Amigo Lector: Con el inicio de esta semana mayor, me he atrevido presentarles algunas consideraciones, de origen bíblico, en lo referente a su impacto en las economías modernas. Veamos:
I-CONSIDERACIONES BASICAS
La Biblia ha servido, durante mucho tiempo, como guía moral enfatizando la eterna lucha entre la rectitud y las inconductas humanas como la avaricia. De ahí que, los Diez Mandamientos proporcionen un marco para la Ley Divina: un conjunto de principios diseñados para promover la armonía entre la humanidad y Dios, así como entre los individuos, dentro de un marco coherente y justo para todos los humanos, sin distingo de clases ni ideologías.
Sin embargo, la avaricia codiciosa, arraigada en el deseo de excesos a expensas de los demás, perturba esta armonía. Si bien los Mandamientos abordan comportamientos relacionados, como el robo y la codicia, la Biblia también advierte contra el poder corrosivo de la avaricia. En Proverbios 15:27, dice: «Los avaros arruinan sus casas», destacando el alcance destructivo de la avaricia en la vida personal y comunitaria. De igual manera, en 1:00 Timoteo 6:10, leemos: «Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males», conectando la avaricia con un patrón más amplio de maldad, que incluye la corrupción, las guerras y la desigualdad. Eventos muy recurrentes en la cotidianeidad de nuestros pueblos.
La Ley Divina, tal como se resume en las Dos Tablas, exige claridad moral y humildad. Sin embargo, a medida que la sociedad evoluciona, resulta crucial reinterpretar estas enseñanzas para afrontar los desafíos modernos. Al abordar la avaricia codiciosa, a través del fomento de los valores éticos, podemos honrar la sabiduría eterna de las Dos Tablas y, al mismo tiempo, crear un camino hacia la justicia y la compasión en el mundo actual.
Los Diez Mandamientos, inscritos en estas Dos Tablas, constituyen una brújula moral atemporal. Estas leyes divinas rigen nuestra relación con Dios y con el prójimo, ofreciendo un fundamento para la justicia, el amor y el respeto. Sin embargo, a medida que la sociedad evoluciona, la aplicación de estos principios enfrenta nuevos desafíos. El mundo moderno nos exige reinterpretar su esencia para abordar problemas acuciantes como la codicia. La avaricia , la corrupción y la desigualdad.
II-DINAMICA E INFLUENCIA EN LA ECONOMIA
Al explorar los sistemas económicos y las dinámicas sociales, se hace evidente que avaricia codiciosa alimenta muchos de los males más graves del mundo: corrupción, delitos, guerras y explotación.
Las repercusiones se extienden mucho más allá de las acciones individuales, generando disparidades económicas e injusticias sistémicas. Abordarla exige un despertar espiritual y ético, basado en la humildad, la generosidad y la responsabilidad comunitaria.
1-El impacto económico de la avaricia codiciosa:
a)-La avaricia impulsa prácticas financieras poco éticas como los monopolios, la explotación y la corrupción, desestabilizando los mercados y causando desigualdades.
b)-En relación con “La mano invisible de Adam Smith”: Si bien el interés propio puede conducir a la productividad económica, la avaricia desenfrenada perturba el bienestar y la equidad social.
2-Distribución de recursos y desigualdad:
a)-La disparidad económica a menudo se ve impulsada por la avaricia. La distribución desigual de la riqueza impide un desarrollo social más amplio.
b)-Si la enlazamos con la crítica de Karl Marx, entonces vemos que la concentración de la riqueza puede perpetuar las divisiones sociales, lo que destaca la importancia de la gestión ética. Claro está, que el Leviatán de Thomas Hobbes siempre surge creando un Estado corrupto e incontrolable.
3-Ética social en los sistemas económicos:
a)-Ahora bien, “equilibrar” el afán de lucro con las prácticas éticas puede conducir a un desarrollo sostenible e inclusivo. En los narcoestados, este tipo de corrupción promueve las inversiones en bienes raíces y en entramados energéticos, MUY rentables. Si relacionamos esto con John Maynard Keynes, entonces vemos que las políticas económicas deben centrarse no solo en el crecimiento, sino también en reducir el fomento de la avaricia codiciosa y estabilizar la sociedad.
4-Prácticas sostenibles contra la avaricia codiciosa:
a)-Las teorías modernas abogan por una gestión de recursos que priorice la sostenibilidad a largo plazo sobre aquellas que incitan y promueven las ganancias a corto plazo impulsadas por la avaricia codiciosa.
b-Integrando las ideas de Amartya Sen: “Destacar las capacidades y las libertades en las decisiones económicas se alinea con los valores morales y espirituales, siempre y cuando el poder político no sea corrupto y avaricioso.”
RESUMEN: La teoría económica combinada con valores morales y espirituales ofrece un marco sólido para abordar los desafíos sociales. Al retomar ideas de pensadores como Adam Smith, Karl Marx y Amartya Sen podemos imaginar un mundo donde los sistemas económicos prioricen el bienestar humano y la sostenibilidad por encima de la avaricia codiciosa. Conceptos como la equidad, la transparencia y la prosperidad colectiva deben ser centrales tanto en el discurso económico como en el espiritual.
De ahí que, al explorar los sistemas económicos y las dinámicas sociales, se hace evidente que la avaricia codiciosa alimenta muchos de los males más graves del mundo: corrupción, delitos, guerras y explotación. Las repercusiones de la avaricia se extienden mucho más allá de las acciones individuales, generando disparidades económicas e injusticias sistémicas (generadas por una Economía de Allante Macroeconómico). Abordar la avaricia exige un despertar espiritual y ético, basado en la humildad, la generosidad y la responsabilidad comunitaria. Por último, debemos de fomentar una economía basada en el bienestar de la clase media a través de una estructura fiscal que no penalice el ahorro ni tampoco las ganancias de capital modestas ni tampoco a plusvalías producto de las inversiones hechas con estos ahorros.
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