A propósito de un día como hoy, 26 de julio, cuando en el año 1899 cayó asesinado en la ciudad de Moca el presidente Ulises Heureaux (Lilís), compartimos estos apuntes que forman parte del estudio titulado "General Perico Pepín: Un hombre colgado en el corazón de Lilís".[1]

Nuestro objetivo es desarrollar un bosquejo de la vida del general Pedro "Perico" Pepín, y esta sección está dedicada a la muerte del presidente Ulises Heureaux, figura a quien el general Pepín debía respeto y lealtad. Tal como le fue leal en vida, lo demostró al enterarse de la muerte de su amado superior, jefe, amo y señor.

Esto lo afirmo porque, aunque mucho se ha dicho sobre la muerte de Lilís, siempre he creído —y aquí lo expreso— que al presidente Heureaux no lo mataron de forma convencional. O bien se suicidó, o bien se entregó voluntariamente a la muerte en Moca, el 26 de julio de 1899.

Esta conclusión la encuentro apoyada en la novela Los Carpinteros, escrita por Joaquín Balaguer, pariente del dictador dominicano. En el capítulo titulado Heureaux en Capua, 1897, Balaguer describe detalles íntimos de un hombre que ya no se sentía el coloso de antes:

“Desde ahí hasta 1898 vuelve a reinar en el país la paz de cementerio que los áulicos del dictador tildaban, desde las columnas de El Orden, de ‘paz octaviana’. Pero la tiranía había empezado a morir poco a poco. Lilís continuaba siendo el mismo hombre de armas que se inició al lado de Luperón […] Su naturaleza física, en cambio, se hallaba ya minada por una actividad excesiva y por el abuso de sus poderes sexuales […] Esa ruina física se convirtió para él en una de sus principales preocupaciones […] Le horrorizaba la idea de que esa merma de su vigor sexual se difundiera y se convirtiera en un motivo de sorna amarga en labios de sus enemigos.”[2]

Los médicos personales del presidente, los doctores Felipe Urraca y Heriberto de Castro, con frecuencia le administraban la inyección de Brown-Séquard y el elixir de Godineau.[3]

Este deterioro físico seguramente afectó también su estado mental. Vigil Díaz parece compartir esta visión, y ya somos tres. En su relato titulado ¿Expedición punitiva…?, Alejandro Woss y Gil le comenta a Vigil que, debido a los problemas económicos, Lilís contemplaba invadir Haití para adueñarse de la aduana del Cabo Haitiano, idea de la cual fue disuadido. Luego añade:

“…casi loco, al extremo de que poco tiempo después lo llevó al suicidio, pues no otra cosa fue la tragedia del 26 de julio del año 1899, en la heroica ciudad de Moca.”[4]

El día de la tragedia

El presidente llegó a Samaná a bordo del crucero Restauración. Antes de desembarcar, dio la orden al general Jansen de continuar hacia Puerto Plata con el Estado Mayor, donde luego se reunirían. Él se disponía a viajar en tren hacia La Vega. Sin embargo, antes de partir, divisaron un bote que se acercaba con rapidez al crucero. El general ordenó esperar para conocer su contenido.

El bote traía al comandante del puerto, Sánchez, quien entregó al presidente un telegrama urgente de su compadre, el general Zoilo García, gobernador de La Vega. El mensaje decía:

“General Heureaux, Sánchez: procure entrar al Cibao bien resguardado, porque en Moca no están las cosas muy favorables para Ud. Le abraza su compadre, Zoilo García.”[5]

El telegrama fue leído por su secretario Guarín González y por su edecán Demetrio Rodríguez. Su secretario le sugirió no separarse de su Estado Mayor, pero la orden de continuar a Puerto Plata ya había sido dada. En ese momento, el presidente selló su destino con una frase que ha quedado para la historia:

“Ahora, el que tenga miedo que compre un perro.” [6]

Según Balaguer, Lilís no tomó el tren, sino que decidió continuar a caballo hacia La Vega, sin escolta. Incluso rechazó el pelotón de veinte hombres que Zoilo García le envió para su protección.[7]

Los conjurados y el magnicidio

Pedro Troncoso Sánchez, en su biografía de Ramón Cáceres, identifica a los conjurados que participaron en el atentado:

“Mientras Mon, Horacio y Manuel dialogan, se les han sumado José Ramón y Jacobito de Lara, Pablo Arnaud hijo, José Baldomero Almarante, Blas de la Maza, Vicente de la Maza, Eduardo Contín, Juan Ma. Contín, Dioclesiano y Dámaso Cabrera, Domingo Pichardo, José Brache, Luis Ma. Cabrera, Jesús Martínez y Andrés Gómez. Cada uno queda encargado de cubrir su posición, sea una esquina u otro lugar y se separan.”[8]

La historia del magnicidio es bien conocida: el “gigante negro” no murió en su cama, sino en una calle de Moca, a las tres de la tarde del 26 de julio de 1899.

