Este artículo nació inspirado al ver una entrevista de la comunicadora Jatnna Tavárez con José Guillermo Sued y su esposa Cuchi. No tengo ningún vínculo con José Guillermo. En ese diálogo íntimo, lleno de verdades y emociones, quedó aún más claro que la vida de José Guillermo no es solo la de un gran comunicador, sino la de un ser humano que, acompañado de su familia y de su fe, nos enseña el verdadero significado de la palabra resiliencia.
En la comunicación dominicana, el nombre de José Guillermo Sued es sinónimo de respeto y admiración. Su voz firme y su estilo inconfundible han acompañado a varias generaciones de oyentes y televidentes, dejando una huella imborrable en la radio y la televisión del país.
Desde sus inicios, José Guillermo mostró un talento natural para comunicar. Se ganó el reconocimiento del público y de sus colegas con programas emblemáticos de la televisión como De Noche, El Show de José Guillermo Sued y El Show del Mediodía, así como en la radio con espacios de gran alcance, donde su capacidad de improvisación, su carisma y su estilo directo lo hicieron destacar. Fue maestro de ceremonias en festivales, conductor de programas de variedades y una figura indispensable en la vida cultural y mediática de la República Dominicana.
A esa certeza se suma la ciencia médica y la entrega amorosa de su esposa, haciendo de esta historia una verdadera lección de vida, resiliencia y esperanza.
Pero José Guillermo no se limitó al mundo de los medios. También incursionó en la política, militando en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), convencido de que la comunicación y la política comparten una misma vocación: servir a la gente y ser un puente con la sociedad. Desde esa militancia, asumió compromisos ciudadanos y sociales, siempre con la palabra como herramienta de diálogo y transformación.
Más allá de su carrera y su vida pública, lo que distingue a José Guillermo es su extraordinaria capacidad de resiliencia. Enfrentó momentos difíciles de salud, tanto en la República Dominicana como en España, y aun en medio de tratamientos complejos, su espíritu de lucha nunca se quebrantó. Fueron etapas de angustia y desesperación, donde la incertidumbre parecía imponerse. Sin embargo, supo mantenerse en pie, demostrando que la comunicación más profunda no siempre se da en los medios, sino en el testimonio vital de quien nunca se rinde.
Ese temple encuentra un ancla en el amor de su familia. Su hija Pamela Sued, reconocida comunicadora, refleja en su trayectoria parte del legado de disciplina, compromiso y pasión heredado de su padre. Y su esposa, Cuchi Sued, ha sido compañera inseparable en este camino, brindándole fortaleza, cuidado amoroso y esperanza en los momentos más duros. Ella misma ha afirmado que la estabilización de la salud de su esposo es un milagro, pues los médicos habían advertido que el panorama era difícil. Para Cuchi, Dios tiene un plan especial con José Guillermo, y su vida es testimonio de esa gracia.
La relación entre José Guillermo y Cuchi es también un ejemplo vivo de lo que significa el amor de pareja. Lo que implica sostenerse mutuamente en la adversidad, cuidarse en medio de la fragilidad y caminar juntos cuando la vida parece detenerse. Es un recordatorio de que la unión verdadera se mide en la prueba, y que en la fidelidad y la entrega se encuentra una fuerza capaz de desafiar cualquier pronóstico.
José Guillermo mostró un talento natural para comunicar. Se ganó el reconocimiento del público y de sus colegas con programas emblemáticos de la televisión como De Noche, El Show de José Guillermo Sued y El Show del Mediodía
Cuchi, además, ha sido testigo y protagonista activa en este proceso. Su disciplina para hacer ejercicios no solo ha servido de inspiración, sino que también ha demostrado el valor de la actividad física para mantener la plasticidad del cerebro, esa capacidad de adaptarse y recuperarse después de momentos de trauma. Sin embargo, ella misma reconoce que, más poderosa aún que la ciencia, es la fe aquella certeza de que Dios es quien da la fuerza para que esa plasticidad se transforme en vida nueva.
Hoy, escuchar nuevamente a José Guillermo con su voz clara y su coherencia de pensamiento impacta profundamente. Es imposible no reconocer que, como dice Jesús, “para Dios no hay nada imposible”. A esa certeza se suma la ciencia médica y la entrega amorosa de su esposa, haciendo de esta historia una verdadera lección de vida, resiliencia y esperanza.
Compartir esta nota