Rechazo a los partidos políticos

Morales se mostró siempre reacio a integrarse a una organización política pues entendía que la representación de partidos que proponía el Congreso de Unidad de Organizaciones Antitrujillistas excluiría la cooperación de individuos que no se hallaban vinculados a ningún esquema partidario lo cual mantendría vivo el espíritu sectario. Asimismo, ponderó como “pura ficción” la formación de un Partido Dominicano, cuya existencia duraría tanto como durare el despotismo, tópico en el que tuvo razón.

En otras palabras, Morales prefería conducir la oposición a Trujillo al margen de cualquier bandería política y por tal convencimiento rehusó incorporarse al Partido Revolucionario Dominicano que en los primeros años de la década 1940 afanosamente organizaban Jimenes Grullón, Juan Bosch y otros miembros del exilio.

El PRD asumía como principios programáticos los ideales del nacionalismo antiimperialista, del populismo, así como ideas netamente de izquierda que resultaban difícil de asimilar para un sujeto conservador como Morales, a diferencia de muchos de sus compañeros en el exilio como el Dr. Leovigildo Cuello que se adhirió al PRD desde sus inicios.

Ángel Morales Córdova. Archivo Andrés Blanco Diaz.

Para Morales el movimiento de oposición a la tiranía trujillista en el exilio se debilitaría si se conducía sobre la base de los partidos. Llegó al extremo de no percibir diferencias entre el PRD y el Partido Dominicano de Trujillo en la medida en que ambos participaban de la esencia de partido único, y por tanto, tenían un carácter totalitario.

La idea de fundar un partido político dominicano, dice Morales, resultaba “frustánea y peligrosa” ya que para un partido convertirse en una realidad democrática debía estar “enraizado” en las masas del pueblo, y unos pocos dominicanos, distribuidos en diversos países, eran incapaces de formar un auténtico partido político. En definitiva, según Morales, la formación de un partido político no contribuiría a la unificación del exilio dominicano:

“Estamos convencidos de la necesidad perentoria de aunar la oposición que combate a Trujillo. Nos damos cuenta del mal que implica que los diversos elementos contrarios al régimen imperante en la República Dominicana se mantengan dispersos, laborando sin la debida coordinación y disciplina. Pero no creemos que a la unificación pueda llegarse por los canales de algún partido político. Juzgamos que propugnar la tesis de que todos los opositores al régimen de Trujillo deben cobijarse bajo un partido determinado es abogar, precisamente, contra la unificación. Un partido político tiende, necesariamente, no a unificar, sino a establecer definitivas disensiones”. (1)

A despecho de la negativa de Morales de integrarse al PRD, la constitución de esta organización política contribuyó significativamente a la unificación del exilio pues hasta ese momento solo “lo que existía eran relaciones personales alrededor figuras prominentes y a lo sumo pequeñas organizaciones locales. El PRD pretendía organizar todo el exilio y extenderse al interior del país en base a los principios de los emergentes movimientos populistas lo que implicaba una negación de los parámetros de los adalides originales del exilio”. (2)

El Congreso por la unidad de organizaciones antitrujillistas

Por iniciativa de los exiliados antitrujillistas residentes en Caracas, Venezuela, encabezados por el Dr. Ramón de Lara, en noviembre de 1944 efectuaron en Cuba durante cuatro días uno de los más relevantes eventos en aras de la unificación del exilio dominicano en el que participaron el Dr. Leovigildo Cuello, Ángel Morales, Rafael Mainardi Reyna, Jimenes Grullón, Juan Bosch, entre otros, amparados en las expectativas que generaba el fin de la Segunda Guerra Mundial que implicaban una ampliación de la democracia en diversos países del mundo

Morales estaba consciente de la importancia de lograr la unificación de las variopintas organizaciones antitrujillistas dispersas en toda Latinoamérica y sus compañeros lo seleccionaron para presidir el Congreso de Unidad Antitrujillista, luego de 14 años en el exilio.

Ángel Morales Córdova cuando era Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Paris, durante el Gobierno de Horacio Vásquez. Archivo Andrés Blanco Diaz.

La máxima dirección del Frente Unido de la Liberación Dominicana recayó en el Dr. Cuello quien superó a su único oponente Juan Bosch, pues muchos de los integrantes del evento entendieron que el Dr. Cuello poseía capacidad para unificar al heterogéneo exilio dominicano. Mientras el Consejo Supremo del Frente quedó integrado por el Dr. Ramón de Lara como presidente, el Dr. Jimenes Grullón y el Lic. Ángel Morales como vocales. A Juan Bosch lo designaron como delegado para realizar propaganda y fomentar simpatías a la causa dominicana en México y otros países del área.

El Congreso hizo una declaración de principios basada en los postulados del manifiesto que lanzó al constituirse la Unión Patriótica Dominicana en julio de 1943 que incluía la insurrección armada contra la dictadura, eliminar la tiranía de Trujillo, el establecimiento de un gobierno provisional que establecería un orden democrático y convocaría a elecciones para la realización de una Asamblea Constituyente así como organizar la libertad y fomentar la justicia social y económica en la República Dominicana. (3)

En su discurso en el Congreso, Morales se mostró partidario de solicitar al Gobierno de los Estados Unidos, que ayudara a todos los elementos democráticos de las repúblicas americanas para derrocar a los gobiernos que no fueran democráticos y remplazarlos por regímenes democráticos, algo que Sumner Welles consideraba “fatal” para los intereses de su país dado el fracaso de la política intervencionista.

