El pasado 6 de marzo, la UASD dio inicio a la “remodelación integral de los baños exteriores de la sede central”. El costo anunciado del proyecto monta a 25 millones de pesos, con un avance inicial a la empresa contratada de 6 millones 250 mil pesos. Los trabajos, se dijo, deben concluir a más tardar en 4 meses, en razón de que urge “dignificar estos espacios de uso común”.

El maestro Editrudis Beltrán Crisóstomo, rector magnífico de la alta casa de estudios, acompañado de altos funcionarios, dio el picazo inaugural y, rebosante en satisfacción por la inminente dignificación de los baños, expresó: ”en esta gestión (la suya), lo que decimos con palabras lo materializamos con hechos”.

Este es el rector Editrudis, el mismo que se ha negado a entregar dignidad salarial a un puñado de ex autoridades uasdianas, al no ejecutar las resoluciones del Consejo Universitario No.2001-194, d/f 28-11-2001, y 2006-166, f/f 30-9-2006, que acuerdan pensiones a las pasadas autoridades “equivalentes al salario del incumbente correspondiente”.

Este es el magnífico que, como ningún otro, ha tenido y tiene la posibilidad de resolver esta añosa iniquidad, y no lo hace.

Hace unos años, ya cansados de reclamar, unos cuantos jubilados optaron por acudir a los tribunales, donde obtuvieron sentencias favorables. En fecha 23-5-14, nada menos que el Tribunal Superior Administrativo les dio ganancia de causa mediante sentencia No.158-13, misma que fue ratificada por el Tribunal Constitucional, con el fallo No. TC 0409-15, d/f 22-10-15.

Obligada de este modo, la UASD de Editrudis disfrutó el morbo de esperar hasta la muerte de varios de ellos para entregar a regañadientes a los sobrevivientes la pequeña suma. Para los demás jubilados, tácitamente incluidos en las sentencias…, nada de nada.

Y es que, al parecer, la magnificencia sitúa al privilegiado por encima de las obligaciones institucionales.

En atención al comportamiento displicente de ciertos funcionarios públicos -como el magnífico de la UASD-, agrada saber que el senador Omar Fernández acaba de presentar un proyecto de ley que propone “medidas y sanciones contra las instituciones, ciudadanos y funcionarios que no cumplan o desacaten las sentencias del Tribunal Constitucional”.

Quizás así, halado con narigón, antes de que concluya su reinado en 2026, el incumbente de la rectoría/UASD alcanza a ver “dignidad” en el acatamiento de las resoluciones y sentencias que favorecen a profesores meritorios de la universidad que encabeza.

Quizás así el magnífico de la UASD supera la procrastinación y, sin renunciar a la necesaria “dignidad” de los baños exteriores, alcanza a entender que “lo primero es lo primero”, y opta por honrar el compromiso pendiente.

Increíble que para el magnífico actual, “dignificar” los baños exteriores de la sede central de la UASD sea motivo de satisfacción, no así dignificar la vida de académicos que entregaron sus mejores años a la institución.

Tal el caso del Ing. Cayetano Rodríguez del Prado, ex decano y vicerrector administrativo; de la Ing. Agr. Ana Silvia Reinoso, dos veces decana de la Facultad de Ciencias Agronómicas y Veterinarias; de César Mella Mejías, dos veces decano de la Facultad de Ciencias de la Salud; de Luciano Castillo Domínguez, ex decano de la Facultad de Humanidades; de Franklin Rosa, ex vicedecano y decano de la Facultad de Ciencias Agronómicas y Veterinarias, y unos pocos más.

En total, el desembolso que para los demandantes debe hacer la UASD monta acaso a más de un millón de pesos al mes; una minucia, para una universidad que ejecuta un presupuesto de 10 mil millones de pesos, más los millones adicionales por concepto de asignaciones extraordinarias que le proporciona el gobierno central.

Entre las ex autoridades jubiladas, vilipendiados y burlados, hay consenso en el sentido de que, si el magnífico de la UASD fuese un funcionario con criterio de respeto a la dignidad profesoral, hace rato que hubiese gestionado el cumplimiento de la justa demanda, aún fuese de manera gradual.