JESÚS DE LA ROSA. IN MEMORIAM

Efectivamente, la meticulosidad y delicadeza en los preparativos de la expedición aseguraban el éxito de la misma. El coronel Fernández Domínguez no dejaba nada al azar, pero tampoco Juan Bosch, hombre curtido en acciones de ese tipo, por la experiencia de Cayo Confites y su larga lucha contra la tiranía de Trujillo.

Los personajes claves para los mensajes escritos entre los conspiradores, fueron Cucho Fernández Rojas, primo del coronel y Molina Urena, a quienes el profesor Juan Bosch les enseñó a introducir los mensajes en tubos de pastas de dientes así como la técnica de traer y llevar mensajes en las suelas de los zapatos.

Se estaba orquestando el viaje, el teniente piloto Hugo Víctor Román Peralta, uno de los militares que vendría en la expedición, acompañó a Fernández Domínguez a una tienda de útiles militares para comprar cuchillos, brújulas y uniformes militares y cuando éste vio a Jesús de la Rosa, entendió que el viaje era inminente. Jesus de la Rosa, no sólo sería el capitán de la nave, sino que le asignaron tanto a él como al teniente Lorenzo Sencion, una vez estuvieran en tierra dominicana, dirigirse con sus respectivos comandos a la residencia de Read Cabral y Viñas Román para hacerlos presos.

Uno de los civiles más destacado en la conspiración era el ciudadano español José Azcárate, quien tenía su residencia en una casa del kilómetro 10 de la carretera Sánchez, lugar escogido por el coronel Fernández Domínguez para trasladarse inmediatamente pisara suelo patrio. Días antes, el señor Ascárate despachó el servicio doméstico, para mantener la discreción de sus movimientos y para alejar cualquier sospecha de los agentes secretos del Triunvirato. Todo estaba preparado, el profesor Juan Bosch leería una proclama llamando al pueblo y a las fuerzas armadas a luchar por la reposición del gobierno constitucional.

En Barahona se contaba con el coronel Caonabo Fernández, hermano del coronel Fernández Domínguez, quien ordenaria la movilización de los tanques desde la base de Barahona hacia Neyba. En San Isidro se contaba con varios pilotos que volarían a Santiago y a San Juan de la Maguana. En la capital un coronel y "un cabo apodado "El Rojo", con otros militares implicados, tomarían la fortaleza Ozama, partiendo desde la clínica del doctor Neco Gómez, situada en la Arzobispo Meriño esquina padre Billini". El coronel Hernando Ramírez, el coronel Francisco Caamaño y todos los muchachos de la bomba, tenían asignadas sus tareas militares, de manera que la conjura tenía todo el éxito garantizado, porque contaban con el factor sorpresa y una atinada sincronizacion a nivel nacional.

Mientras en Puerto Rico los preparativos del viaje concluian, los expedicionarios ( Bosch y Fernández, listos para salir el día 5 de enero), disimulaban, conversando en la casa del gobernador Luis muñoz Marín, con éste y el rector de la universidad, Jaime Benítez; en acción de despistes a las autoridades federales de la Isla. Aquí en Santo Domingo acontecía un problema que provoca el fracaso de la expedición.

De acuerdo a la versión rendida por Molina Ureña: "… a las once de la noche del 5 de enero, yo recibí la llamada de doña Arlette, la esposa de Rafelito, pensé que Rafelito estaba aquí y que yo debía ponerme en contacto inmediatamente con él en casa de José Ascárate". Se dirigió a la casa de doña Arlette, en Alma Rosa y la encontró llorando, le dijo que el coronel no pudo salir porque el movimiento fue delatado.

En Puerto Rico, el Alférez Jesús de la Rosa estaba con el coronel Fernández Domínguez cuando este recibió una llamada de Santo Domingo. Observó el rostro del coronel, que enrojecido de cólera, "Tiró el teléfono sobre la mesa y comenzó a halarse los cabellos", diciendo: "¡ Coño, nos han traicionado!" Después de calmarse un poco, nos dijo que el complot había sido delatado por un hermano suyo, que las Fuerzas Armadas estaban acuarteladas y que varias unidades navales patrullaban en el Canal de la Mona.

Pese al fracaso, Arlette Fernández, le dijo a Molina Ureña:" No sé preocupe doctor Molina que todavía no estamos perdidos". El coronel Fernández Domínguez se aseguró de que Jesús de la Rosa retornara al país, sin levantar sospechas de las autoridades federales de Puerto Rico ni del servicio secreto del Triunvirato.

Años después de la muerte dolorosa del coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, Milagros Ortiz Bosch expresó lo siguiente: "…en él, todo fue un trabajo de organización en el que cada detalle era tomado en cuenta, en el que cada hombre indispensable era perseguido hasta el compromiso, en el que cada plan tenía otra alternativa en caso de un posible fracaso".

El Alférez Jesús de la Rosa, quien acaba de fallecer, nunca hizo alarde de su importante papel en la Revolución de abril, ni de esa fracasada expedición en la que tenía tan importante misión, pero dejó su testimonio en un libro publicado en el año 2011.

Fuentes:

1- Jesús de la Rosa.

"La Revolución de Abril, 965."

Editorial Letra Grande, diciembre 2011.

Reimpresión, febrero 2012

SBN 97S 994541064-8.

2-Arlette Fernández.

"Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez. Soldado del pueblo y militar de la libertad".

Tercera edición, 2013. Fundación Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez. Impresión Omar CD ' System & Cybercolor. Santo Domingo, República Dominicana, 2013.