Después de terminada la contienda bélica de la Segunda Guerra Mundial, en el año 1945, los países vencedores establecieron las reglas del juego. Los hombres de estado que dirigieron ese acontecimiento, penoso y terrible, se pusieron de acuerdo para establecer un cierto nivel de equilibrio en el mundo.
El mundo de hoy tiene una complejidad mayor que la que tuvo en aquel momento el conflicto que le costó tantas vidas humanas, pérdidas, a nuestros países.
Después de haber pasado ochenta años de aquel acontecimiento, las potencias han entrado en una feroz competencia política y comercial, la cual ha anulado todo el equilibrio logrado a partir del fin de la guerra hace casi un siglo.
En el marco de los cambios producidos en la geopolítica, y roto el viejo esquema de la bipolaridad, las potencias, ahora regidas por la multipolaridad, se encuentran con un nuevo orden político y económico complejo, en el cual ha desaparecido la vieja política de la coexistencia pacífica para lograr el necesario equilibrio del mundo.
En uno de mis trabajos anteriores, en este mismo medio, habíamos planteado que se producirían grandes movilizaciones de ciudadanos, por justos reclamos, en las grandes ciudades de las principales potencias que dirigen el mundo.
Al igual que lo ocurrido contra la guerra de Estados Unidos en Vietnam, con las movilizaciones mundiales, estas protestas ya iniciaron esta misma semana en importantes ciudades de este primer país. Nadie está seguro de lo que ocurrirá a futuro en muchos de los países llamados del primer "mundo".
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