Los resultados de dos estudios realizados por neurólogos y neuropsicólogos de las universidades de Cambridge y Harvard refieren que, después de los 40 años, el cerebro inicia un proceso de atrofiamiento progresivo, perdiendo alrededor de un 5% de su masa cada 10 años.

Según dichos estudios, la atrofia cerebral afecta la corteza prefrontal, la cual es responsable de la resolución de problemas y la adaptabilidad del organismo humano. Además, la atrofia cerebral afecta el hipocampo, área que controla la memoria y la orientación espacial de los seres humanos.

Asimismo, los hallazgos de los estudios refieren que la reducción del tamaño del cerebro se debe, en gran medida, a la pérdida de neuronas y de unas uniones cerebrales llamadas sinapsis, la cual produce una disminución de la plasticidad cerebral. Como se sabe, la plasticidad cerebral es la capacidad que tiene el cerebro de adaptarse y reorganizarse.

También, la atrofia cerebral refleja cambios reales en la conectividad neuronal, lo que provoca olvidos desagradables, tales como los detalles de una conversación, el lugar donde las personas colocaron sus llaves, los horarios de desayunar, almorzar y cenar, así como las horas de levantarse y acostarse.

Además, la atrofia cerebral afecta la producción y la eficacia de los neurotransmisores esenciales que facilitan la actividad cerebral, especialmente la dopamina, la serotonina y la acetilcolina. Según se conoce, la acetilcolina es un mensajero químico fundamental para la memoria, el movimiento muscular y la agudeza mental.

La atrofia cerebral afecta la corteza prefrontal y el hipocampo, comprometiendo la memoria y la capacidad de adaptación

Como tal, la atrofia cerebral provoca una disminución de la materia gris del cerebro asociada con la edad. Como se sabe, la materia gris son tejidos nerviosos que desempeñan un papel fundamental en la protección y en el mantenimiento de las conexiones neuronales claves del organismo humano.

Otros estudios realizados por la neuróloga Golnaz Yadollahikhales del Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles en los USA refieren que el deterioro de los tejidos nerviosos del cerebro humano provoca diversos síntomas, cuya gravedad depende de la genética y el estilo de vida de las personas afectadas con dicha patología.

Al profundizar en sus hallazgos, la neuróloga Golnaz Yadollahikhales encontró que el olvido leve es muy común en las personas de edad avanzada, mientras que la pérdida de la memoria es un signo de la primera etapa del deterioro cognitivo o demencia.

Por nuestra parte, los neurólogos y los neuropsicólogos sabemos que la persona con 60 años o más que logra adquirir experiencias nuevas estimula la reconfiguración de su cerebro, lo que favorece la creación de nuevas neuronas y vías de aprendizaje, lo que fortalece la neuroplasticidad cerebral.

De su lado, los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) descubrieron que la estimulación de la corteza cerebral renueva las áreas cognitivas que han sido afectadas por la mala alimentación, el trabajo forzoso y la falta de sueño que experimentan las personas con 60 años o más que mantienen una vida productiva, social y laboral activa.

En tal sentido, los investigadores de la OMS constataron además que las personas con 60 años o más disponen de una reserva cognitiva que utiliza el cerebro para compensar los daños o los cambios propios de la edad; mientras que la neuróloga Golnaz Yadollahikhales describe dicha reserva como un andamiaje mental que ayuda a mantener el funcionamiento del cerebro, incluso cuando este comienza a debilitarse o a fallar.

Asimismo, la doctora  Yadollahikhales refiere que el andamiaje cerebral del que disponen las personas añosas es una forma eficaz del cerebro de activar y desarrollar la reserva cognitiva para que dichas personas aprendan nuevas habilidades que exigen un esfuerzo cognitivo, como es el caso de practicar un nuevo deporte, pintar, cocinar, escribir, programar, bailar, aprender un nuevo idioma, entre otros aprendizajes importantes más.

Aprender nuevas habilidades después de los 60 años fortalece la neuroplasticidad y activa la reserva cognitiva del cerebro

No obstante, y según sabemos los neurólogos y los neuropsicólogos, las actividades y las habilidades nuevas que aprenden las personas añosas mejoran la integridad de la materia blanca del cerebro, lo que estimula la actividad de los neurotransmisores y la comunicación entre los hemisferios derecho y el izquierdo, así como el fortalecimiento del cuerpo calloso y el tracto de la materia blanca más grande del cerebro.

Como hemos podido observar en el cuerpo de este primer artículo, las actividades nuevas que logran aprender las personas con 60 años o más son como un puente que desempeña un papel crucial en las conexiones interhemisféricas de los hemisferios derecho y el izquierdo del cerebro, lo que mejora la multitarea y la regulación psicoemocional de estas.

Finalmente, cuando una persona con 60 años o más aprende a tocar un instrumento musical, se activan múltiples estructuras cerebrales simultáneamente, incluyendo la audición, la lectura musical y la coordinación de los movimientos de las manos y los dedos, lo que equivale a un ejercicio completo del cerebro, incluyendo el desarrollo de la reserva cognitiva que posee esta.

“Cuidar nuestro cerebro es un acto amor invaluable” (DTGM, 2025).

Telésforo González Mercado

Psicología Social

Telesforo Gonzalez Mercado es Especialista en Psicología Social, Dr. en Planificación Estratégica, académico e investigador. Profesor y tutor para estudiantes de Maestrías y Doctorados en Ciencia para estudiantes de los USA y Canada. Es Conferencista y articulista sobre temas relacionados con el medio ambiente y el cambio climático, resiliencia, construcción de ciudadanía, planificación estratégica, inteligencia emocional y liderazgo. Es Experto en Cooperación Internacional para el Desarrollo. Fue Rector de la Universidad Agroforestal Fernando Arturo de Meriño (UAFAM).

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