Sabemos que el cuerpo puede encontrarse en diferentes estados: biológico, psicológico y espiritual.

En la vida espiritual vamos pasando por diferentes épocas, momentos; el proceso personal pasa por un “modo”, que S. Ignacio lo llama “1ª semana y 2ª semana”, o también le llama “1ª época” y “2ª época”. Estos dos momentos, semanas, épocas, modos, son motivados por el Mal Espíritu M.E.

Ahora vamos a ver cómo se manifiesta el M.E., cuáles son las características, en cada “semana” o “época”. Luego, más adelante, veremos cómo se manifiesta el Buen Espíritu, B.E.

En la primera semana o época, el M.E. nos ataca a la cara de perro; es decir, directamente. Se aprovecha de nuestras heridas internas, exagera nuestros traumas y juzga nuestros instintos…; nos desestima, quiere hacernos creer que no servimos para nada; que lo bueno que queremos hacer no es para nosotros…

En la segunda semana o época, el M.E. nos ataca encubiertamente, se aprovecha de nuestros fervores y mecanismos de defensa para sacar de quicio la mejor cualidad, haciéndonos creer que somos muy buenos, los mejores; los otros no son como yo, yo sí soy bueno… Nos convertimos en jueces de los demás y no implicados en el pecado; es lo que se llama “fervor indiscreto”. Fervor indiscreto es amor no discernido…   Hablamos mucho de “yo” y bloqueamos a los demás. En la 2.ª semana o época, yo soy el bueno y los malos son los otros; me superestimo… El M.E. es muy sutil. Lo que busca es individualizarnos; no podemos fiarnos de sus motivaciones porque prescinden de tener en cuenta al Otro; es hábil y busca resultados que solo me beneficien a mí.

A estos mecanismos de la primera y segunda semana o época les llamamos: TRAMPAS O TRETAS del M.E. Si ponemos atención, nos pueden ayudar para conocernos mejor y poder detectar nuestras lagunas y nuestras cualidades. (Hacer una lista de mis fervores indiscretos; ¿cuáles son las cosas buenas que yo digo que poseo?…).

LAS TRAMPAS DEL M.E. SE EXPRESAN EN LA 1.ª SEMANA o ÉPOCA a través de sentimientos, mecanismos de defensa y compensaciones; las trampas de la 2.ª semana o época se nos presentan con razones aparentes, sentimientos y fervores exagerados, idealismos que nos sacan de la realidad y nos anulan.  Queremos hacer acciones tan buenas y grandiosas que no hacemos nada…

¿CÓMO SE VENCE EL M.E.?

a) La sabiduría popular dice que “el diablo sabe por viejo”. Es decir, que uno/a no puede descuidarse porque el M.E. sabe disimular muy bien para salir con la suya y no tiene prisa porque cuando le coge con una cosa, insiste, insiste…, hasta que sale con la suya. A veces, se presenta como “ángel de luz” para hacernos creer que su propuesta es buena y conveniente; pero su cola serpentina es inconfundible: porque no respeta la libertad de la persona; es por eso que quiere manipularnos, imponerse; como veremos, Dios, el Buen Espíritu (B.E.), invita, llama, propone, toca, sugiere porque respeta la libertad de la persona. La persona es quien decide. El M.E. jucha…

b) En la primera semana o época, no hacer cambios de nuestros propósitos. Es conveniente dialogar con otra persona lo que nos está pasando, una persona que nos conozca, nos quiera y nos respete; a esta persona le podemos llamar “Acompañante Espiritual”. Puede ser un profesional especializado o una persona madura con experiencia de Dios. No podemos desesperarnos, mantener la calma con paciencia: “No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”. Tenemos que continuar cumpliendo con nuestros deberes. Confiar, confiar en Dios manteniendo la fidelidad creativa en el valor originario, lo que me sacó de mi casa y le da sentido a mi vida, que es lo que el M.E. quiere difuminar.

c) En la segunda semana o época, el ataque del M.E. es más sutil; tenemos que revisar cómo está nuestra consigna, lo que le da sentido a mi vida personal. Ver cuál comportamiento surge a partir de dialogar mi situación con el acompañante espiritual.

Además, podemos fijarnos si al principio, al medio y al fin permanece la propuesta de Dios, que el M.E. quiere anular.

A veces queremos añorarnos y dialogamos con la ansiedad personal: “es que yo soy así”…, “es que yo nací así…”, “yo no puedo cambiar…”, “no tengo fuerzas…”, “¿y yo voy a durar tantos años haciendo eso?…”; en este sentido, de durar años… No podemos asegurar ni un segundo; lo que sí puedo hacer es comenzar cada día y mantener la fidelidad creativa al V.O…

d) Para quitar un defecto tenemos que “caer en la cuenta de lo que me pasa y caer en la cuenta de la fuerza del enemigo y trascenderme”. Es decir, si no estamos conscientes de que hacemos algo incorrecto…, nunca me superaré y mi superación depende de comenzar a hacer algo que genere una actitud; un comportamiento nuevo y positivo… Así aprender a integrar lo positivo de eso malo que me presiona y apoyar mi comportamiento en mi V.O. = lo mejor mío; no en el miedo, ni en lo malo que el otro hace, me dice o le haya pasado. Lo bueno mío está dentro de mí; la semilla que Dios ha sembrado en mi corazón indica, define mi práctica de cada día.

Mi respuesta personal debe ser, siempre, correcta, adecuada. Es por eso que no podemos responder con lo primero que se nos ocurra y de una manera irritada o caprichosa. Al actuar, tenemos que pensar dos o tres veces lo que vamos a hacer; por tal razón, mi bisabuela Mamacola decía: “Antes de responder con enojo, coja un buche de agua”.

Muchas veces, el Otro, cuando me hiere, se hace cómplice del M.E. y lo que quiere es hacerme fracasar. Por tanto, mi respuesta y actuación tienen que ser bien pensadas, no apasionadas, sin tener en cuenta lo malo del otro; tiene que ser como yo quiera que me traten a mí…

Regino Martínez S.J.

Sacerdote

El sacerdote Regino Martínez es el coordinador del Servicio Jesuita para los Migrantes Refugiados en Dajabón.

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