Durante  largo tiempo en el imperio romano hubo una tenaz persecución contra los cristianos. Esa persecución terminó cuando el emperador Constantino promulgó en el año 313 el Edicto de Milán que consagraba la libertad de cultos. O sea que cada persona podía profesar la religión que le dictara su propia conciencia. Aunque el Edicto de Milán no implicaba, en su contenido, un privilegio especial para los cristianos, lo cierto es que esa libertad de culto sirvió para la expansión significativa del cristianismo provocando que en ese imperio el cristianismo creciera significativamente, alcanzando 15 millones de seguidores de esa fe. Sin embargo, de manera errónea a través de los años se ha divulgado la especie de que Constantino consagró al cristianismo como la religión oficial del imperio romano.

Ciertamente, Constantino ayudó a la expansión del cristianismo con su Edicto de Milán de libertad de culto, pero ese Edicto favoreció a todas las religiones por igual. La verdad histórica es que fue el emperador Teodocio quien declaró al cristianismo como religión oficial del imperio romano mediante el Edicto de Salónica que fue emitido el 28 de febrero del año 380.

Cabe señalar que en tiempos antiguos existió la costumbre, muy arraigada, de que cada Estado declarara formalmente cuál era su religión oficial, pero en el tiempo contemporáneo esa costumbre ya no existe, sino que la mayoría de los países declaran que tienen un Estado laico, sin ninguna preferencia como religión oficial. Siendo Estados laicos, al mismo tiempo declaran la libertad de cultos para que las personas profesen la religión que crean que es la apropiada desde su punto de vista espiritual o místico. Como caso excepcional, en los países en donde la mayoría de habitantes profesa la religión islámica hay Estados que, de hecho, declaran como oficial esa religión llegando al extremo, en algunos casos, que también aplican la llamada SARIA que provoca que toda la existencia humana sea regida única y totalmente por el  contenido del Corán. En la educación,  la vestimenta y la alimentación además en los tribunales de la justicia y también todos los estamentos gubernamentales, incluyendo los aspectos económicos estatales e individuales. Un ejemplo manifiesto de un país que actualmente aplica la SARIA en todos los aspectos de su vida es Irán que comenzó a aplicar el islam como su religión oficial desde que fue derrocado del poder el Sha Reza Pahlevi. Inmediatamente después de ese derrocamiento, el Ayatollah Khomeini impuso como religión oficial el islam. Además, con el paso del tiempo Irán se convirtió en lo que se llama un estado TEOCRÁTICO en que el poder terrenal es ejercido por grupos gubernamentales integrados, únicamente por Ayatollahs, quienes son los “intérpretes del Corán”.

En el siglo XX la manifestación más clara de un gobierno con una religión oficial fue el imperio otomano que tenía el islam como religión oficial. Todo eso desapareció cuando el imperio otomano fue derrotado hasta convertirse en cenizas en la Primera Guerra Mundial. Los remanentes del imperio otomano se convirtieron en la República de Turquía, que también asumió el islam como religión oficial, hasta que Mustafá Kemal Atatürk decidió modernizar a Turquía, convirtiéndola  en un Estado laico, y además asumiendo el sistema numérico y alfabético occidental.

Aunque Latinoamérica es el continente en que existe la mayor cantidad de cristianos católicos, ningún gobierno latinoamericano ha asumido la religión cristiana católica como su religión oficial. En este continente todos los estados son laicos con libertad de cultos. Un ejemplo palpable de esa situación es el caso de nuestro país que es profundamente católico y que nuestra libertad de cultos permite la vigencia de múltiples religiones, incluyendo también otras doctrinas cristianas diferentes a la Iglesia católica mientras que el Nuncio, Embajador de la Santa Sede, es el Decano del Cuerpo Diplomático acreditado ante nuestro país.

Eulogio Santaella

Ingeniero

Ingeniero. Fue administrador del Consejo Estatal del Azúcar y embajador en Washington. Profesor universitario. Empresario.

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