Recientemente, del 24 al 26 de junio del presente año, se realizó el Quinto Seminario Regional de Desarrollo Social Camino a la Segunda Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, a realizarse en el mes de noviembre del presente año en Qatar. Dicho seminario fue organizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), donde también intervinieron representantes de comisiones económicas de la ONU DE Africa y Asia, donde se analizó la evolución del desarrollo social inclusivo a nivel de estas regiones del mundo.
El objetivo principal del seminario recién pasado de la CEPAL, fue desarrollar una propuesta regional para la medición de la desigualdad social en la perspectiva de impulsar el desarrollo social inclusivo. Que aunque fueron temas que estaban presentes en el Cuarto Seminario Regional, que se celebró en el año 2024, se profundizó aun más en esta versión quinta.
Desde el salón Celso Furtado de Santiago de Chile y de forma virtual, panelistas desde diversas países de América Latina y de otras regiones del mundo, durante tres dias de discusión presentaron temas donde se destacan seis como prioritarios, como desafíos para los países en desarrollo y otros con menor grado de desarrollo como son: La inclusión laboral, la protección social inclusiva, políticas de genero, niñez y adultos mayores, la inclusión en salud y educación, así como las desigualdades que existen en el mundo digital.
A pesar de los esfuerzos desarrollados por los países luego de la primera cumbre de Doha que fue realizada en el año 1995, la cual se ha considerado como una plataforma fundamental, donde se reunieron lideres, expertos y representantes de gran parte de los países del mundo, cuyo objetivo fue desarrollar estrategias y acciones concretas dirigidas a impulsar la inclusión social, reducción de la pobreza y por ende mejorar la calidad de vida y promover la igualdad de oportunidades a nivel mundial.
La cumbre de Doha sirvió como un marco de referencia esencial para que posteriormente se realizaran otras cumbres como fue la denominada Cumbre del Milenio en el año 2000, en donde fueron propuestos los Objetivos de Desarrollo del milenio (ODM), donde se plantearon también metas especificas para enfrentar los principales problemas globales, como fueron las orientadas a: reducción de la pobreza, el hambre, enseñanza primaria universal, la equidad de género, mejora de la salud materna e infantil, la lucha contra enfermedades como el VIH/SIDA y el acceso al agua potable, entre otros.
También a partir de Doha y de los ODM, para el año 2015 se desarrolló otra evento de esa naturaleza, en el marco del sistema de las Naciones Unidas, que se realizó en el año 2015 la conocida Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) o agenda 2030, que como hemos señalado en anteriores consta de 17 objetivos: la pobreza, el hambre, la salud, la educación, la igualdad de género, el agua y saneamiento, la energía, el crecimiento económico, la infraestructura, la reducción de desigualdades, las ciudades sostenibles, el consumo y producción responsables, la acción climática, la vida submarina y terrestre, la paz y la justicia, y las alianzas para lograr los objetivos.
Para el año 2023, como una evaluación de medio término de cara al año 2030, se hizo una evaluación son los progresos de los ODS y donde se evidenció los retrasos en términos del cumplimiento de los objetivos y metas propuestas y que para cumplir con los mismos, era necesario fomentar la inversión, y la financiación para el desarrollo sostenible, incluyendo el apoyo a los países en desarrollo, para lo que era necesario un estímulo económico de aproximadamente US$500,000.00 millones anuales.
A partir de las evaluaciones sobre el tema del desarrollo social que se han realizados en las más recientes cumbres y con retrocesos que se han producido en los últimos años, principalmente a raíz de la pandemia del COVI-19, es necesario acelerar el paso en términos de reducción de la pobreza y las desigualdades, en los distintos aspectos que como ya hemos señalado se ventilaron en el seminario organizado por la CEPAL.
Si se siguen postergando acciones de políticas publicas, que promuevan la reducción de las desigualdades en los ámbitos que anteriormente hemos señalado y atendiendo al análisis presentado por la panelista en el seminario Milagros Nores, el costo de la inacción (o falta de acciones concretas para enfrentar los problemas señalados) va de 0.7% del PBI en los países de ingresos altos a 2.4% del PBI en los países de ingresos medios altos, un costo de 4.1% en países de ingresos medios bajos y peor aun 6.8% del PIB para países de ingresos bajos.
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