El presidente del Consejo Directivo del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL), Guido Gómez Mazara, ha hecho un servicio de gran envergadura a la sociedad dominicana al determinar que en las redes sociales que se consumen aquí el 62% es falso. Y de mayor gravedad es el hecho de que el 70% de los que reciben esas falacias las reenvían a través de las redes cual si fueran verdades.
Esta cuestión es síntoma de un mal que afecta a la mayor parte de la humanidad y que va deteriorando la democracia (en aquellos países donde existe), erosionando la confianza en la información científica (como el caso de Robert F. Kennedy Jr.) y hasta el desarrollo económico. Si las mentiras estaban presentes en los medios de comunicación y los discursos políticos antes de que existiera Internet o los celulares, su impacto sobre la opinión de las mayorías en la actualidad es millones de veces más intenso gracias a las redes sociales y la “videación” (una suerte de voyerismo) de las pantallas de los celulares, que es una adicción en la mayor parte de los jóvenes y adultos. La mentira cala hondo y articula una realidad falsa en la que habitan mentalmente el 62% de los dominicanos y dominicanas.
He afirmado en artículos anteriores que ese mundo virtual falacioso de las redes sociales nos remite a la preocupación de Platón por las creencias falsas que arropaban a la mayor parte de sus conciudadanos atenienses, propagadas por los sofistas y la baja calidad de la educación de su tiempo. Fruto de esa situación, el filósofo ateniense decidió crear una escuela, la Academia, para ayudar a sus alumnos a encontrar la verdad y propuso un método que está formulado de manera brillante en el capítulo séptimo de La República. Esa masificación de las mentiras propaladas por los sofistas provocó el asesinato del fundador del pensamiento racional occidental: Sócrates. Hablar de suicidio en el caso del maestro de Platón es una muestra de frivolidad perversa cuando se conoce todo el proceso.
Con las pantallas en la actualidad se logra que lo falso tenga repercusiones nocivas en el orden económico y político de gran envergadura. En el 2016, la opinión pública fue manipulada por las redes sociales en el Reino Unido y Colombia. En el caso inglés provocó la salida de dicho país de la Unión Europea y en el caso colombiano provocó el rechazo al acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla. La insensatez de ambas decisiones muestra cómo las herramientas digitales actuales pueden provocar que pueblos enteros tomen decisiones que les perjudican profundamente.
Al igual que la Atenas del siglo V a. n. e., la propagación de las mentiras en la actualidad tiene actores definidos y una población susceptible de ser engañada con facilidad. La diferencia está en los medios. La baja calidad de la educación en gran parte de Occidente durante las últimas tres décadas ha deteriorado significativamente la capacidad comprensiva y el pensamiento crítico en porcentajes superiores al 50% de los egresados de educación media. ¡En parte responsabilidad de la tontería del modelo de las competencias!
Una población con tal grado de estulticia es terreno fértil para que liderazgos autoritarios utilicen las redes sociales para guiar a millones de jóvenes y adultos cual ganado manso. El papel de los sofistas en la asamblea ateniense lo cumplen hoy jóvenes blancos entrenados en la verborrea de agitación. Vito Aquiles en España, Charlie Kirk en Estados Unidos, Fernando Abreu en República Dominicana o Agustín Laje en Argentina, que no son intelectuales ni académicos; son agitadores de extrema derecha que mediante mentiras e insultos procuran ganar visibilidad en redes sociales y espacios públicos.
La agenda política común de esas fuerzas políticas ocultas tras las redes sociales es el retroceso en el respeto a los derechos conquistados por las mujeres, los pobres, los no blancos, migrantes y homosexuales. La búsqueda de la privatización de todos los servicios públicos para garantizar la concentración de la riqueza en pocas manos y el desmantelamiento del Estado para ahogar la democracia.
Revertir ese proceso requiere el liderazgo de los políticos con vocación por la defensa de la democracia y la justicia social, los profesores y profesoras comprometidos con la formación integral de sus alumnos y medios de comunicación que sean fieles a la información fidedigna. El servicio que ha hecho Guido Gómez Mazara como servidor público es muy valioso, ya que pone en primer plano el problema y su relevancia en la sociedad dominicana.
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