Todo el tiempo de Pascua, la Iglesia nos va enseñando a captar el alcance de la resurrección de Jesús.

En la ascensión, se nos enseña que ese Jesús condenado por malhechor y blasfemo está para siempre junto al Padre. Dios no ha exaltado a un hombre poderoso, con dinero o aprobado por las redes y las agencias que crean opinión a su “imagen y semejanza”, sino a un ejecutado por criminal y blasfemo. El Padre ha revelado que la persona y la causa de Jesús de solidaridad y misericordia son suyas para siempre. Con Jesús, tan humano como nosotros, nuestra condición humana está en la Trinidad. Jesús es Señor.

En la ascensión aprendemos que el señorío de Jesús ya es realidad sobre todos y todo y nos toca a nosotros anunciarlo y hacerlo frucitificar con nuestro testimonio. El Espíritu hará posible, no que los pueblos aprendan nuestra lengua, sino que nos ayudará a aprender las lenguas y cultura de cada pueblo.

Esa misión nos asusta, porque somos ignorantes, pecadores, andamos confusos, desorientados, rodeados de limitaciones y debilidades. También los primeros andaban tan perdidos, que hasta le preguntan: ¿es ahora que vas a restaurar el Reino de Israel? Jesús nos libera de averiguaciones inútiles y nos centra en nuestra tarea: ser sus testigos y del Reino; otra sociedad es posible, podemos dejar de lado la maldad, darnos la vuelta y creer en la Buena Noticia de que Dios es nuestro Padre y todos somos hermanos, especialmente de los que cargan cruces o ya son abrazados por ellas.

Entonces y ahora, el peligro es quedarnos mirando al cielo. Los verdaderos mensajeros del Señor, nos envían a Jerusalén, “a la candelá”, la ciudad asesina para transformarla en un “cielo nuevo y una tierra nueva” para todos.

Como ellos, vamos alegres, con la esperanza cierta en la promesa del Padre, que nos regala su Espíritu, convencidos de que Jesús volverá, como nos recuerdan nuestros queridos hermanos adventistas.

Ascensión de Jesús: lo nuestro está para siempre en la Trinidad. Pentecostés: la Trinidad está en nosotros en el Espíritu Santo que se nos da.

Manuel Maza Miquel, sj

Sacerdote

Manuel Pablo Maza Miquel, S.J. (La Habana, 1945). Ph.D en Historia de América Latina, Georgetown University (1987). Lic. en Teología Fundamental, Universidad Gregoriana (1975). Lic. en Estudios Clásicos, Fordham University (1967). Conoce RD desde 1967. Sirvió en la parroquia de Los Guandules (1977–1984). Profesor en PUCMM desde 1987 y en el Instituto Superior Pedro Francisco Bonó (1987 –2012). Ha publicado 6 libros sobre Iglesia y Sociedad en Cuba, 2 sobre Historia de la Iglesia Católica y otros 12 sobre espiritualidad, temas juveniles y cuentos navideños. Publica en los periódicos Listín Diario, Hoy y Camino. Con la PUCMM ofrece cursos virtuales de Historia y Teología.

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