La interacción con las nuevas generaciones de estudiantes universitarios revela una preocupante laguna que la modernidad, con su ritmo acelerado y dependencia tecnológica, ha profundizado. Más allá de la inmediatez de la información, parece haber una desconexión con las bases de nuestro conocimiento, en especial con el vasto legado de la historia y los principios fundamentales de la educación cívica, pilares esenciales para la formación de futuros líderes.
Una sencilla prueba de campo confirmó esta inquietud en unos de mis tours de conferencias que dicto a nivel nacional e internacional. En esta ocasión me dirigí a un grupo de estudiantes universitarios en San Francisco de Macorís, al preguntar a estos jóvenes sobre el origen del nombre del municipio de Castillo, en dicha provincia, la falta de respuesta fue notoria. La historia detrás de su denominación, un tributo al General Manuel María Castillo Medrano.
El eco de la historia militar dominicana resuena en mi propia familia, entrelazado con los apellidos de grandes figuras que moldearon nuestra nación. Tres de ellos son pilares de esta tradición: General Ramón Matías Mella y Castillo, General Manuel María Castillo Medrano y General Braulio Álvarez Castillo. De este linaje de héroes, uno en particular ocupa un lugar de honor: el General Manuel María Castillo Medrano, mi tatarabuelo, cuyo legado ha sido preservado y transmitido a mí por parte de mi amado abuelo, el Lic. Américo Castillo Gautreau, el cual ocupó múltiples posiciones públicas como fiscal, diputado, gobernador, entre otras, y fue un ejemplo digno a seguir de "los hombres de la manigua", como el decía, con una cultura enciclopédica y una oratoria de primera, heredada de primera mano de su padre Lic. Pelegrín Castillo Agramonte (padre del Dr. Marino Vinicio Castillo Rodriguez).
El General Manuel María Castillo Medrano
La figura del General Manuel María Castillo Medrano, un nombre arraigado en la historia de San Francisco de Macorís, revela una conexión familiar que lo vincula directamente con la fundación de la República. Nacido el 2 de enero de 1834, Castillo Medrano no solo fue un destacado militar y político, sino también un miembro de una estirpe que dio a la patria uno de sus más grandes héroes.
Nota: Imagen generada en AI de su único retrato de referencia por Richard Moreta Castillo." title=" General Manuel María Castillo Medrano, restaurador. General Manuel María Castillo Medrano no fue una figura menor. Su valentía se manifestó al oponerse activamente a la anexión a España, lo que le valió el rango de general. Además, fue el primer gobernador de la provincia, conocida en aquel entonces como Pacificador, y jugó un papel clave al persuadir al presidente Ulises Heureaux (Lilís) para que permitiera la entrada del tren a San Francisco de Macorís. Su legado representa la encarnación de la lucha libertaria que define la esencia del pueblo dominicano.
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Nota: Imagen generada en AI de su único retrato de referencia por Richard Moreta Castillo." title=" General Manuel María Castillo Medrano, restaurador. General Manuel María Castillo Medrano no fue una figura menor. Su valentía se manifestó al oponerse activamente a la anexión a España, lo que le valió el rango de general. Además, fue el primer gobernador de la provincia, conocida en aquel entonces como Pacificador, y jugó un papel clave al persuadir al presidente Ulises Heureaux (Lilís) para que permitiera la entrada del tren a San Francisco de Macorís. Su legado representa la encarnación de la lucha libertaria que define la esencia del pueblo dominicano.
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Nota: Imagen generada en AI de su único retrato de referencia por Richard Moreta Castillo.
Hijo de Agustina Teresa Medrano y del también general Manuel Castillo Álvarez, su biografía se entrelaza de manera indiscutible con la de Ramón Matías Mella y Castillo. Manuel María Castillo fue hermano de Francisca Castillo de Mella, la madre del Padre de la Patria. Este lazo de sangre subraya la profunda participación de su familia en el nacimiento y consolidación de la nación dominicana.
Manuel María Castillo Medrano, primo hermano de Ramón Matías Mella y Castillo, fue enviado siendo un niño por su padre desde San Francisco de Macorís a Santo Domingo, a la casa de su tía Francisca, donde desarrolló una estrecha relación con su primo, mayor en edad, Ramón Matías Mella.
Más allá de su rol en la historia local, este parentesco eleva la figura del General Castillo, mostrando que su lucha no era un hecho aislado, sino parte de un legado familiar dedicado a la libertad y soberanía del pueblo dominicano. La historia de Manuel María Castillo es un recordatorio de que los grandes eventos de la historia a menudo se construyen sobre los cimientos de la familia y el compromiso generacional con la causa.
La figura del General Manuel María Castillo, a menudo relegada a las notas a pie de página de la historia, emerge con fuerza al revisar los anales de la República Dominicana del siglo XIX. Un hombre de acción y convicciones inquebrantables, Castillo no solo fue un líder militar, sino un pilar en la consolidación de la soberanía nacional.
En 1856, Castillo asumió la Comandancia de Armas de la entonces Villa de San Francisco de Macorís, cargo que fue el preludio de su heroica participación en la Guerra de la Restauración. En 1863, se convirtió en el rostro de la resistencia al enfrentar y derrotar a las tropas españolas y a las fuerzas anexionistas. Esta victoria en Macorís no fue un simple enfrentamiento; fue la primera gran batalla ganada en la región, un triunfo que elevó la moral de las tropas restauradoras en un momento crucial.
