En el centenario del nacimiento de Prats-Ventós

Desde la semana pasada está abierta al público una exposición que recorre la vida creativa de Antonio Prats Ventós (1925-1999).  Este ejercicio nos comunica la gran labor de conector que tuvo este industrioso de la pintura y la escultura.

A decir verdad, él no tuvo mucha elección en la primera gran relación internacional  en la que la que le tocó participar: ser hijo de republicanos espaples exilados en República Dominicana.  Sin embargo, a partir de ahí fueron muchas las puntadas  de unión que continuó dando. La exposición nos muestra que además de su extensa participación en la capital del país que acogió a su familia, su talento está presente en esculturas que están literalmente de un extremo al otro de la geografía nacional. El monumento a los Héroes de Capotillo está en la frontera con Haití y el retablo de la imagen de la Virgen de la Altagracia está en Higüey.  Además, en Azua, lugar donde nació su esposa, realizó el monumento a los héroes de la batalla del 19 de marzo.

Eventualmente, él trascendió la geografía nacional y sus piezas fueron exhibidas de manera temporal en varias ciudades europeas hasta que un migrante español se aseguró de que un segundo vaciado de su escultura en bronce “El migrante” estuviera expuesta en Asturias, en paralelo con el primer vaciado, que está en Santo Domingo.

Una gran puntada de unión internacional la realizó postúmamente cuando, en el año 2012, con motivo del bicentenario de la proclamación de la Constitución de Cadiz, se organizaron eventos de avivamiento de memoria histórica y artística.  El ayuntamiento de esa ciudad realizó exposiciones con obras de autores en América Latina y la elegida para hacer el afiche alusivo al arte dominicano fue una reproducción de un cuadro de Prats Ventós. Hermanamiento en el tiempo y en el espacio.

También se evidencian trazos de integración de la escultura, su primera disciplina, y la pintura. Myrna Guerrero, directora del Museo Bellapart y curadora de la exposición, nos explica que él asumía la pintura como un descanso de su trabajo con el cincel.  Físicamente esa combinación es observable en muchas de sus piezas esculturales que integran colorido.

Al final de su vida, trabajó en la realización en madera de meninas (de Velázquez), tarea que también acometió posteriormente el español Manolo Valdés, en el año 2012, y toda la ciudad de Madrid a partir del año 2017.  En mi memoria de dominicana, el primer artista en hacer el paso de la pintura a la escultura de ese famoso cuadro fue Prats Ventós. No descarto la posibilidad de que yo me esté expresando como el mensajero de una oficina donde trabajé hace muchos años y quien, en una fiesta de Navidad, al oír mencionar a Joan Manuel Serrat preguntó: “¿Quién es Serrat? ¿Ese no es el que canta una canción de Fernandito Villalona? ¿”Penélope”?  Es posible que yo esté igual de perdida que ese mensajero, pero es evidente que Prats Ventós dio un paso entre las dos disciplinas.

Un elemento de su obra que puede reflejar puntos de contacto entre geografías diferentes es la presencia del flamboyán, como él los denomina en sus cuadros, que tiene un paralelo con el árbol de Júpiter dinamita, presente en su Barcelona natal.  Más consciente pudo ser la relación entre la obra pictórica universal de artistas como Victor Vasarely o Jan Van Eyck y la suya propia. Esto se ilustra en la composición que acompaña este artículo.

Pero quizás el ámbito donde tejió más relaciones fue en el humano. En los epígrafes que acompañan los muros de la exposición es posible sentir la calidez con la que se refieren a su maestro los hombres y mujeres que fueron sus estudiantes y colaboradores.  La exposició, abierta en el Museo Bellapart hasta el 30 de septiembre, estará acompañada de varias ponencias, visitas guiadas y tertulias.  Sería una pena perdérselas.

Jeanne Marion Landais

psicóloga y escritora

Jeanne Marion-Landais cuenta con una experiencia profesional importante en el mundo financiero y diplomático. Ha vivido en Estados Unidos, Francia y República Dominicana y su mirada al mundo está permeada por sus vivencias en estos países. A título voluntario colabora desde el 2014 con El Arca, asociación en torno a la discapacidad intelectual. Es madre de dos hijos.

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