Desde hace muchos años había dicho que la mejor arma a favor de los resultados es la voluntad y la determinación, lo cual acabo de corroborar con la puesta en escena de la obra de teatro “Una historia: la de ENUMIDIO, Violencia contra la mujer”, escrita por Román Jáquez Liranzo, presidente de la JCE, justamente montada en la Sala Monina Solá, Centro Cultural Narciso González, Villa Juana, Distrito Nacional, a las 7:00 p.m., la cual disfruté en la tanda del Sábado 22 de marzo del 2025, y máxime, que la obra pasa a ser un estelar papel de Junta Central Electoral en asumir el lenguaje del teatro y la escena en presentar de forma gesticulada la cruda realidad del submundo de la mujer maltratada.

La obra, a mi juicio encierra un drama de alta dimensión y sensibilización humana sobre la violencia contra la mujer en su mil y una forma de manifestación. Muchas de ellas frontales, tapadas, sublimes y, otras veces descaradamente sin ninguna simulación, pero de fondo y forma una traba de la cotidianidad social de una alta expresión de discriminación y maltrato contra el ser más sublime de la humanidad, la mujer.  En la obra se descarna la complicidad misma de la cultura de violencia en que cohabitan las arquitectas de la vida. Sin lugar a dudas, la sinergia interpretativa de los personajes, apalancado esto con la magistral dirección, lo que recayó en la extraordinaria dramaturga de nombre Madeline Abréu, la que aun encierra en sus gestos una eterna juventud, sin ninguna duda convirtió el guion en un descollante histrionismo que en ningún momento faltó el garbo actuarial.

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En portada de la publicidad, se muestra al actor principal, Andy Marte, el cual hizo una escenificación de profunda profesionalidad. En la imagen de la derecha, aunque la escena fue muda, sin lugar a dudas se envuelve con la peripecia de la mujer en la sociedad machista, lo cual constituye la trama principal de la obra.

La obra desviste con crudezas gesticuladas los mismos rituales de la cotidianidad en la que se encierra la vida azarosa de la mujer en una sociedad estereotipadas con la horca y el machete del machismo expresando sin disimulo su hegemónico control de las esclavas sin cadenas. Según conciencié en la obra. Cabe decir, para entrar en la analogía de la obra como una producción literaria desprovistas de tapujos, y muy cargadas de sinceras expresiones de subyugación, lo cual se observa en cada sed o cambio de escenario y tramoya.  En cada acto, se vive una descarnada realidad en que la violencia contra la mujer forma parte integral de las cosas normales y que la propia sociedad las asimila, a través de los valores interactivos, en prácticas encapsuladas en patrones donde se desarrollan “convivencias, que aunque las mujeres asuman sus empoderamientos, cada peldaño alcanzado se convierte en una amenaza contra su integridad”

En síntesis, a parte de la cruda realidad de la subyugación de la mujer en el mundo, en cada uno de sus actos queda más al desnudo que, los asistentes a dicha obra, se conectan, a través de un excelente desempeño actuarial de cada actor. Y cabe destacar que esta obra fue montada por “actores noveles”, todos empleados de distintos niveles de la Junta Central Electoral en la sombrilla de un agrupamiento teatral bajo el nombre Jun-Teatro, creada para seguir la ruta de la presentación de obras, pero, estrenada en su primera manifestación teatral, lo cual hicieron a la perfección.

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La escena de la izquierda enuncia la parte social y familiar. Se muestra la profunda critica de la mujer profesional que llega a la casa cansada y no tiene tiempo a dedicarse a los asuntos cotidianos, limpieza, comida y otros menesteres propio de la casa que se etiquetan como cosas de mujeres, y que el esposo se las ingenias para hacer lo que pueda, pero es objeto de profundas críticas y reprimendas sociales. La escena de la derecha se observa la forma como aprecia la subyugación de la mujer debe mostrar como su estilo de vida.

Respecto al montaje de la obra, nos permitimos, aclarando que estas observaciones no implican que actuemos como crítico o experto en la materia,  más bien, asumo las habilidades que desarrollamos en nuestro rol de actor de teatro de provincia-en tiempo de mozalbete-, y que nos permitió  destrezas de evaluación de los elementos que deben estar presentes en una obra de teatro para su calificación. En primer lugar, debo iniciar por la calidad de la sala Monina Solá, en el centro cultural Narciso González, enclavado este en Villa Juana, sector populoso de la capital de la república, pero que, significa un escenario de primer orden y con todas las características de una gran sala de teatro. Por igual, y de entrada el frontispicio de la pieza, la tramoya se hizo y se montó con alto nivel de grandes escenarios. Un cortinaje desplazables que en un abrir y cerrar los ojos, aparecía en escena muy acorde con lo escenificado, lo cual se dio a la obra una gran solemnidad. El opening resultó de óptima calidad, lo propio las ambientaciones de las épocas, la actual, con su estilo bacaneria. Esa escena de forma subliminal, denota como la mujer en su etapa juvenil está atrapada por un desafío de tercer mundo.    Ahora, la cruda realidad respecto a la forma de proceder de Enumidio, a pesar que trabajaba y estudiaba, aguantó los embates de su madre que lo zahería por adaptarse a una mujer sobresaliente que tenía su propia dinámica de la realidad de la mujer que trabaja y llega cansada a la casa.  Esta obra tiene una connotada particularidad, y es, que es cero ficciones. Expresa toda una cruda realidad.

En la trama se observa la realidad de una mujer embarazada y la mecánica oportunista del hombre de impulsar la representación ante su imposibilidad por la realidad del embarazo, incluso por licencia médica. A la actuación, lo que nos pareció genial, aparte de todo, fue la forma de manejar estadísticas de feminicidios en el mundo y otras maniobras de discriminación, a través de unas secciones de noticias que encajaron muy graciosamente.  De la manera que me permito concluir estos comentarios de apreciaciones asertivas, manifestando que la Junta Central Electoral se ha empalmado como un método tipo la filantrópica de los Trinitarios para multiplicar a través del teatro sembrar la conciencia de la crítica realidad de tratamiento que la sociedad le da a las mujeres, lo cual significa uno de los más preocupante flagelo de la democracia. Ojalá, el Pleno de la Junta Central asuma rodar esta obra a todo lo largo y ancho del país, y que no se quede ningún rincón sin recibir los profundos contenidos que encierra su trama y su drama actuarial.

José Lino Martínez Reyes

Abogado

José Lino Martínez, es suplente en la Junta Central Electoral, abogado, especialista en derecho electoral.

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