Acabo de leer Los demonios de Fyódor M. Dostoievski y ahora leo El idiota. El primero muestra la maestría del autor en el uso de la oralidad para narrar los planes y circunstancias de los revolucionarios rusos de la segunda parte del siglo XIX. El segundo es distinto, pero las historias del príncipe idiota son inquietantes: lo que piensa una persona poco antes de que lo fusilen. Se pueden llenar páginas enteras de lo que puede cruzarle por la cabeza en tan solo cinco minutos. Por lo que he leído, Dostoievski fue condenado a muerte y casi lo fusilan, solo que minutos antes llegó la orden del Zar para conmutarle la pena. El conocía esa experiencia y la utiliza para construir su relato en El idiota.

Leyendo a Dostoievski reflexiono sobre la peligrosa encrucijada en se encuentra la humanidad: cambio climático, la perversa desinformación, la restructuración de la economía mundial, la creación de una multipolaridad que disminuye el poder de las economías estadounidense y europeas, las amenazas de una guerra nuclear, el genocidio de Gaza por Israel y Estados Unidos, etc., etc.

En verdad, parece que vivimos en una pesadilla, solo que uno no despierta para recordar lo que soñó porque esta es la realidad que nos ha tocado vivir. Mi lectura de Dostoievski y la experiencia que he tenido viviendo en las "entrañas del monstro," como decía José Martí, me lleva a pensar, sin dramatizar las cosas, que el país que se propone dominar el mundo está en franca decadencia.

No obstante, el ala más reaccionaria de la élite política nacional quiere restaurar una época dorada, pero su máximo dirigente, Donald Trump, no alcanza a comprender que esto no es posible. No entiende que imponiendo aranceles a toda marcha no es suficiente para reindustrializar su país. Aunque quisieran, los capitalistas no pueden mover sus fábricas de un lugar a otro por arte de magia. La industria está formada por cadenas de producción que atraviesan las fronteras y desmontar el sistema en base a cadenas de producción toma tiempo y, además, no hay garantías de que esto será beneficioso para el capital debido al costo de la mano de obra.

No se debe olvidar que el capital se marchó de Estados Unidos y Europa a China, México, la India, Brasil, etc. porque la mano de obra era más barata. A menos que las nuevas fábricas se roboticen tendrán que pagar salarios más altos y no parece que esto sea atractivo.

Igualmente, hay que señalar que Estados Unidos parece estar perdiendo la batalla en el campo de la tecnología con China. Este es, quizá, el reto más importante que enfrenta no solo Estados Unidos sino también Europa.

Por otro lado, la política arancelaria tiende a aumentar la inflación, algo que perjudica a los consumidores. Esto lo podemos observar en los supermercados; todo ha subido de precio de una manera escandalosa. No se debe olvidar que Trump prometió bajar la inflación y está ocurriendo todo lo contrario. Mientras tanto, los que votaron por él le siguen apoyando, pero no se sabe hasta cuándo esto durará, pues comienza a afectar sus bolsillos.

A esta situación se añaden los miles de empleados del gobierno federal que están perdiendo su empleo por la política de reducción de la burocracia federal. Las protestas empiezan a realizarse y son encabezadas por los que pierden su puesto de trabajo.

Mientras tanto, los comentócratas que apoyan a Trump argumentan que estos cambios son necesarios y que a la larga serán beneficiosos para el país. Recuerdo que cuando al economista inglés John Keynes le decían que a larga con reformas económicas liberales las cosas estarían mejor, él contestaba que a la larga todos estaremos muertos.

El tiempo apremia y se hace necesario que todos hablemos y hagamos algo; claro, cada quién a su manera, en nuestros centros de trabajo, barrio en que vivimos e incluso en la familia. En su defecto, será tarde, aunque tengamos muchas cosas en que pensar como los condenados a muerte en los relatos de Dostoievski en El idiota.

Emelio Betances

Emelio Betances tiene un doctorado en sociología por la Rutgers, the State University of New Jersey (1989) y se ha desempeñado como catedrático de sociología en la Universidad Autónoma de Puebla y la City University of New York (1982-1990). En 1990, funda el Programa de Estudios Latinoamericanos en Gettysburg College y lo dirige por 10 años. Luego se dedica a la docencia y la investigación sociológica. Sus publicaciones incluyen: State and Society in the Dominican Republic (Westview Press, 1995), En busca de la ciudadanía: los movimientos sociales y la democratización en la República Dominicana (Archivo General de la Nación, 2016), La Iglesia católica y la política del poder en América Latina: El caso dominicano en perspectiva comparada (segunda edición en español, Funglode, 2017) y, en colaboración con el Dr. Carlos Figueroa-Ibarra, compiló Popular Sovereignty and Constituent Power: Democray from Below (Palgrave/Mcmillan, 2016). En la actualidad, el Dr. Betances realiza una investigación sobre el movimiento magisterial en México.

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