El Ayuntamiento de Santiago en atención a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, ha conferido reconocimientos a un grupo de damas destacadas por su labor social en esa muy importante ciudad, entre ellas la doctora Agueda Pichardo, nuestra compañera de promoción de pediatría en el magnífico Hospital Infantil Dr. Robert Reid Cabral, en el periodo 1984-1986. Con la venia de mis restantes quince compañeros de promoción, deseamos manifestar de manera pública el regocijo de todos nosotros por el homenaje a Agueda.
Los que hemos cursado residencias médicas, sabemos que finalmente se desarrollan vínculos de familiaridad durante este arduo, pero muy importante lapso que constituye entrenarse en una especialidad médica. Nuestro grupo fue un muy unido y todavía mantenemos una digna hermandad y recordamos con cariño a los residentes superiores y a los que nos siguieron. También a los excelentes maestros durante nuestra formación, en especial a Teófilo (Teo) Gautier y Mariano Defillo. El personal de enfermería y las inolvidables monjas del hospital en particular a sor Daniela la poderosa y eficiente ejecutiva de Rayos X, sor Dolores en la central de medicamentos y sor Vicenta en la sala de cirugía y quemados.
Quizás los momentos más difíciles de una residencia médica son los iniciales, y en esos momentos Agueda Pichardo nos dio un ejemplo a todos de no rendirse ante el infortunio, atravesó una adversidad familiar al poco tiempo que ingresamos al hospital. Agueda con un valor inimitable se sobrepuso al dolor y se destacó entre los mejores residentes de la promoción. Dándonos un noble ejemplo de como debemos enfrentar las dificultades y avanzar sin detenernos hacia la superación.
Nunca olvido una madrugada que ella y el suscrito estábamos de servicio en la siempre congestionada emergencia y llegó muy apresurada una ambulancia desde el interior del país que nos traía un pacientito afectado de una importante dificultad respiratoria, referido con el diagnóstico de impresión de difteria (patología muy frecuente en la época). Agueda tras examinar el paciente con la calma y rigurosidad que ordena la semiología médica, procedió con un bajalengua a sacarle un grupo de huesecillos de pollo que tenía atragantado (en la garganta) y que simulaba la sintomatología de una difteria y por poco se asfixia en esa larga travesía hasta el hospital, el paciente fue devuelto a su pueblo sano y salvo.
Tras concluir la residencia, Agueda regresó a Santiago e ingresó al benemérito Hospital Infantil Dr. Arturo Grullón, donde también ha dejado estampada su labor como excelente médico pediatría y noble ciudadana, interesada en coadyuvar en la solución de los problemas sanitarios de su región.
Tampoco ha sido apática frente a las dificultades sanitarias de la sociedad y los reclamos del sector médico por realizar su labor con dignidad. Ha sido una gremialista consecuente desde el Colegio Médico y la regional norte de la Sociedad Dominicana de Pediatría. Junto a Luis Balboa fueron los pioneros en Santiago del grupo gremial los «Shanghai», que llevaron la democratización interna en los mandos directivos del Colegio Médico Dominicano.
Agueda, tus compañeros de promoción pediátrica nos sentimos orgullos de la dedicación que ha aportado al servicio de la niñez dominicana: José Rojas, Rafael Colomé, Fany Aquino, Sonia Rosario, María Martínez, Nelson Duarte, Gustavo Lázala, Waldo Suero, Ramón Marte, César Bespin, Iris Javier, Mirta Santana, Rebeca Simó, Dulce Mariñez, Edisson Féliz, Santiago Castro.

Enhorabuena querida colega pediatra Agueda Pichardo, por el merecido reconocimiento que te otorga tu querida ciudad de Santiago: Santiago es Santiago.
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