Los estudios económicos evolucionan día tras día ante la realidad de un mundo que es todo menos estático. Muchos de estos cambios suelen atribuirse, justificadamente, a avances tecnológicos, métodos de investigación cuantitativo o políticas adoptadas. Sin embargo, a menudo dejamos de lado cuestiones relevantes como la filosofía, la cual explica una gran parte de los hallazgos que han llevado a la prosperidad económica o a fracasos que hoy se consideran lecciones empíricas.

José Hernández, autor de este artículo

Entre las instituciones más poderosas e incuestionables en todo el mundo se encuentran los bancos centrales, que son la autoridad monetaria y cambiaria nacional, y los encargados de fomentar el crecimiento en conjunto con la estabilidad de precios (mantener la inflación en un rango ± 4% en caso dominicano). Sin embargo, a pesar de lo común que es escuchar sobre ellos en la actualidad, es importante señalar por qué surgen estas entidades y cómo era el mundo antes de su existencia.

Hasta mediados del siglo XVII no existía la banca central. En 1656 se fundó el Banco de Estocolmo, predecesor del Sveriges Riksbank, considerado el banco central más antiguo del mundo. Estas primeras emisiones monetarias consistían en papeles que prometían al portador el pago futuro en metálico por el monto asignado. En 1664, como consecuencia de la emisión excesiva de estas notas, que superaban el nivel de respaldo en metálico, el banco terminó quebrando.

Antes del siglo XVII, los préstamos los realizaban generalmente los bancos, y no existían los depósitos bancarios. Más bien, los excedentes de oro se depositaban en una institución llamada "la Casa de la Moneda". Inglaterra se encontraba en una serie de guerras a lo largo de todo el siglo XVII que pusieron en jaque las finanzas públicas por la enorme cantidad de financiamiento requerido. Ante la imposibilidad de seguir recaudando fondos para las guerras y para sanear las finanzas públicas de la corona inglesa, se fundó en 1694 el banco central más importante de la época: el Banco de Inglaterra. Pero las lecciones de Suecia no llegaron a Inglaterra, ya que rápidamente el Banco de Inglaterra emitió la enorme suma de 760,000 libras, provocando un impacto inflacionario y haciendo que tan solo dos años después el banco se declarara insolvente.

Ahora saltemos un par de siglos para llegar a la creación del Banco Central de la República Dominicana en 1947, en un entorno con la cuenta externa saldada y con paridad cambiaria respecto al dólar. A partir de nuestra independencia, la moneda oficial era el cuarto de real -razón por la que popularmente hoy en día se le apoda al dinero "cuartos"-. Sin embargo, después de muchas otras transformaciones a nuestra moneda, la Ley Monetaria No. 1528 creó el Peso de Oro dominicano, y obtuvimos una soberanía monetaria y financiera al otorgarle al Banco Central de la República Dominicana la potestad de emitir billetes.

Después de este breve repaso de cómo surge la banca central y la coyuntura vivida en aquel entonces, es válido cuestionarnos esta figura. Si le preguntases a un economista de la escuela austriaca de economía, este te diría que esta institución ni si quiera es necesaria y es una excusa de los políticos para estafar mediante la emisión monetaria; y que, en cambio, sería mejor un sistema de free banking donde la emisión sea de manera competitiva entre bancos comerciales como se hacía siglos atrás. Sin embargo, por otro lado, la banca central ha podido también consolidarse como la columna vertebral de la estabilidad macroeconómica en los países más fuertes, argumento que también nos lleva a preguntarnos si realmente la efectividad de su rol recae en tener una alta fortaleza institucional para no ser corrompido.

En resumidas cuentas, la historia nos muestra que el mundo ha pasado por un desarrollo sostenido en gran parte apoyado en las políticas ejecutadas por los bancos centrales al adoptar medidas contra cíclicas y fomentando el crecimiento, aunque también esta institución fue forjada para continuar los descontroles fiscales de aquel entonces y lograr muchas veces caprichos solicitados por la realeza. Visto eso, dar una respuesta al rol que debe de tener la banca central en la actualidad es digno de debates acalorados por representantes de distintas escuelas del pensamiento; sin embargo, no cabe dudas que la responsabilidad institucional ha sido una constante como medio de desarrollo, en modelos que llevan siglos y que han incluido a la banca central.

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