“El afán del día no entra en conflicto con dedicar algunos minutos para mejor comprender dónde estamos y qué somos”.
De la teoría de relatividad de Albert Einstein podría decirse que entra en contradicción con la intuición o el sentido común; pero la verdad es que corresponde a un gran recurso científico comprobado plenamente para que seamos capaces de mejor entender el mundo.
Lo dicho se puede ilustrar a partir de la muy referida “paradoja de los gemelos”. Que es una experimentación mental a partir de la teoría de relatividad, donde se demuestra que el gemelo que viaja en una nave espacial a velocidades cercanas a la velocidad de la luz envejecerá menos que el gemelo que se queda en la Tierra.
Lo que está detrás de esa paradoja y de las tantas pruebas mediante experimentos y observaciones astronómicas que lo confirman, tiene que ver, como referencia general, con una conclusión científica a partir de la cual se resolvió uno de los más grandes problemas previos a la Teoría de la Relatividad con la ya desde entonces exitosa Teoría del Campo Electromagnético.
La paradoja de los gemelos ilustra cómo el tiempo se dilata a velocidades cercanas a la luz, desafiando nuestra intuición.
La teoría del campo electromagnético demostraba que la velocidad de la luz era constante respecto a cualquier observador, sin importar la dirección del rayo de luz e incluso si la fuente que la emitiera estuviera en reposo o en movimiento. Lo cual realmente entraba en real contradicción con la intuición o el sentido común. Fue tal el conflicto que se trató de explicar asumiendo la existencia de un medio o sustancia especial por medio de la cual podría desplazarse la luz, denominado éter.
Se probó mediante el famoso experimento de Michelson-Morley que ese éter no existía.
¿Y entonces?
La solución a ese gran conflicto fue considerar que lo que debería ser modificado eran los conceptos de tiempo y espacio (¡?!); respuesta dada por la Teoría de Relatividad, confirmada plenamente a partir de entonces, siendo además uno de los fundamentos para el más amplio conocimiento que hoy se tiene del mundo subatómico y el macromundo, desde los planetas a las galaxias y más allá.
La teoría de la relatividad resolvió el conflicto entre la constancia de la velocidad de la luz y el sentido común al redefinir espacio y tiempo.
Ese es el verdadero mundo. Que resulta ser muy diferente a como lo podríamos concebir.
Aun así, a favor de nuestras intuiciones hay que decir que lo que corresponde a los profundos cambios en la concepción del tiempo y el espacio se verifica a velocidades próximas a la velocidad de la luz y de ahí que lo tan cierto como la paradoja de los gemelos se perciba tan lejos del sentido común.
El mundo, ¿cuál es, desde la ciencia?
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