Introducción
La defensa del medio ambiente y los recursos naturales en la República Dominicana no es un fenómeno reciente ni episódico, es una tradición social que emerge desde las comunidades rurales y urbanas, organizaciones campesinas, iglesias y colectivos ambientalistas que a lo largo de décadas han resistido proyectos extractivos, de construcción y productivos, defendido fuentes de agua, hábitats de la biodiversidad y reclamado vigencia real de los derechos constitucionales.
Este trabajo recupera esa trayectoria, reconoce hitos y debilidades, analiza los riesgos actuales, incluyendo la dimensión que aporta el Acuerdo de Escazú, y propone, en términos generales, cómo fortalecer la protección de quienes defienden el ambiente en un contexto de fuertes presiones económicas, corrupción, impunidad, fragilidad institucional y cambio climático.
1. Memoria de Luchas y Momentos Significativos
La historia reciente registra episodios emblemáticos que han consolidado la conciencia ambiental pública y demostrado la capacidad organizativa de las comunidades, las ONG y el movimiento socioambiental. Entre esos episodios destacan siete casos: a) el rechazo de una cementera en Gonzalo, región de Los Haitises, b) el repudio a la instalación de barcazas para la generación eléctrica, en Puerto Viejo de Azua, c) la defensa de la Loma Miranda como Parque Nacional, d) la reprobación al proyecto minero Romero, en San Juan de la Maguana, e) la lucha contra la explotación minera de la Sierra de Bahoruco Oriental, en Barahona, f) el rechazo a los proyectos mineros de las empresas Unid Gold y Barrick Gold en la frontera, y g) los conflictos generados por el intento de esta empresa de construir una nueva Presa de Cola en El Naranjo, Cotuí. Estos episodios, aunque distintos en su naturaleza, comparten lecciones útiles para pensar la defensa ambiental en el país.
La lucha contra la instalación de una cementera en las cercanías del Parque Nacional Los Haitises (Gonzalo, Monte Plata) fue un momento relevante: movilizó comunidades, sectores urbanos y juveniles y organizaciones locales e internacionales y obligó a la suspensión o reubicación del proyecto, tras evidenciar riesgos sobre mantos acuíferos y ecosistemas frágiles. Ese éxito mostró que la articulación técnico-política, combinada con presión mediática y apoyo internacional, puede torcer decisiones favorables a intereses privados cuando se demuestra el daño potencial al bien común.
De manera análoga, las resistencias frente a la minería a gran escala, en particular las movilizaciones contra proyectos de las mineras Barrick Gold, GoldQuest, Unid Gold y Belfond Interprise, en Cotuí, San Juan de la Maguana, Dajabón y en Barahona, respectivamente, han sido constantes. El desarrollo de proyectos mineros y presas de cola han desatado protestas sostenidas y visibilizado el riesgo que implican estos elementos para los ríos, suelos, biodiversidad, vida y salud comunitaria y ambiental. Las manifestaciones en todos estos pueblos, intensificadas en los últimos años, muestran cómo la comunidad continúa movilizándose frente a propuestas desbastadoras y ante la percepción, frecuentemente fundada, de riesgos ambientales significativos.
Compartir esta nota