Esta semana tuve la maravillosa oportunidad de pronunciar unas palabras en el panel: “Perspectivas, tendencias y retos de la Formación Técnico Profesional en la República Dominicana” organizado por FUNDAPEC. El tema tratado en la actividad me parece tan importante que me atrevo a compartirlo con ustedes, lectores, que no estuvieron presentes.

 

En primer lugar, quiero felicitar a FUNDAPEC por propiciar una reflexión conjunta entre academia y empresas sobre este tema tan importante.

 

La formación para el trabajo nació desvinculada del sistema educativo y hasta hace unas pocas décadas seguía siendo un camino separado de la educación formal. Pero la sofisticación de las necesidades ocupacionales ha obligado a poner la atención en el tema de la educación técnica que, en la República Dominicana, depende de tres sistemas: el de educación preuniversitaria, regulado por el Ministerio de Educación (MINERD); el de educación superior, regulado por el Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología (MESCyT); y el de formación profesional, regulado por el Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (INFOTEP). De estos, egresan cada año aproximadamente 25,000 bachilleres técnicos, 2,000 técnicos superiores y 2,000 técnicos profesionales. Adicionalmente, unas 152,000 personas completan algún programa de formación profesional en INFOTEP.

 

En lo que se refiere a los títulos de niveles técnicos, ninguno de los tres sistemas tiene sobreoferta; por el contrario, en los tres hay un vasto espacio de crecimiento. Los estudiantes matriculados en las 22 instituciones de educación superior que ofrecen nivel técnico superior representan menos del 3% de los estudiantes universitarios. En Latinoamérica esta cifra alcanza el 20% y en países de la OCDE, el 33%.

 

Los estudios indican que la brecha – en términos de cantidad y pertinencia- entre los profesionales que formamos y los que necesitamos representa una amenaza para nuestra Estrategia Nacional de Desarrollo, en la cual hemos visualizado un desarrollo económico capaz de generar bienestar social. Si seguimos apuntando a un crecimiento económico que no genera bienestar para las personas corremos el riesgo de perder la fe en el capitalismo, como ha pasado en algunos de nuestros países hermanos en Latinoamérica y más recientemente en Europa.

 

El actual plan de gobierno ha priorizado la participación del país en las cadenas globales de valor. Esto implica impulsar sectores como transporte y logística, manufactura de dispositivos médicos, eléctricos, electrónicos, de plásticos y de alimentos procesados, servicios modernos, centros de contacto, así como la industria del cine y de la moda. Pero, para participar de ese pastel necesitamos productos y servicios respaldados por talento humano capaz de responder a las demandas mundiales cada vez más exigentes.

 

Es el momento de comunicar con honestidad a nuestros ciudadanos que cada vez hay menos trabajos para personas que no completen secundaria. Y es el momento ampliar la oferta de educación y formación técnica, en especial la de nivel técnico superior. Es el momento de articular los programas de técnico superior con los de grado, para la continuidad educativa. Es el momento de explorar más escenarios duales de educación y formación técnica, de permitir a más jóvenes desarrollar destrezas en prácticas profesionales y pasantías y de desarrollar más docentes técnicos.

 

En la visión de una República Dominicana más prospera, todos tenemos un rol. Quienes tenemos el privilegio de participar en procesos educativos, nos toca impulsar planes y programas de estudio que preparen a las personas para puestos de trabajo de calidad y que hagan nuestras empresas más competitivas.  Este camino tan necesario solo será posible si vamos todos halando al mismo tiempo y en la misma dirección.  Y esta iniciativa de FUNDAPEC eleva mis esperanzas de que es posible.