Luego de varias semanas de trabajo junto a las distintas delegaciones integradas por representantes del presidente de la República, los expresidentes y los sectores que conforman el Consejo Económico y Social (CES), hemos arribado con éxito al final del diálogo sobre la crisis haitiana y sus implicaciones para la República Dominicana.

Un espacio matizado por la concertación de ideas expuestas por las distintas delegaciones lo cual permitió contrastar puntos de vistas divergentes, unificar ideas y reunir una representación de la ciudadanía para pensar, analizar, reflexionar y proponer acciones que contribuyan en superar las repercusiones que tiene la crisis haitiana tanto en la zona fronteriza como en el resto del país.

Si hacemos un recuento histórico de lo que ha sido la zona fronteriza podemos observar la existencia de un territorio olvidado y alejado. Por un lado, olvidado del centro de las políticas públicas estatales dejando a los residentes de este territorio como sujetos marginados del desarrollo, y por otro lado mucho más alejada que la distancia física que separa la frontera de la capital dominicana, situando este espacio como el patio trasero donde termina la República Dominicana.

Sin embargo, uno de los resultados más importantes de este diálogo ha sido focalizar la mirada de todo el país en la zona fronteriza, una mirada que nos ha permitido analizar su superficie destacando fortalezas y debilidades, conocer el potencial de su gente y destacar las oportunidades que acompañan cada rincón de su territorio. Un espacio donde se definieron propuestas en conjunto para impulsar el desarrollo de esta zona constitucionalmente estratégica y así convertirse en un escudo para reducir en nuestro país los efectos negativos de la crisis en Haití.

El cierre de esta primera fase orientada a propiciar consensos en seis temas: i) migración, ii) comercio bilateral, iii) desarrollo de comunidades fronterizas, iv) seguridad nacional, v) relaciones internacionales y vi) asuntos laborales; refuerza la necesidad de robustecer la atención focalizada que se le presta a la zona fronteriza de la República Dominicana, para que la misma deje de ser el lugar donde termina el país y se convierta en la zona donde comienza la Patria.

La atención focalizada garantiza la mirada permanente en este territorio, para lo cual se requiere la presencia continua del gobierno a través de un nuevo esquema institucional con la capacidad de focalizar una inversión pública que responda las necesidades priorizadas de la población y fomente la participación del sector empresarial. Inversiones que deben responder al proceso de diversificación de los sectores productivos, pasando de una economía centrada en la agricultura y el comercio, para consolidar otros sectores como el turismo, la agroindustria, la gestión portuaria, el desarrollo industrial y el logístico.

Sin lugar a duda, la mirada puesta en la zona fronteriza es la respuesta estructural a la construcción de una nueva era para este territorio para elevar la calidad de vida de sus residentes y enfrentar los dardos de una crisis en el pueblo haitiano que por el momento no tiene fecha de conclusión.

Erick Dorrejo

Arquitecto

Estudió en la República Dominicana. Candidato a Doctor en Periferias, Vitalidad y Sostenibilidad Urbana por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), España.

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