Eladio Uribe acaba de encaminarse de manera súbita al infinito. Llegó a la UASD como estudiante universitario en aquellos momentos difíciles de los “¨Doce años”, desde el Centro Regional de Barahona y de inmediato se integró a las jornadas político-sociales en defensa de las libertades públicas. Con destacada participación a través del Movimiento Cultural Universitario (MCU), que era un organismo de vanguardia en la difusión de la cultura popular militante. Ese es el punto de partida para evaluar no solo su enorme capacidad profesional, sino su humilde disposición para aportar elementos positivos a la sociedad.

Ha partido un gigante que siempre fue un hombre sencillo: Eladio Uribe

Fue estudiante y empleado, llegando a dirigir el Departamento Administrativo de la Escuela de Medicina. En aquellos tiempos no existía el mundo computarizado, el área de recolección de notas para los estudiantes que se iban a integrar al internado rotatorio era tormentosa por la gran demanda de solicitudes, el procedimiento era manual y por lo tanto conllevaba mucho tiempo de espera. Uribe apenas un jovencito, organizó aquello con eficacia y personalmente atendía cualquier impasse buscándole una solución. Muchos colegas médicos deben recordarlo en estos afanes.

Por su destacada labor alcanzó la dirección de Recursos Humanos de la universidad, donde también realizó un trabajo impecable.

Pasó a laborar en el Central Romana, un emporio azucarero muy vinculado a la historia política nacional. Me imagino (nunca hable de esto con Uribe) que para ingresar a esa institución fue depurado a través de los organismos de seguridad. De su capacidad no podían tener dudas, quizás de sus ideas, pero tenía un factor que era muy evidente le acompañaba la seriedad en sus actuaciones  y los señores del Central Romana, le dieron prioridad al profesional sincero y con magnificas aptitudes administrativas que estaban contratando y no los defraudó.

Fue tan convincente su labor que llegó a alcanzar la vicepresidencia de Recursos Humanos de esta importante empresa.

El suscrito que en mi juventud participé en no pocas protestas en solidaridad contra la represión los obreros del Central Romana, no observé que durante este lapso los trabajadores volvieran a las protestas por atropellos. Uribe era una persona siempre dispuesta a buscar alternativas viables para resolver situaciones conflictivas.

Su ejemplo debemos difundirlo como paradigma de las relaciones obrero-patronales. Como ha señalado la empresa Central Romana, Uribe encarnaba un liderazgo de gestión humana.

Jamás me imagine que la muerte le llegaría de manera súbita, pero es parte de la vida.  Solo nos queda despedirlo refrendando el mensaje que le dedicó su compañero de faenas culturales el cantautor Enrique Feliz: «Se fue tal cual vivió, en paz. Siempre lo recordaremos».

Santiago Castro Ventura

Médico e historiador

Médico, historiador.

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