Se podría decir que, aunque la CDA fue oficialmente cerrada en el año 1995, durante los años 1987-1995, los vuelos que mantuvo realizando esta línea aérea, se hacían mediante operaciones de arrendamiento de aeronaves, que resultaban antieconómicas, lo cual llevó a su principal accionista, el estado dominicano, a no continuar sosteniendo financieramente operaciones sin ninguna rentabilidad. Entendemos que todas las administraciones que pasaron durante esos años tenían otros intereses que no eran precisamente volver a convertir a la CDA, en lo que había sido unos años antes.
Veamos entonces lo que ha venido sucediendo en el segundo periodo 1996-2020, en el que como se indicó anteriormente hasta el año 2007, la República Dominicana se encontraba en la categoría 3, lo cual no le permitía operaciones aéreas al territorio de Norte América con aeronaves con matrícula dominicana (HI).
La categoría 3 en la que se encontraba el país, podría decirse que vino a darle un golpe prácticamente mortal y produjo por sus consecuencias un retroceso de muchos años en su aviación comercial, un desestimulo de la inversión en el sector y lógicamente un escenario totalmente disponible para la actuación de las aerolíneas extranjeras, que empezaron a imponer sus condiciones en un mercado sin ninguna competencia nacional.
Durante el sub-periodo 1996-2007, tiempo en el que la República Dominicana permaneció en la categoría 3, se realizaron algunos esfuerzos e iniciativas nacionales con miras a establecer operaciones de vuelos, encontrándose con el primer escollo que le imponía la categoría 3 al país y que no les daba alternativas al inversionista en cuanto al formato de operación de las aeronaves que se requerían para cubrir las rutas proyectadas.
Los resultados de esta situación se pueden evaluar como si el país, había entrado en una España boba, desde el punto de vista del estancamiento del sector aéreo nacional y del abandono del estado a buscar la solución a la situación de la categoría 3, que permaneció durante 14 años y que representó para el sector de nuestra aviación comercial un retroceso de mas de 40 años.
Finalmente, el país logra salir de la categoría 3 en el 2007 y desde entonces se han emprendido múltiples iniciativas principalmente de inversionistas privados, encaminadas al desarrollo de operaciones de transporte aéreo de pasajeros. De todas estas algunas permanecieron por mas de una década, pero la mayoría no logró afianzarse y hoy prácticamente solo quedan las que se han iniciado recientemente y otras pequeñas operaciones, de las cuales se tiene la esperanza de que algunas pudiesen perdurar en el futuro próximo y apoyar nuestro turismo.
Ahora bien, viendo el breve historial anterior de lo que ha sido el desarrollo la aviación comercial en la Republica Dominicana durante los últimos años con informaciones disponibles (1978-2020), se podrían señalar los siguientes aspectos como indicadores del sector y varas de medición de su actuación en estos años.
Iniciamos destacando la poca importancia al desarrollo de la aviación nacional que le han dado los diferentes gobiernos del periodo, lo que se ha manifestado en los años que estuvimos en la categoría 3(14), produciendo un retroceso abismal del sector. Así mismo, cada gobierno de turno no ha evaluado la aviación comercial dominicana en su justa dimensión en cuanto a los factores de costos operacionales (combustibles, tasas aeroportuarias, principalmente), que han venido gravitando sobre la permanencia de las iniciativas emprendidas durante el periodo y que constituyen un factor que no le ha permitido competir de igual a igual con las líneas aéreas extranjeras.
La actuación del “Actor Gobierno”, se puede considerar como la génesis desde donde empiezan los continuos fracasos de la mayoría de las iniciativas y esto es una conclusión fácil de llegar, ya que como se indicó, con el aumento en un 300% en el precio del combustible en la época (1985), fue que se inició el proceso que condujo a la posterior desaparición de la CDA, no obstante, habiendo ocupado esta línea un lugar cimero en la aviación comercial del país.
Aunque en el periodo 1978- 1990, en que los acuerdos bilaterales tenían un gran peso sobre las reglas de juego que regían las operaciones aéreas entre los países, se podría decir que, con muy pocas excepciones, los gobiernos realizaron un papel digno y de verdadera reciprocidad para el país, esto también contribuía a mantener a las líneas aéreas nacionales con las cabezas aplanadas y en desventaja.
Sería injusto atribuirle al sector empresarial, toda la responsabilidad de la situación por la que ha venido atravesando la aviación comercial del país en los últimos cuarenta años, ya que como se ha destacado, el “Actor Gobierno”, ha tenido mucho que ver en que se no se lleven a cabo operaciones aéreas que sean rentables y que puedan perdurar y crecer en el tiempo.
Sin embargo, en este mismo sentido, habría que señalar que una buena cantidad de las iniciativas privadas que se han emprendido, no han tomado en cuenta que en la aviación comercial intervienen muchos factores exógenos que la hacen mas compleja que la mayoría de las actividades comerciales y productivas y que por lo tanto requieren de una aplicación rígida de los principios de la administración indicados al inicio de este articulo(parte 1) y además un buen e integrado manejo de toda la cadena de valor que intervienen en el sector.
También sería injusto indicar que los dominicanos no tenemos la capacidad para el desarrollo de la aviación comercial, porque esta es un muy compleja, ya que en el pasado se demostró aun con muchísimas limitaciones que si podemos desarrollar el sector. Ahora sí, hay que indicar que el verdadero empresario debe asumir siempre un riesgo, que tiene como contrapeso los beneficios que se esperan obtener de la actividad que emprenda y parecería que estos actores no han mostrado un verdadero interés por este desarrollo porque se encuentran respaldados por las líneas aéreas extranjeras que eventualmente podrían salir del escenario y el país confrontar serios problemas de conectividad aérea.
Finalmente debemos destacar que, aunque la aviación comercial requiere de altos niveles de inversión, ello no significa que tengamos que contar en principio con estas grandes sumas de dinero, lo que se puede lograr en etapas bien planeadas y que obedezcan a un programa de crecimiento también programado juntamente con los requerimientos de inversión. Las facilidades de financiamiento son numerosas y responden a crecimientos sólidos, estables y continuos que proporcionan al financista confianza y un riesgo reducido de su inversión.
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