El desarrollo de la formación del pueblo dominicano ha sido la continuidad dialéctica de embarazos y alumbramientos, de entregas y de generosidades, generaciones que han ofrendado su vida por la Patria.  Epopeyas de heroicidad, cuya vigencia y pedagogía dependen de la lucha contra el olvido para redefinir utopías, recuperar sueños y enaltecer ideales que generen orgullo de identidad y que trasciendan a las tergiversaciones de una historia oficial al revés, del triunfador, neocolonizada, falsificada, maquillada en función de los intereses de elites raptadoras del bienestar colectivo.

Ejercito libertador dominicano

Este proceso de trasformación ha sido protagonizado por los sectores populares y minorías identificadas con el destino del pueblo.  La irracionalidad, el abuso, la arbitrariedad y la represión del Poder siempre ha sido la llama para la definición de protagonismos contestatarios de las grandes epopeyas. Las arbitrariedades de la ocupación haitiana durante 22 años fueron aupando la indignación y la rebeldía de la población gestando la propuesta de la separación y la luchar por la Independencia Nacional en 1844.

La Independencia Dominicana no concluyó con el trabucazo de Mella ni el abandono de las tropas haitianas, sino que la terquedad y la nostalgia de la isla de “una e indivisible” de quienes se sentían propietarios para garantizar su libertad, llevó a los haitianos a un permanente intento de recuperación con invasiones que fueron superadas por gloriosas batallas en un proceso de heroicidad por la entrega y la ofrenda de la vida de miles de dominicanas y de dominicanos.  ¡Está fue la primera gran odisea como país!

La gesta restauradora

La nefasta decisión de la anexión de la nación a la antigua y mal recordada metrópolis de España por iniciativa y responsabilidad de Pedro Santana, sacrificando nuestra Independencia, fue una maldición que desde su inicio produjo un malestar significativo en la población dominicana que fue creciendo cada día por las represiones por parte de los españoles.

Disponer abusadoramente de los animales propiedad de la gente del pueblo, subir arbitrariamente los impuestos con toda clase de atropellos y abusos rebasó la copa y produjo un malestar tan grande que las protestas y rebeliones brotaban espontáneamente en el territorio nacional en contra de todo lo que representaba a esa metrópolis.  La simbolización del asalto al cuartel en Moca del valiente José Contreras y compañeros, la ocupación transitoria a Neiba por parte de las fuerzas nacionalistas, indicaban el anuncio de una tormenta tropical,

El 13 de agosto de 1863, en el cerro de Capotillo, Loma de Cabrera, Dajabón, el grito de libertad dado por Gaspar Polanco, Santiago Rodríguez Timoteo Ogando, Santiago B. Canela, José María Cabral y once compañeros más, retumbó desafiante como un clarín militar llamando a la guerra revolucionaria contra uno de los ejércitos más poderosos del mundo en lo que parecía un enfrentamiento desigual, pero la decisión de vencer o morir, la vehemencia del coraje y la pasión  por la patria fue la diferencia en una lucha de guerrilla, realizada por campesinos, gente del pueblo, que aseguró la victoria restauradora, obligando a que las tropas derrotadas, llenas de vergüenza salieran del país, demostrándole a los puertorriqueños y a los cubanos, entonces ocupados,  que era posible derrotar al monstruo imperialista de España, que al final no era más “que un tiguere de papel”.

Lo mismo le pasó a Estado Unidos en su proclamada doctrina de Monroe de “América para los norteamericanos”, cuando al intervenir y mancillar la soberanía nacional en el 1916. Las protestas y las luchas los obligaron a abandonar el país, aunque dejaron articulada la sangrienta dictadura trujillista, que al final, el pueblo la hizo pedazos en un nuevo alumbramiento.

Lechones del carnaval de Santiago

Y, por último, siendo ejemplo de no sumisión y de luchas revolucionarias contra imperios con economías y ejércitos militares superiores en hombres entrenados para la guerra con modernos armamentos, nuestro pueblo no se doblegó, siendo ejemplo de valor, resistencia y dignidad.

Por eso, con escasez de memoria y con la arrogancia de los opresores, en abril del 1965 los Estados Unidos volvió a intervenir a nuestro país para defender lo peor, pero le salió un pueblo rebelde, invencible, donde el orgullo de identidad fue más mortífero que las balas y los armamentos, teniendo que salir avergonzados otra vez, ante un pueblo victorioso.

Después de recobrar la libertad y seguir sus propios caminos, para  celebrar estas epopeyas a nivel cultural, desde entonces,  se ha realizado con carnaval, tanto con la Independencia como con la Restauración.  El primero llegó a identificarse como “el carnaval de la Independencia” en febrero y el segundo como “Carnaval de la Restauración” cada 16 de agosto, ambos como expresión voluntaria de dimensiones democráticas y populares.

Personajes del carnaval de los años dorados (Foto Otto)

El centro de este carnaval de celebración de la Restauración en este mes de agosto ha sido Santiago de los Caballero y la ciudad de Santo Domingo, realizándose estas manifestaciones durante años también en diversos pueblos del país. El parque Enriquillo en San Domingo era el centro de la celebración de este carnaval, donde participaban los barrios populares, pero los ajetreos del Desfile Nacional de Carnaval a partir de la década de los 80 lo opacó, se lo tragó, porque las comparsas después de celebrar el desfile nacional no retomaron el carnaval de agosto por haber agotado sus recursos  económicos, por la imposibilidad de conseguir patrocinios para ambos desfile y por la importancia nacional-internacional que asumió este desfile, el cual ha venido realizándose desde el 1983, salvo en un año durante la pandemia.

Desde hace algunos años en la ciudad de Santo Domingo, los protagonistas del carnaval, el  pueblo, viene realizando todos los domingos de agosto, llenos de nostalgia “el carnaval de los años dorados”, reminiscencia del “carnaval de la Restauración”,  con un intercambio espontaneo y solidario entre los barrios populares, para que nunca se olvide esta gesta patriótica.