La historiografía tradicional concibe la historia como un reflejo objetivo del pasado, entendido como un registro de hechos verificables que conforman la memoria colectiva de una sociedad. No obstante, en La verdad legítima del pasado se propone una perspectiva crítica sobre la naturaleza de la verdad histórica, sosteniendo que esta no constituye una representación inmutable de los acontecimientos, sino más bien una construcción narrativa influenciada por factores ideológicos, políticos y sociales. El ensayo en cuestión explora la premisa central de la obra, analizando cómo la historia es moldeada por la repetición de ciertos relatos, la selección de hechos y la imposición de discursos dominantes que perpetúan estructuras de poder.

La Verdad como Construcción Histórica y Cognitiva.

Uno de los aspectos fundamentales de la obra es la idea de que la verdad histórica es una construcción dinámica que se ajusta a las necesidades de cada época. Se subraya que los relatos del pasado no solo transmiten información sobre lo que aconteció, sino que también desempeñan un papel crucial en la legitimación de regímenes políticos, la consolidación de identidades colectivas y el refuerzo de valores dominantes. En este sentido, la historia no es un mero registro de hechos, sino una estructura narrativa que, mediante la selección y omisión de eventos, construye una percepción particular de la realidad.

Se destaca que la repetición de ciertos relatos históricos consolida su percepción como verdades incuestionables en la memoria colectiva. Este fenómeno resulta problemático, ya que inhibe el pensamiento crítico y refuerza estructuras de interpretación rígidas que impiden la revisión de la historia desde nuevas perspectivas. En consecuencia, lo que se recuerda y se acepta como «verdadero» suele estar condicionado por intereses específicos que determinan qué eventos son dignos de ser preservados y cuáles deben ser olvidados.

La Manipulación de la Historia y el Poder.

Uno de los aportes más relevantes de la obra es el análisis sobre el rol del poder en la construcción de la verdad histórica. La historia ha sido empleada de manera recurrente como un instrumento para legitimar el statu quo, moldeando la percepción del pasado de tal manera que beneficie a ciertos grupos y margine a otros. Se argumenta que las narrativas oficiales suelen ser impuestas por los actores dominantes, generando una historia sesgada en la que se privilegian ciertos relatos sobre otros.

En este sentido, se plantea la necesidad de una «descolonización del pensamiento histórico», que permita desmontar las narrativas hegemónicas y dar visibilidad a relatos alternativos que han sido tradicionalmente marginados. Este proceso no supone una negación del pasado, sino su sometimiento a un examen crítico que permita una comprensión más inclusiva y representativa de la diversidad de experiencias humanas. Este enfoque metodológico, orientado a la construcción de una narrativa histórica más justa e inclusiva, se erige como un pilar fundamental para la generación de conocimiento histórico.

El Revisionismo Histórico: Entre la Reconstrucción y la Distorsión.

Otro aspecto relevante en La verdad legítima del pasado es la problemática del revisionismo histórico. Se sostiene que el estudio de la historia debe estar sujeto a una revisión y reinterpretación constantes, fundamentadas en nuevas evidencias y perspectivas críticas. No obstante, se advierte sobre el peligro de que este proceso se convierta en una herramienta para la distorsión del pasado con fines políticos o ideológicos.

Se subraya que la memoria colectiva no constituye un repositorio neutral de hechos, sino más bien un campo de disputa en el que diversos actores buscan imponer su propia versión de la historia. Esta tensión entre reconstrucción y manipulación subraya la necesidad de que el ejercicio historiográfico sea rigurosamente crítico, evitando caer en simplificaciones que distorsionen la complejidad del pasado.

Conclusión.

El análisis desarrollado en La verdad legítima del pasado ofrece una reflexión fundamental sobre la naturaleza de la verdad histórica y su papel en la construcción de la memoria colectiva. La argumentación expuesta en el estudio deja en evidencia que la historia no es un relato neutral ni objetivo, sino más bien un espacio de negociación en el que convergen diversas interpretaciones, intereses y estructuras de poder.

El reconocimiento de la historia como una construcción social no conlleva una relativización de la verdad, sino una comprensión del pasado como un campo de disputa en el que deben tenerse en cuenta múltiples perspectivas. Es por ello que, para avanzar hacia una verdad histórica más justa e inclusiva, se hace indispensable un ejercicio crítico y consciente, que no solo reconozca los hechos, sino también las estructuras de poder que han condicionado su interpretación a lo largo del tiempo.  Para aquellos interesados en explorar esta perspectiva, se encuentra disponible el texto La verdad legítima del pasado, accesible a través de la plataforma de venta de libros electrónicos Amazon, facilitando así el acceso a una audiencia más amplia y promoviendo la continuidad de la reflexión sobre los procesos de construcción y legitimación de la historia en el contexto de nuestra sociedad.

Pedro Cruz

Pedro Alexander Cruz, nacido en 1987 en Santiago de los Caballeros. Es un destacado filósofo y escritor. Su trayectoria literaria incluye títulos como La utopía filosófica como faro de la justicia, El hombre y su profunda agonía por el saber y La maravillosa significancia inicial del libro de Lucas. Manual práctico de introducción a la lógica formal. (Epítome): Manual. La filosofía y la construcción del ser: Manuela de filosofía para niños. Política y Ciudadanía. : Intención de transformación. Estas obras reflejan su interés por temas filosóficos, teológicos y sociales, destacándose por su profundidad analítica. Además de su faceta como autor, Cruz es un apasionado de la enseñanza. Actualmente imparte las asignaturas de Filosofía y Pensamiento Social, así como Ciudadanía y Democracia Participativa, en el Colegio La Salle de Santiago. Su enfoque pedagógico busca formar ciudadanos críticos y conscientes de su rol en la sociedad. Su formación académica incluye estudios en Teología en el Seminario Bíblico de la Gracia y actualmente estudia Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con cursos realizados en la misma Universidad como: Proética. Tutor Virtual. Taller de verano de Filosofía. Neuroética entre otros. Esta sólida base académica le ha permitido combinar su interés por la filosofía con una comprensión profunda de la espiritualidad y la cultura. Actualmente, Cruz sigue residiendo en Santiago de los Caballeros, donde continúa su labor como docente y escritor, contribuyendo al desarrollo del pensamiento crítico en su comunidad.

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