Los datos más contundentes que arrojan los resultados de las recientes elecciones municipales incluyen la confirmación del proceso de caída libre hacia el despeñadero que actualmente vive el PLD, arrastrando consigo hacia el fondo a FP, como hace el que se está ahogando. La debacle electoral de ambos partidos es un indicador de que nada tienen que buscar en el torneo electoral de mayo próximo.

Otro dato es el sostenido posicionamiento del PRM como principal partido, que sigue multiplicando su cantidad de alcaldes y directores de distritos municipales al alcanzar en estas elecciones un promedio como nunca lo había hecho partido alguno. Pero, en el análisis de esta coyuntura de los datos cuantitativos hay que agregar otros de carácter cualitativo.

Estas elecciones fueron importantes para el país por varias razones; entre otras, sus resultados confirman la tendencia hacia la reducción de las fuerzas dentro del PLD y FP, que buscan recuperar la fortaleza que una vez tuvieron y que les permitió gobernar el país durante 20 años, con nefastos resultados para su institucionalidad. A nivel nacional, el promedio de votos del primero ha sido de un 16% y del segundo un pobre 4%, frente a más del 70% del PRM. Eso significa una veintena de municipios entre los dos, frente a 126 del PRM, más 14 de sus aliados, válidos para un 88.6% de las alcaldías (138 de 158), lo cual indica que el comportamiento electoral PLD/FP en este torneo los sitúa, coyunturalmente, al borde de una relativa insignificancia política.

Los comicios fueron importantes para el PRM porque lo consolida y, aunque acusa una significativa dificultad organizativa y hasta de identidad ideológica, le dan un respiro y una oportunidad para tratar de encabezar el impulso de determinadas reformas políticas que requiere el país para enfrentar las serias amenazas que en este mundo convulso podrían afectar su estabilidad social, económica y política. Las guerras que sostenidamente desestabilizan e incrementan los precios de productos y materias primas, junto a la peligrosa deriva ultraconservadora que azota el mundo, son amenazas solo superables con fuerzas políticas y sociales con sólidas identidades ideológicas y con claridad sobre la sociedad que se quiere.

Es significativo que dos colectividades como FP y el PLD hayan sido mantenidas en posiciones de debilidad para evitar que pueda volver el pasado de las numerosas estructuras mafiosas que se organizaron en los gobiernos peledeístas, pero una aguda debilidad de las fuerzas de oposición, y el predominio cuasi absoluto de una fuerza política en un determinado sistema, dificulta la concreción y sostenibilidad de consensos políticos y de proyectos de reformas política/institucional y, además, podría estimular las tendencias hacia el avasallamiento y la intolerancia que, de lo político, puede pasar sutil y hasta abiertamente a lo social. Algo identificable en el PRM.

El resonante triunfo que el PRM ha obtenido, en gran medida se debe a la alta valoración que tiene el actual gobierno y su presidente. También, al desempeño de algunos dirigentes que coordinan las instancias que agrupan los gobiernos locales. Pero en última instancia, lo determinante de ese triunfo fue ese sentimiento de indignación y condena a las estructuras de corrupción e impunidad que, como sedimento, aún se mantiene en este pueblo. Ese factor fue decisivo para el triunfo del PRM en las elecciones municipales, congresuales y presidenciales del 20, algo que algunos, con cortedad de miras, tienen a regatearlo. Todo triunfo electoral es multifactorial, pero hay un factor que en definitiva resulta ser el más importante. En este caso, no puede desligarse este avasallador triunfo del PRM de la existencia de un poderoso rechazo al PLD en cualquiera de sus expresiones.

Por otro lado, más que los números que arrojan los procesos electorales son los mapas donde mejor se visualiza la magnitud de lo ganado o perdido por uno o varios partidos que participan en un torneo, máxime cuanto estas son de carácter local, como la referida. Pero ambos, números y mapas, deben ser debidamente leídos para calibrar más objetivamente la comprensión de unas elecciones. En este caso, el mapa de los resultados de estas elecciones es prácticamente monocolor, o sea, dice que la cantidad de municipios obtenidos por el PRM es casi total. Pero, en varios de los lugares señalados hay alcaldes que antes de la campaña electoral lo eran de otro partido, sobre todo del PLD y que pasaron al PRM.

En muchos casos no hubo cambio, sino, algunas veces, la continuidad de lo peor, sin que falten casos en que el vencedor es peor que el vencido. Son cuestiones para tomar en cuenta, como también el tema de abstención que, según la JCE ha sido de 53.4%. Muy baja. Esta circunstancia no puede desligarse del limitado nivel de satisfacción ciudadana sobre la oferta y gestión de los servicios municipales. La cual ha sido medida en diversas encuestas, como tampoco de los bajos niveles formativos de muchos elegidos municipales. Finalmente, llama la atención la alta abstención en los mayores centros urbanos, donde mayor es la demanda de servicios, mayor inseguridad y concentración de pobres en término absoluto y mayores las desigualdades sociales.

El entusiasmo de algunos por estos resultados es compresible, pero deben calibrarse en su justa dimensión.