Lo que sigue es particularmente significativo. Ubaldo Gómez señala:

“A la caída de este gigante, a todos sus hombres en el Cibao se les cayeron los pantalones, exceptuando a Miguel A. Pichardo y a Pedro Pepín.”[9]

Sumner Welles añade que el cuerpo inerte del presidente Heureaux permaneció varias horas sin ser recogido. Finalmente, uno de sus más leales amigos, el general Pedro Pepín, gobernador de Santiago, acompañado de un grupo de allegados, trasladó el cadáver a Santiago.[10]

En un artículo publicado en La Información de Santiago el 26 de julio de 1926, titulado Cómo mueren los tiranos y desaparecen las dictaduras, José Brache —uno de los conjurados— relata:

“El presidente estaba muerto y se había improvisado una capilla ardiente en el salón de la Gobernación.”[11]

La muerte del presidente Ulises Heureaux, acaecida el 26 de julio de 1899 en la ciudad de Moca, sigue generando interpretaciones que van más allá de la versión oficial del magnicidio. El presente estudio, enmarcado en el contexto biográfico del general Pedro "Perico" Pepín, examina la posibilidad de que Lilís no fuera simplemente asesinado, sino que, en medio de un progresivo deterioro físico y mental, haya optado por no evitar su propia muerte. Diversos testimonios, como los de Joaquín Balaguer, Vigil Díaz y Pedro Troncoso Sánchez, aportan elementos que permiten considerar dicha hipótesis. A pesar del despliegue de conspiradores, lo cierto es que Heureaux desoyó advertencias y rechazó escoltas, lo cual refuerza la sospecha de una entrega deliberada al destino.

Bibliografía

Balaguer, J. (1985). Los carpinteros. Santo Domingo: Editora Corripio.

Blanco Fombona, R. (s. f.). Lilís: El tirano Ulises Heureaux, o, veinte años de historia tenebrosa de América.

Brache, J. (1926, 26 de julio). Cómo mueren los tiranos y desaparecen las dictaduras. La Información (Santiago).

Demorizi, E. R. (1983). La muerte de Lilís. Santo Domingo: Editora Taller.

Gómez, M. U. (1983). Resumen de la historia de Santo Domingo. Santo Domingo: Editora de Santo Domingo, Publicaciones de la Sociedad Dominicana de Bibliófilos.

Méndez, H., & Almonte, A. (2025). General Perico Pepín: Un hombre colgado en el corazón de Lilís (1.ª ed.). Amazon.com, Inc.

Welles, S. (1975). La viña de Naboth (Tomo I). Santo Domingo: Ediciones de Taller.

[1] Humberto Méndez y Anthony Almonte, General Perico Pepín: Un hombre colgado en el corazón de Lilís (Amazon.com, Inc., 2025)

[2] Joaquín Balaguer. Los Carpinteros, Santo Domingo, Editora Corripio, C por A, 1985, pág. 232 al 234. Todas las negritas son mías H.M.

[3] Horacio Blanco Fombona, pág. 92

[4] Lilís, pág. 86.

[5]Lilís, pág. 88.

[6] Lilís, pág. 87.

[7] Pág. 242.

[8] Pedro Troncoso Sánchez. Ramón Cáceres, Santo Domingo, Fundación Santo Espaillat, tercera edición, pág. 102, 1992.

[9] Gómez, pág. 372.

[10] Sumner Welles, La Viña de Naboth, Santo Domingo, Ediciones de Taller, 1975, tomo primero, pág. 599

[11] Demorizis, La Muerte de Lilís, pág. 136.

EN ESTA NOTA

Anthony Almonte Minaya

Historiador, Educador, Politólogo

Anthony Almonte Minaya, de nacionalidad dominicana, es un destacado profesional con una sólida formación académica y una amplia trayectoria en diversas áreas. Sus credenciales incluyen: Maestría en Historia Dominicana de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Licenciatura en Educación con mención en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Licenciatura en Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Fue encargado del Departamento de Ciencias Sociales y profesor en el Colegio de La Salle en Santiago. Miembro de Ateneo Amantes De La Luz Miembro de la comisión de Efemérides Patria de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Recinto Santiago.

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