En las elecciones presidenciales del 2016, el PLD obtuvo algo más de 2 millones 300 mil votos. En el 2020 obtuvo 1 millón 362 mil votos. Perdió en 4 años más de 900 mil votos.
En las pasadas elecciones presidenciales, el PLD obtuvo 453 mil votos. Con relación al 2020, perdió 900 mil votos. Y con relación al 2016, perdió alrededor de 1 millón 860 mil votos.
Eso es mucho con demasiado. Esa disminución drástica solo es comparable con la que sufrió el PRD en 2016, cuando de 47% que había obtenido en el 2012, bajó a 6% en el 2016.
Tiene razón Francisco Javier García cuando dice que esos resultados son un "desastre electoral, una tragedia electoral". Yo diría: una verdadera debacle.
Ahora veamos lo que pasó con la Fuerza del Pueblo y el ex presidente Leonel Fernández.
En el 2020, el doctor Fernández, candidato presidencial de Fuerza del Pueblo, obtuvo solo 233 mil votos, equivalente a 9%.
Muchos lo creían acabado. Listo y servido. Estaban errados. No estaba acabado, ni listo ni servido. En política nunca nadie está acabado, y menos un 3 veces ex presidente.
Se puso a trabajar. 4 años después, en el 2024, Leonel y FP triplicaron sus votos. Obtuvieron 1 millón 164 mil votos. Aumentó 930 mil votos. De 9% en el 2020 pasaron a 29% en el 2024.
Se trata de un gran salto para Leonel y Fuerza del Pueblo, que los coloca, sin duda, como el principal líder y partido de la oposición.
En la República Dominicana hay una tradición. La mayoría de los que han sido presidentes, desde Pedro Santana hasta nuestros días, vuelven a serlo. Esa tradición solo ha encontrado resistencia con los que han llegado a la presidencia de la República por el PRD. Es el caso de Juan Bosch, Antonio Guzmán, Jorge Blanco e Hipólito Mejía.
Ahora bien, ¿De dónde provinieron esos votos de Leonel y Fuerza del Pueblo? ¿A qué partido se los quitaron?
El PRM no bajó su votación con relación al 2020. Mejor la aumentó ligeramente. Por lo tanto, es muy fácil deducir que los votos de Leonel y FP no procedieron del PRM. Procedieron de dónde tenían que proceder: del PLD.
Los números están ahí y no mienten ni dejan dudas.
El PLD perdió 900 mil votos, y la FP aumentó 930 mil votos.
Más claro ni el agua. Lo que perdió el PLD se lo llevó la FP, casi en un 100%.
En la fuerza de los hechos, la simpatía del PLD se mudó completica hacia Leonel Fernández. No reconocerlo es una mezquindad y no sirve de nada. Total, el electorado, que es sabio, lo sabe.
Llama la atención que, pese a que el PRM coptó decenas de alcaldes, diputados y dirigentes de todos los niveles del PLD, en el terreno se verifica que pocos peledeístas siguieron a los que se marcharon para el PRM. Eso, a pesar de los ofrecimientos y las ilusiones que siempre genera una campaña de un partido en el gobierno.
Las masas peledeístas se movieron hacia la Fuerza del pueblo, y lo hicieron sin darles ni ofrecerles absolutamente nada.
Tres factores, a mí juicio, explican esa mudanza masiva. 1. Un rechazo categórico, natural y entendible al PRM. 2. Ver que Abel y el PLD no tenían perspectivas de triunfo. 3. Una identificación emocional y política absoluta con el doctor Leonel Fernández, que además de sus tres períodos presidenciales, fue durante 17 años presidente del partido morado.
Las elecciones pasadas produjeron una nueva configuración del mercado electoral. No es díficil verla, digo, para el que la quiera ver.
Frente a esa debacle electoral el PLD decidió adelantar su congreso. Hacer una especie de un congreso al vapor, que Carlos Amarante Baret, califica de congreso express.
No deja de tener razón. El PLD, antes de quitar y poner, debe proceder a una evaluación, seria y responsable, respecto a las reales causas de las últimas 3 derrotas, que los han llevado a un lejano y precario tercer lugar.
Lo primero es evaluar, y después adoptar decisiones.
De todas maneras, los meses por venir dirán lo que pasará en el PLD, y en el ambiente político, a partir de esa nueva configuración del escenario electoral.
Pero hay cosas que ya se visualizan. Hay fenómenos fáciles de ver antes de que ocurran, aunque en política nada está escrito con tinta china. Todo puede ser y puede no ser, y de eso hablaré en un próximo artículo.