El 28 de junio de 1914, un joven de apenas 19 años, Gavrilo Princip, disparó dos veces contra el archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa Sofía, en Sarajevo. Aquellos disparos, ejecutados por un nacionalista serbobosnio convencido de estar sirviendo a una causa patriótica, desencadenaron una cadena de alianzas, declaraciones de guerra y movilizaciones que desembocaron en la Primera Guerra Mundial. El episodio pasó a la historia como un ejemplo de cómo un acto individual, aparentemente aislado, puede convertirse en el detonante de un cataclismo global.

Más de un siglo después, el eco de Sarajevo resuena en la memoria histórica. Las tensiones entre grandes potencias, la carrera tecnológica y la pugna por recursos estratégicos alimentan la pregunta: ¿podría un nuevo “loco de Sarajevo” desatar la próxima gran guerra? El riesgo no necesariamente se centra en un magnicidio en la forma clásica, sino en la posibilidad de un acto extremo, cometido por un individuo o grupo pequeño que precipite un conflicto de dimensiones impredecibles.

Hoy, un ataque cibernético que paralice infraestructuras críticas, un atentado terrorista con armas biológicas o incluso un error militar en regiones de fricción -como Taiwán, Ucrania o el mar de China Meridional- podrían tener efectos similares a los disparos de Princip. En un mundo interconectado, donde la información viaja a la velocidad de la luz y las decisiones políticas deben tomarse en minutos, la chispa de un individuo puede incendiar la pradera global.

El desafío radica en que los Estados han multiplicado su capacidad destructiva. La Primera Guerra Mundial fue brutal, pero se combatió con armas convencionales. Hoy, las armas nucleares, la inteligencia artificial aplicada a la guerra y los drones autónomos elevan el riesgo de que un conflicto desencadenado por un hecho aislado derive en una catástrofe para la humanidad.

La historia nos enseña que la paz nunca es inmutable. Sarajevo fue un recordatorio de que la imprudencia, el fanatismo o la desesperación de un solo hombre pueden torcer el rumbo de la historia. La pregunta que flota en el aire es inquietante: ¿quién podría ser el próximo “loco de Sarajevo”? ¿Un terrorista digital escondido tras una pantalla? ¿Un radical dispuesto a atacar a un líder mundial? ¿Un militar que, en medio de la tensión, apriete el botón equivocado?

En un tiempo marcado por la fragilidad del orden internacional, la lección es clara: la prevención, el diálogo y la cooperación global son el único antídoto frente a la posibilidad de que un nuevo Sarajevo inaugure lo que sería sin lugar a dudas, la última guerra de la humanidad.

Justo Del Orbe

General retirado

Justo Del Orbe Piña, Gral. ®, Ejercito de República Dominicana, Historiador Militar. Geo-politólogo.

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