Conmemoramos el Día Mundial de la Población, una oportunidad para reflexionar sobre el momento demográfico que vive la República Dominicana.

Nuestro país se encuentra en un punto crítico de transición demográfica. Según el último censo, la población en edad productiva compone un 65.8% del total de habitantes en la República Dominicana. Significa que somos una población predominantemente joven que se encuentra en plena etapa del bono demográfico. El bono demográfico es una ventana de tiempo limitado donde las personas en edad de trabajar superan proporcionalmente a las personas que son dependientes. Sin embargo, esta etapa es la antesala de un período en el que la población estará cada vez más envejecida.

Las poblaciones experimentan flujos constantes. La composición y estructura de las poblaciones cambian según las personas tengan más o menos hijos, envejezcan y ocurran movimientos significativos dentro y entre países. De manera general en Latinoamérica y el Caribe, la ventana de oportunidad del bono está desapareciendo. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estima el fin de este bono demográfico para el país entre 2045 y 2050. El tiempo para aprovechar esta ventana de oportunidad se está agotando, y lo que hagamos hoy será determinante. Pero este aprovechamiento no ocurre de forma espontánea. Requiere decisiones claras y sostenidas. La transición demográfica que vivimos representa tanto una urgencia como una oportunidad única para orientar inversiones que realmente respondan a las necesidades de la juventud.

En República Dominicana, las personas de 15 a 34 años de edad componen casi un tercio del total de toda la población. Según datos de la Encuesta Nacional Contínua de Fuerza de Trabajo (ENCFT) en el tercer trimestre del 2024, los y las jóvenes de 15 a 24 años enfrentaron una tasa de desocupación abierta del 13.5%, significativamente mayor que otros grupos de edad. El Ministerio de Educación reporta que 25 de cada 100 adolescentes de 15-17 años no asiste a la escuela. Además, el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva sigue siendo limitado para muchos y muchas jóvenes, en particular las adolescentes y jóvenes de zonas rurales, quienes a menudo se enfrentan al estigma, la insuficiencia de servicios y la falta de enfoques adaptados a sus necesidades. Todas estas son condiciones actuales que limitan el aporte de los y las jóvenes hacia el desarrollo, truncando su potencial y consolidando sistemas sociales insuficientes para responder a sus necesidades reales.

El Informe sobre el Estado de la Población Mundial 2025 del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) recalca un mensaje clave para países en medio de transiciones demográficas como la República Dominicana, el progreso social y económico sólo será posible si garantizamos que quienes están en edad de estudiar, trabajar y aportar tengan acceso real a educación, empleo digno y servicios básicos. Más que hablar de estadísticas, el informe insiste en lo obvio pero urgente: hay que eliminar las barreras que hoy frenan el avance de millones de jóvenes.

Pero no debemos ver el cierre de esta ventana como una señal de alarma demográfica, sino como el reflejo de avances importantes entre ellos la expansión de los derechos de las mujeres y el aumento de la esperanza de vida. Este cambio transitorio nos obliga a orientar las políticas públicas hacia resultados a corto plazo que fortalezcan tanto la economía como el tejido social, al mismo tiempo que debemos prepararnos para un futuro donde nuestra población envejezca. Esa transición ya está en marcha. Según proyecciones de Naciones Unidas, para 2050 cerca del 18.9% de la población de la región tendrá 65 años o más, casi el doble del 9.9% registrado en 2024.

Es por esto que cada país debe prever y comprender el modo en que cambia su población para potenciar respuestas basadas en evidencia, que apoyen a mitigar los posibles efectos negativos y que aseguren un envejecimiento digno para todas las personas, y así aprovechar plenamente las oportunidades que se presentan con el cambio demográfico.

Laura Suazo

Laura Suazo Bonnelly es especialista en investigación social y gestión de programas de impacto vinculados al desarrollo humano, la equidad de género y la participación comunitaria. Ha coordinado proyectos y liderado equipos en organismos internacionales y multilaterales, desempeñándose como gestora y asesora. Es psicóloga egresada de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) y especialista en metodología de la investigación por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente se desempeña como Oficial Nacional del Programa de Población y Desarrollo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en República Dominicana.

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