Su compromiso con la causa iba más allá del campo de batalla. En un gesto de profundo patriotismo, financió la guerra con su propio patrimonio, comprando armas en Haití para apoyar la lucha. Su valentía y generosidad fueron reconocidas con ascensos significativos: Benigno Filomeno de Rojas lo nombró Coronel, y el general José Antonio Salcedo, General de División.
La influencia de Castillo se extendió a lo largo de todo el país, desde El Seibo —donde acudió en auxilio del general Eusebio Manzueta en 1864— hasta Bayaguana, San Cristóbal, Baní y Santo Domingo. Sin embargo, su lealtad le costó cara, sufriendo persecuciones y el destierro a Curazao y Venezuela. A pesar de los obstáculos, su carrera política floreció, llegando a ser Secretario de Estado de Interior y Diputado por la Provincia de La Vega.
Fue precisamente desde su escaño en el Congreso que protagonizó uno de sus actos más audaces. Como diputado, se opuso de manera resuelta al plan de arrendar la Bahía de Samaná a los Estados Unidos, calificándolo como un atentado a la soberanía nacional. En un acto que selló su legado de integridad, Castillo “rompió el proyecto de contrato” en plena sesión, un desafío que lo llevó a ser encarcelado en la Fortaleza Ozama, en un claro abuso a su inmunidad parlamentaria.
En un giro del destino, su antiguo compañero de armas, Ulises Hereaux (Lilís), al llegar al poder en 1882, lo reconoció como un líder innegable. Lo designó como el Primer Gobernador Civil y Militar de San Francisco, un rol que Castillo aprovechó para gestionar la elevación de la villa a provincia, cimentando su lugar como una figura clave en la historia local y nacional. La vida del general Manuel María Castillo es un testimonio de coraje, sacrificio y un inquebrantable amor por la patria.
El Legado de un Visionario: La Otra Cara del General Castillo
Aunque la historia lo recuerda principalmente por sus hazañas militares, la verdadera esencia del general Castillo reside en su visión de progreso y su compromiso con el desarrollo social y económico. Su vida es un claro ejemplo de cómo la lucha armada puede ser el camino para lograr un futuro de paz y prosperidad. No se limitó a librar batallas; una vez conseguida la libertad, se dedicó a construir los cimientos de una nación más moderna y funcional.
Su incursión en el periodismo, al fundar y dirigir "El Macorisano", no fue un simple pasatiempo. Fue una herramienta estratégica para educar a la ciudadanía, fomentar el debate cívico y promover ideas de desarrollo. En una época donde la información era un bien escaso, Castillo Medrano entendió el poder de la prensa para unificar a la gente, moldear la opinión pública y servir como contrapeso a los abusos de poder. Su periódico fue un faro de conocimiento en un tiempo de inestabilidad política.
El logro más emblemático de su visión de desarrollo fue, sin duda, la instalación del ferrocarril en San Francisco de Macorís. Consciente de que la prosperidad de su región dependía de la conectividad, utilizó su amistad y la gratitud del presidente Ulises Heureaux (Lilís) para conseguir este hito. El ferrocarril no solo facilitó el transporte de productos agrícolas, sino que también conectó a la gente, abriendo San Francisco de Macorís al comercio nacional e internacional. Este proyecto, que parece meramente técnico, fue en realidad un acto de profunda visión social y económica que transformó la vida de toda una provincia.
El General Castillo no solo luchó para que la nación fuera libre, sino para que sus conciudadanos pudieran prosperar. Su figura es un recordatorio de que los grandes líderes son aquellos que, además de defender la soberanía, invierten su energía en proyectos tangibles que benefician a la comunidad. Su vida nos enseña que la verdadera victoria no se mide en el campo de batalla, sino en el legado de progreso que se deja a las futuras generaciones.
Falleció el 15 de mayo de 1921. El municipio de Castillo en la Provincia Duarte lleva su apellido en su honor, lo mismo que calles y avenidas de dicha Provincia.
El Olvido que nos Define: Urge una Campaña por la Memoria Colectiva
No hay nada que me preocupe más que la abismal desconexión de las nuevas generaciones con su propia historia. La tecnología, con su promesa de acceso a todo el conocimiento del mundo, paradójicamente parece haberles arrebatado lo más fundamental: el conocimiento cívico y el contexto histórico necesario para convertirse en los líderes que nuestro país necesita. Este vacío no es solo una omisión académica; es una pérdida de memoria colectiva que, de no corregirse, comprometerá seriamente el futuro de nuestra nación.
Recordar a figuras como el general Manuel María Castillo, cuyo legado de valentía y patriotismo parece desvanecerse en el tiempo, es más que una simple lección de historia. Es entender las raíces de nuestra identidad y los sacrificios que forjaron la soberanía dominicana. Cuando no honramos a quienes se opusieron al anexionismo, a quienes con su propio patrimonio financiaron la lucha por la libertad, estamos borrando la esencia de lo que somos.
Exhortamos a las autoridades gubernamentales a tomar medidas urgentes. Es imperativo que se diseñe e implemente una campaña estratégica para recuperar la memoria colectiva. Se necesitan más que libros de texto; necesitamos iniciativas que revitalicen nuestro pasado, que lo hagan relevante y palpable para los jóvenes.
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