que había que tomar de inmediato. Parece que no todo el mundo vio televisión ese día y ese huracán terminó cobrado 42 muertos en el estado de la Florida.
En mayo de este año, Morales volvió a combinar precisión y emoción para decir que los recortes gubernamentales los iban a dejar a él y a todos los demás meteorólogos con pocas herramientas para predecir los comportamientos climáticos. Así fue. Justo un mes después de esas declaraciones llegó una inundación de magnitud imprevista y esta terminó afectando letalmente el centro de Texas. Al cierre de esta semana se reportan más de ciento veinte muertos y casi doscientos desaparecidos. Algunos padres enviaron sus hijos a campamentos de verano para tener que ir a recogerlos a la morgue varios días después. Como mínimo, muchos de esos niños hubieran podido quedarse en sus casas. Cuestión de prevenir. En cualquier ámbito de la experiencia humana rechazar ver los indicadores de riesgo y sus implicaciones termina siendo desastroso.
Los enlaces:
Número de muertos: https://www.bbc.com/news/articles/cddzrj323zzo
John Morales llorando cuando se daba cuenta de que Milton venía: https://www.msn.com/en-us/news/us/this-weatherman-cried-on-air-talking-about-hurricane-milton-why-it-matters/ar-AA1rTDJs
John Morales en enero de 2024 en RD: https://www.diariolibre.com/planeta/cambio-climatico/2024/06/14/temporada-ciclonica-hay-mucha-probabilidad-de-un-ciclon-categoria-54/2753912
John Morales explicando lo que quieren decir los recortes para la meteorología: https://www.youtube.com/watch?v=pIJTJNR0478
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