En los momentos más difíciles de los seres humanos, tanto en la guerra, la paz, la política, la religión, el matrimonio y la empresa (aunque todas las anteriores pudiéramos considerarlas como esta última), lo que nos salva en las grandes dificultades es la certeza de la idea.

En ese sentido, podemos plantear que una vez que se conciba la propuesta con certidumbre basada en el análisis de la lógica, solamente se necesitará manejar la actitud y la aptitud humanas para enfrentar la situación que nos afecta.

Sin embargo, la certeza de una idea solo se consigue bajo un estado de paz y de elevación del espíritu.

Las grandes batallas de la humanidad se han resuelto por la presencia de la infinita capacidad creativa del ser humano.

No ha habido una sola situación humana, desde una pequeña comunidad hasta la solución de una gran crisis de una poderosa nación, que no haya sido resuelta solo a través de la certeza de una determinada idea proveniente de la propia razón.

La certeza de las ideas o las ideas certeras, como suele decir el pueblo, se logran como resultado del proceso de análisis y síntesis del pensamiento y con el uso de la lógica formal.

Realizada la introducción anterior, podemos concluir que los seres humanos deben aprender a vivir buscando la solución de los problemas a partir de grandes reflexiones, a través del pensamiento lógico, sabiendo que esto es solo posible en un estado de quietud y elevación del espíritu.

La dimensión de un problema se reduce casi a nada cuando somos capaces de enfocarnos o centrarnos con mucha espiritualidad en la que nos elevamos hacia las alturas, y logramos pensar en la solución del problema en cuestión, consiguiendo su solución definitiva o parcial.

Debemos aprender a vivir en paz y armonía para enfrentar los problemas de la vida, y esto se logra solamente siendo conscientes de que solo meditando, y en profunda conexión con el Universo, es posible liberarnos de las angustias que encierran la libertad de las ideas que nos pueden liberar.

El ser humano puede controlar sus emociones y sumergirse en su mundo interior y evitar los momentos más angustiosos que lo afectan con frecuencia.

Rafael Nino Féliz

Educador

Nacido en El Cachón, Barahona. Graduado de Licenciado en Educación con mención en Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo UASD. Se desempeñó como técnico de varios departamentos del Ministerio de Educación. Director de Organización de la Oficina de Desarrollo de la Comunidad (ODC). Director de la Dirección de Bienestar Estudiantil; Tesorero General y dos veces Vicerrector de Extensión. Actualmente docente en las cátedras de Teorías y Crítica de la Literatura y Letras Básicas. Ha publicado más de diez libro de poesía.

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