El mundo de las palabras no es el mundo de las cosas. “En estas horas” de poesía con la que se intenta convertir un tema profundamente material y marcado por la desigualdad humana en un evento mítico-existencial; “en estas horas” hay miles de seres humanos que están siendo tratados como animales.

Más allá de la “amenaza identitaria” o de cualquier constructo hábil y hecho a la medida de nuestros más profundos miedos y prejuicios; más allá de esos pretextos, la realidad operativa es que estamos abusando de otros seres humanos considerados inferiores por sus condiciones materiales de existencia.

Atrapados por la narrativa del odio.

El imaginario del país está secuestrado, narigoneado por las ideas de los más crueles, de los más egoístas. Nos hemos dejado guiar discursivamente por ellos: tienen el dominio de los marcos de discusión, anclan el imaginario y nosotros respondemos desde sus coordenadas, estamos “pensando su elefante”.

No soy un intelectual, pero mi intuición me basta para orientarme, para indicarme que la posición correcta en este momento no está del lado de quienes enarbolan la defensa de tantos símbolos, tantos significantes vacíos, instrumentalizados para el desprecio, el maltrato y la separación entre seres humanos.

Me niego a cederles espacio, a concederles “razón”, a coincidir, a permitirles siquiera la sospecha de que sus actos puedan tener alguna legitimidad. Entiendo que este momento es propicio para la denuncia total de esta infamia que conduce a lo irascible por impotencia.

Apelo a la intuición, a la creatividad, a la capacidad de aquellos mejor entrenados, sensibilizados para percibir, describir y nombrar los fenómenos de la vida social; es decir, a los intelectuales; a aquellos cuyo oficio implica la proposición de una ética siempre perfectible que nos acerque a la felicidad humana.

A ellos ruego que cuestionen y adviertan los aires ideológicos que embargan nuestros sentimientos y nos empujan, por presión social, a ser interpretados por el discurso de los peores intereses humanos y dominicanos.

Los invito a reflexionar sobre su rol social, sobre su compromiso, y sobre la importancia de su contribución y su elección en “estas horas”.

Ariel Núñez

Ariel Núñez es psicólogo clínico, maestrante en Gestión en Salud por la PUCMM y activista social en Santiago de los Caballeros.

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