En la República Dominicana, se ejecuta diariamente una violación sistemática y silenciosa de los derechos humanos más fundamentales, una que no resuena en los titulares internacionales pero que mutila el futuro de una nación entera. No se trata de cadenas visibles ni de prisiones de ladrillo, sino del encarcelamiento mental al que condenamos a nuestros niños y niñas a través de un sistema educativo fallido. Cada aula que no enseña, cada mente joven que no logra comprender un texto básico, y cada sueño que se apaga ante un problema matemático irresoluble, es un testimonio de una agresión directa a la dignidad humana. Negar una educación de calidad no es un simple fallo administrativo; es un acto de despojo, un robo deliberado del derecho inalienable a pensar, a crear y a ser libre, perpetuando un ciclo de pobreza y desesperanza que beneficia a la inercia y condena a la inocencia.
La tragedia de los 5,000 millones de dólares y los niños que no saben leer en la República Dominicana
Conozcan a Carlos. Tiene 15 años y está sentado en un aula de una escuela pública dominicana. Frente a él, un problema de matemáticas simple o un párrafo de texto del que debería poder extraer la idea principal. Pero su mente está en blanco. No puede resolverlo.
No es que Carlos no sea inteligente. Es que el sistema le ha fallado de una manera tan profunda que es difícil de comprender.
Su maestra, Ana, lo ve todos los días. Ella es parte de un magisterio al que se le aumentó el presupuesto para sueldos de RD$ 66,498 millones a RD$ 93,449 millones en menos de cuatro años, un triunfo de la ley que exige invertir el 4% del PIB en educación. Sobre el papel, Ana debería ser el pilar de un sistema educativo en auge.
Pero el cheque que llega a su cuenta bancaria es un espejismo. Una crisis de sobreendeudamiento revelada en 2017 mostró que el 80% de los maestros como ella tenía su salario neto devorado por deudas con cooperativas y financieras. El estrés financiero constante la tiene al borde del agotamiento. ¿Cómo puede una maestra ahogada en deudas salvar a un niño ahogado en adversidades?
La tragedia de Carlos y Ana es la tragedia de la educación dominicana. El país celebra una inversión porcentual masiva, pero los resultados son un escándalo silencioso. En las pruebas PISA 2022, el 75% de los jóvenes de 15 años, tres de cada cuatro niños como Carlos, no alcanzan el nivel básico de competencias en matemáticas y lectura. No son solo cifras; es una generación entera a la que se le niegan las herramientas mínimas para pensar.
Para entender este fracaso, hay que mirar más allá de los presupuestos. Hay que mirar a las niñas. República Dominicana tiene una de las tasas de fecundidad adolescente más altas de la región, con 92 nacimientos por cada 1000 adolescentes. Esto no es una nota a pie de página; es una hemorragia de talento. Siete de cada diez niñas que se convierten en madres abandonan la escuela para siempre, muchas mientras aún estudiaban. Mientras tanto, el currículo oficial aborda la educación sexual de manera tangencial y sin un enfoque basado en ciencia.
Entonces, ¿qué hacemos? La respuesta tradicional sería pedir otra reforma curricular o más dinero. Pero un grupo de innovadores está ofreciendo un diagnóstico diferente y radical. ¿Y si el problema de Carlos no es la falta de conocimiento, sino que su cerebro, por el trauma, está incapacitado para aprender?
Este enfoque, llamado Pedagogía de la Potencialidad Innata (PPI) de Genius Academy, sostiene que muchos niños dominicanos viven en un estado de estrés tóxico debido a la pobreza, la violencia o la inestabilidad familiar, lo que se conoce como Experiencias Adversas en la Infancia (ACEs). Un cerebro en modo de "lucha o huida" no puede aprender álgebra. La intervención más urgente, por lo tanto, no es académica, sino neurobiológica: hay que hacer de las escuelas lugares seguros.
Intervención de la Pedagogía de la Potencialidad Innata (PPI) de Genius Academy:
Impacto Neuroconductual de las ACEs | Antídoto Curricular de la PPI ("Eduanimación") | Resultado Deseado: La Potencialidad Liberada |
Sentimiento de impotencia y pérdida de control | Proyectos de agencia y creación: Robótica, programación, impresión 3D, donde el estudiante diseña, construye y comanda. | Agencia Restaurada: El estudiante se experimenta a sí mismo como una fuerza causal y efectiva en el mundo, capaz de crear orden y valor. |
Desregulación emocional y estrés tóxico | Prácticas de co-regulación y expresión: Yoga, artes escénicas, música, cine. Facilitadores modelan calma; el arte ofrece canales seguros para la emoción. | Autorregulación Mejorada: El estudiante desarrolla la capacidad de reconocer y manejar sus estados internos, aumentando su ventana de tolerancia al estrés. |
Aislamiento social y vínculos rotos | Proyectos colaborativos y de comunidad: Creación de huertas urbanas, retos robóticos en equipo, acuerdos de convivencia co-creados. | Pertenencia y Vínculos Seguros: El estudiante aprende a confiar, comunicarse y contribuir a un grupo, formando lazos prosociales protectores. |
Visión de futuro negativa y conductas de riesgo | Aprendizaje basado en propósito y relevancia: Proyectos que resuelven problemas reales de la comunidad, conectando el aprendizaje con un impacto tangible. | Sentido de Propósito y Esperanza: El estudiante ve una conexión directa entre su esfuerzo y un futuro positivo, reemplazando la desesperanza con la aspiración. |
El contexto dominicano, con su pobreza, violencia comunitaria y altas tasas de uniones tempranas, genera una alta probabilidad de que estudiantes como Carlos hayan sufrido Experiencias Adversas en la Infancia (ACEs). Estas experiencias provocan un estrés tóxico que mantiene al sistema nervioso en un estado crónico de "lucha o huida", impidiendo el acceso a las funciones ejecutivas necesarias para el aprendizaje complejo que evalúan las pruebas PISA.
Esto implica formar a maestros como Ana para que sean "primeros respondedores" emocionales, que sepan calmar a un niño en lugar de castigarlo. Y una vez que un niño se siente seguro, se puede introducir un currículo terapéutico llamado "Eduanimación".
He visto este tipo de intervenciones en otras partes del mundo y funcionan, de hecho, he aplicado este modelo a nivel privado y no solo funciona, sino que es altamente exitoso. Proyectos prácticos como la robótica, ajedrez con STEM, creación digital para redes, matemáticas con baseball o el desarrollo de huertas urbanas hacen más que enseñar ciencias; devuelven a los niños el sentimiento de control sobre sus vidas, les enseñan a regular sus emociones y a confiar en los demás. En esencia, sanan el cerebro para poder empezar a aprender.
El camino por seguir es claro. El Ministerio de Educación (MINERD) debería lanzar programas piloto de "Centros de Excelencia PPI" similares a Genius Academy en las zonas más vulnerables del país. El instituto de formación docente, INAFOCAM, debe hacer obligatoria la formación en ACEs y neurobiología del trauma para todos los docentes y, de paso, ayudarlos a gestionar sus finanzas para liberarlos de la precariedad que los ahoga.
No se trata de más burocracia ni de otra reforma de papel. Se trata de reconocer una verdad fundamental: un niño sumido en las adversidades y el miedo no puede aprender. El futuro de miles de niños como Carlos no depende de que se gaste más dinero, sino de que se empiece a gastar de manera inteligente, centrada en sanar y crear seguridad. La promesa del 4% está rota. Es hora de que la República Dominicana la repare.
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