El Dr. Joaquín Balaguer refiere en su obra “Memorias de un cortesano en la era de Trujillo” que el hijo del dictador mostró siempre poco interés en los asuntos públicos, a pesar de la formación militar y política con que su padre lo colmó. La intención del hombre que personificó todos los poderes del Estado fue la de lograr una transición pacífica al través de Ramfis en lo que sería una especie de dinastía trujillista, propósito que se truncó tanto por la muerte forzosa de Trujillo, así como por la aptitud personal de su hijo frente a los acontecimientos de 1961.

En la opinión de la mayoría de los historiadores dominicanos y de la del propio Joaquín Balaguer como testigo de excepción, Ramfis carecía de condiciones para forjarse un liderazgo propio o para dirigir por sí mismo un gobierno nacional, siendo en cambio asociado a otras características que lo perfilaron más como un gentleman de la farándula internacional que como un hombre de Estado. Trujillo estaba consciente de aquella predisposición de su hijo, lo que lo llevó en algunas ocasiones a referirse a ellas con desprecio y aún con desagrado.

Una de esas ocasiones ocurrió con anterioridad al 30 de mayo del año 1961, cuando el dictador procedió a visitarlo al yate “Angelita”, descrito como una lujosa embarcación que había servido de escenario para sus encuentros íntimos con distintas estrellas de Hollywood, como Kim Novak y Joan Colllins. Al llegar a la nave, de inmediato su progenitor percibió las huellas visibles en el rostro de Ramfis de lo que había sido un viaje de excesos y libertinaje, limitándose a ofrecer apenado un brindis por él y sus acompañantes. Según el Dr. Balaguer, Trujillo estaba decepcionado.

Sin embargo, y sin mediar en su precario interés por la política, Ramfis Trujillo jugó un papel importante en los acontecimientos que se desencadenaron inmediatamente después del ajusticiamiento del dictador. Tras el magnicidio el país se sumió en el caos, el miedo imperaba en los hogares dominicanos, la familia de Trujillo inició una sórdida pugna por el poder y por identificar pronto a alguien que lo heredara, la República Dominicana se encontraba en una posición de descrédito en el plano internacional, y poco tiempo después comenzaron a aflorar con violencia las ansias de libertad de los ciudadanos. Era, en definitiva, una situación compleja la que vivía el país.

De todos los miembros en la familia de Trujillo el único que paradójicamente supo interpretar los acontecimientos y que se forjó una visión acertada de la necesidad de un cambio en el sistema de gobierno, fue Ramfis; quien impuso a lo interno de su familia el criterio de dejar actuar a Balaguer con cierta autonomía desde el gobierno civil a la vez que él mismo garantizaba el apoyo militar a sus medidas. Tras la muerte de Trujillo, el Dr. Joaquín Balaguer quedó a cargo de la Presidencia de la República y adoptó ciertas medidas que permitieron al país traslucirse en medio de las turbulencias sociales, como la de asistir a las Naciones Unidas y sentenciar el surgimiento de un modelo democrático y representativo en el país, sacar del territorio a los hermanos de Trujillo y crear las condiciones para las elecciones que se celebrarían algún tiempo después. Todo aquello no hubiese sido posible sin el apoyo incondicional de Ramfis, quien sirvió no solo de soporte, sino también de muro de contención para los intereses de su familia y de los propios militares.

El apoyo brindado por Ramfis no solo a Balaguer, sino a una pseudo causa de democratización nacional, ofreció al país cierta estabilidad a la hora de tomar decisiones acertadas, que ayudaron a rencausar los turbulentos acontecimientos. El hijo del dictador pudo adoptar, como lo hicieron todos los miembros de la familia Trujillo, una postura obtusa, que hubiese generado la permanencia de los Trujillo en el poder y hechos más prologados de violencia y sangre, todo a consecuencias del hastío colectivo hacia el régimen y las estructuras trujillistas de poder, consolidadas por más de 3 décadas de un gobierno de fuerza, sin embargo, y para suerte de los dominicanos, Ramfis fue el único de los Trujillo que se mostró consecuente frente a la situación y facilitó el desenvolvimiento de Balaguer en los asuntos estrictamente de gobierno.

Juan Alberto Liranzo

Abogado, conferencista y profesor de Historia de las Ideas Políticas. Maestría en Ciencias Penales (ENMP/UASD) y curso especializado en investigación de crímenes y delitos con enfoque de género. Pasado miembro del Consejo Tecnico Académico de la ENMP y candidato al Consejo Superior del Ministerio Público. Fiscal en licencia. Actual Consultor Jurídico del Consejo Nacional de Drogas.

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