Muy cerca de mi hogar hay un pequeño centro comercial compuesto por restaurantes. Hoy me detuve frente a un rato frente al mismo, y algo me llamó la atención: no se escuchaba música alta y en los  minutos que estuve allí, apenas entraron dos vehículos al parqueo. Ese silencio, esa quietud, parecían hablar por sí solos.

A tan solo un mes de la tragedia ocurrida en el centro de diversiones Jet Set, ya se perciben cambios profundos en el comportamiento de las personas. Muchos padecen de trastono de estrés post traumático, otros de un duelo que les tomará mucho salir.

Con el tiempo y con ayuda profesional  la vida volverá poco a poco a la normalidad, sin embargo el impacto de lo ocurrido dejará una huella en la forma de actuar del pueblo dominicano.

La sociedad aún camina con pasos temblorosos. Como si de pronto todos lleváramos luto en la mirada, hemos empezado a cambiar la manera en que habitamos los espacios públicos, cómo nos reunimos, las celebraciones, la forma de mirar la noche, el entretenimiento y la idea de seguridad.

El comportamiento social, como un espejo que se astilla ante el impacto, ha comenzado a reflejar nuevas formas de precaución. La vida nocturna, antes símbolo de libertad y alegría, ahora parece envuelta en una bruma de sospecha. Las multitudes han menguado. En cada mirada se asoma una pregunta: ¿Estamos seguros aquí? Las personas buscan, casi instintivamente, las salidas de emergencia. Ya no basta con confiar; ahora se exige, con voz firme, que las autoridades velen por la integridad de cada espacio. La tragedia nos ha obligado a despertar del letargo y a cuestionar lo que antes dábamos por sentado.

Pero si algo emerge con fuerza tras el dolor, es la solidaridad. El duelo colectivo se convierte en una marea invisible que nos arrastra hacia la empatía. Nos volvemos más humanos ante la pérdida del otro. Las velas encendidas, las flores depositadas en las aceras, las vigilias, son rituales que, aunque no devuelven la vida, reconstruyen el alma de la comunidad. Y en medio de ese dolor compartido, nace también la exigencia de justicia, la esperanza de que los muertos y heridos en dicha tragedia, no haya sido en vano. Ojalá este dolor se transforme en motor de reformas, y no se diluya en el olvido.

La memoria histórica, ese archivo invisible que todos compartimos, es el lugar donde las tragedias se vuelven eternas. No solo quedan registradas en periódicos y noticieros; también germinan en el arte, la literatura, la música popular. Se alzan monumentos, se marcan fechas, se recogen testimonios. Porque recordar no es solo mirar atrás; es sembrar conciencia para que el futuro no tropiece con las mismas piedras.

La normalidad regresará, pero no será la misma. Porque las tragedias no solo rasgan el presente; también reescriben el futuro. Se incrustan en la piel de la memoria y moldean, la conducta de un pueblo.

En los países más desarrollados que el nuestro, aquellos que poseen departamentos que norman la seguridad e higiene en los lugares públicos, sus certificaciones son imprescindibles y sus violaciones acarrean multas y hasta cierre de locales, aquí eso se solo se aplica para algunos, andamos “como chivos sin ley” y nos encontramos haciéndonos preguntas como estas:

¿Y si los organismos correspondiente como son

Salud Pública, Obras públicas, Interior Y policía, Turismo y todos los involucrados en la autorización de este tipo de establecimiento  hubieran evaluado el lugar y no lo autorizarán?, que distinta sería esta historia.

Mientras tanto solo somos ente adormecidos y golpeados casi como ellos, con el agravante de estar aún vivos pero “Atrapados y sin salida.

 Merliz Rocio Lizardo Guzmán. Aprendiz de la conducta humana

Merliz Rocio Lizardo Guzmán

Aprendiz de la conducta humana. Merliz Rocío Lizardo Guzmán. Hija del escritor y profesor universitario Luis F. Lizardo Lasocè y de la doctora en medicina Idaliz Guzmán Suárez. Licenciada en psicología en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, con estudios relacionados en la Universidad de NYU y Hackensack, New Jersey donde cursó estudios en PTSD, además, Maestría en Sexualidad Humana. Actualmente es Profesora, por más 15 años en el área de psicología de la UASD y Terapeuta del Hospital Marcelino Vélez Santana. Asesora de estrategia de Marketing empresarial de grandes empresas nacionales y multinacionales.

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