En octubre del 2010 se celebró un congreso en el campus de Santiago de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) para iniciar la implantación de los Estudios Generales en la PUCMM y en las universidades dominicanas. Los dos grandes precursores fueron el Lic. Francisco Polanco que lamentablemente la muerte no le permitió ver el logro de cuatro años dedicado a que fuera una realidad la llegada de esa experiencia educativa a nuestro país, y el Dr. Jorge Rodríguez Beruff, que en ese entonces era Decano de la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico e impulsor de los mismos en varios países de la región.
Todos los conocedores de la historia de nuestra isla y del Perú saben que fueron los dominicos los que crearon los primeros Estudios Generales, en Santo Domingo en 1518 y en Lima en 1548. Son esos dos Estudios Generales los que terminarían creando las dos primeras universidades de nuestro continente: la Universidad Santo Tomás de Aquino (1538) y la Universidad de San Marcos (1551).
Cuando hoy hablamos de Estudios Generales reconocemos una rica filiación con los Estudios Generales de los dominicos en el siglo XVI, pero debemos identificar las dos grandes fuentes que nutren en el siglo XX la creación de los Estudios Generales en la UPR en 1943 bajo la rectoría de Jaime Benítez Rexach. Esas dos fuentes, y cito a Rodríguez Beruff, son “…la publicación de La rebelión de las masas y Misión de la universidad de José Ortega y Gasset, en 1930, y la implantación de un nuevo currículo de Estudios Generales a través del College de la Universidad de Chicago. Esa reforma de Chicago la impulsó, a partir de 1931, el joven presidente (de la universidad norteamericana) Robert Hutchins, quien luego publicara, en 1936, su influyente libro The Higher Learning in America”.
Esa doble paternidad, hispana y anglosajona, apunta a la matriz de la cultura occidental con vocación de universalismo y requiere de la universidad un compromiso firme con la formación de hombres y mujeres que sean buenos ciudadanos, buenos amigos, buenos profesionales y buenos investigadores. La universidad se corrompe si se piensa como fábrica de mano de obra calificada, si pretende ser estructura doctrinal de política o religión, o sesga su metodología, como ocurre en el presente con el modelo de Competencias. La universidad debe ser el espacio más abierto posible para que la diversidad forme su unidad en libertad, lucidez y capacidad de amar.
El mejor resumen que conozco de lo que es una universidad lo aprendí en la PUCMM. Su misión es: “Buscar soluciones científicas a los desafíos que enfrenta el pueblo dominicano y su entorno global, y formar profesionales líderes, dotados de principios éticos, humanísticos y cristianos, necesarios para el desarrollo material y espiritual de la sociedad, manteniendo el carácter de espacio abierto para la libre discusión de las ideas”.
¿Qué son los Estudios Generales? Desde mi óptica -hay otras igual de válidas- es el esfuerzo por investigar y enseñar las cuestiones más relevantes de la vida social y la naturaleza de manera integral (valga decir evitando la disciplinariedad), para estimular la formación de hombres y mujeres capaces de inquirir sistemáticamente sobre todos los problemas que afronten en su existencia, contribuir activamente en la construcción de modelos sociales centrados en la libertad y la razón, fundamentados en la dignidad de todos los seres humanos, y contribuir con la calidad de la formación profesional y técnica de los egresados universitarios.
Los Estudios Generales no sustituyen los Cursos Básicos de la universidad en humanidades (filosofía, historia universal, historia dominicana y ética), ni los Cursos Básicos en ciencias sociales (sociología, ciencias políticas y antropología), ni tampoco los Cursos Básicos en matemáticas, física, química o biología. Si lo hace debilita profundamente la formación de los alumnos y les bloquea la capacidad de análisis de los cursos de Estudios Generales. Cuando los Estudios Generales desplazan los Cursos Básicos los alumnos terminan perdidos en una maraña de ideas sueltas y sin los elementos para articular una explicación de la historia de su sociedad, los elementos fundamentales del pensamiento y la necesidad de buscar una conducta que le permita cuidar y servir a sus prójimos.
¿Qué no son los Estudios Generales? Ya he dicho que no son Cursos Básicos que la universidad obligatoriamente debe brindar. No corresponde tampoco a los Estudios Generales la oferta de cursos fijos, sin tomar en cuenta las líneas de investigación de los docentes y la construcción permanente de una oferta ágil y actualizada. Cuando eso ocurre los Estudios Generales pierden su naturaleza y no trascienden en el espíritu crítico e inquisitivo de los alumnos. No por azar en la UPR se procura que los docentes de Estudios Generales sean los investigadores más destacados con doctorados en ejercicio permanente.
Al integrar los Estudios Generales en el currículo universitario debe apoyarse en los Cursos Básicos para que tengan los alumnos un marco de referencia sólido donde puedan ubicar los temas particulares de investigación que le demandan los Estudios Generales. Un ejemplo ayuda, si no le brindamos una formación básica en filosofía un curso de Estudios Generales que trate sobre el temas del liberalismo le resultara confuso al alumno o si no toma un sólido curso de Historia Dominicana no es posible que pueda abordar un tema como el autoritarismo en el siglo XX dominicano en el contexto adecuado.
Además de los Cursos Básicos y los Estudios Generales, el currículo de una carrera debe tener cursos de metodología específicos, si es ingeniería tendrá que tener suficientes cursos de cálculo, si es psicología varios cursos de estadística, si es filosofía debe cursar lógica y hermenéutica. Por último, y representando el 50% de la formación del alumno, están los cursos profesionales de acuerdo con su carrera específica.
El progreso de los Estudios Generales en las universidades dominicanas apuntala la calidad de estas y contribuye a formar profesionales con perspectivas integrales de lo que es su existencia, la sociedad y la trascendencia de su vida al servicio de los demás. Debemos recuperar los Cursos Básicos y promover la agilidad en la oferta de Estudios Generales en base a docentes de alto nivel y con práctica permanente de investigación.