A través de su delegado general el exilio propuso una modalidad de gobierno que implicara un nuevo régimen de vida en que se respetaran los derechos individuales y colectivos, se garantizara la plena libertad, la libre organización de los trabajadores, alza de salarios, incremento de producción distribuida por igual entre todas las clases, distribución de tierras entre los campesinos, la derogación de las leyes de la dictadura, la expropiación de los bienes de Trujillo, etc.

Propaganda contra la tiranía

En el plano propagandístico contra la tiranía de Trujillo, Morales desplegó tan extraordinaria labor que mantuvo en zozobra al régimen. Durante la segunda guerra mundial Morales y el grupo de exiliados dominicanos en Puerto Rico desde 1938 empezaron a utilizar los periódicos The New York Times y el New York Herald Tribune y los principales diarios de San Juan para denunciar los vínculos de Trujillo con el nazismo tales como el arrendamiento de bahía de Samaná a los alemanes, la presencia de submarinos y barcos nazis y la colaboración que recibían de Trujillo que les permitía acumular combustible para los mismos.

Asimismo, los acuerdos comerciales y de migración con el Tercer Reich, el espionaje por medio del Instituto científico domínico alemán, así como la presencia del ministro de Alemania en Santo Domingo. Estas informaciones, a su vez, las reproducían otros medios de Europa y América Latina y originaron diversas polémicas. (4)

Ángel Morales en compañía de Arturo Pellerano Alfau y otras damas. Archivo de Andrés Blanco Díaz.

 

Asimismo, publicaron numerosos artículos en los que denunciaban las atrocidades del régimen en la revista Times de Nueva York a través del corresponsal de la misma en Puerto Rico Hank Lewis, lo cual provocó que en enero de 1943 el secretario de la Presidencia remitiera un memorando de protesta a dicho medio y al Departamento de Estado. Morales mantuvo relaciones con William Loeb editor del periódico Burlington Daily News.

Después de la segunda guerra mundial se produjeron cambios en la política exterior de los Estados Unidos. Entre los miembros del exilio dominicano cobró fuerza la certidumbre de que la caída de la dictadura se hallaba asociada a un cambio en la política exterior de los Estados Unidos. Dicha certeza se vio reforzada con los cambios que sucedieron al finalizar la segunda guerra mundial.

Los Estados Unidos dejaron de lado la política del buen vecino formulada por Roosevelt en 1933 y el Departamento de Estado empezó a fustigar a las dictaduras latinoamericanas y a favorecer los gobiernos democráticos. En esta nueva orientación desde 1944 los Estados Unidos adoptaron una actitud adversa a la dictadura de Trujillo que volvió más agresiva con la designación de Spruille Braden como secretario Asistente de Estado. (5)

En consonancia con esta nueva directriz en octubre de 1945 Morales visitó el Departamento de Estado para indagar sobre la posibilidad de que los Estados Unidos y los demás países de América tomaran alguna acción contra la dictadura de Trujillo similar a la que se ejecutaba contra el dictador Domingo Perón en Argentina.

En noviembre de 1945 Morales entregó un memorando en el Departamento de Estado, el cual remitió también a todos los embajadores latinoamericanos, en cuyo primer punto solicitaba el repudio internacional al régimen de Trujillo para lo cual debían tomar como precedente la actitud asumida por el gobierno de Venezuela que se negó a establecer relaciones con el mismo. (6)

En segundo lugar, solicitaba “acción diplomática de carácter colectivo, con arreglo a las provisiones del Acta de Chapultepec, encaminada a darle vigencia a los acuerdos internacionales en que ha tomado parte la República Dominicana. Entre los mismos figuraban la Declaración de las Naciones Unidas del 1 de enero de 1942 que mandaba preservar los derechos humanos y la justicia tanto en sus propios países como en otros países. Y también la Carta de las Naciones Unidas que ordenaba el respeto a los derechos humanos.

El tercer punto del memorando de Morales era el más radical en tanto proponía una acción interventora multilateral continental de carácter colectivo contra gobiernos dictatoriales como el de Trujillo “que arrebata derechos fundamentales al pueblo y hace escarnio de las obligaciones internacionales que garanticen esos derechos”, tal lo propuso el canciller de Uruguay, Dr. Eduardo Rodríguez Laterra. Morales veía en la liquidación del régimen de Trujillo la condición primaria para que los dominicanos adquirieran su dignidad de ciudadanos y el país recobrara la normalidad de su vida constitucional. (7)

La expedición de Cayo Confite

Luego del Congreso de noviembre de 1943 las actividades del Frente Unido por la Liberación Dominicana (FULD) cayeron en un letargo por la carencia de recursos para cristalizar el propósito de una insurrección armada contra la dictadura el cual finalizó con la llegada en 1945 del acaudalado general Juancito Rodríguez que aportó los recursos para ejecutar la expedición revolucionaria, previo a lo cual se firmó un pacto en Puerto Rico en el que los principales líderes se comprometían a no optar por la presidencia de la República.

Los aprestos se iniciaron con una reunión en Cuba de Morales, Bosch y el general Rodríguez donde a este último se le confió la dirección militar de la expedición de Cayo Confite, un islote próximo al grupo y a Morales la conducción política, dada su prolongada trayectoria como antitrujillista y sus vínculos con el Departamento de Estado. Como miembros adicionales quedaron Juan Bosch, el Dr. Leovigildo Cuello y el Dr. Juan Isidro Jimenes Grullón quienes se entregaron a la tarea de recolectar fondos para la misión revolucionaria. (8)

Como es ampliamente conocido la expedición de Cayo Confite se frustró en septiembre de 1947 principalmente por la presión que ejercieron los Estados Unidos, que poco antes volvieron a respaldar firmemente a la dictadura de Trujillo. Pero, como se ha señalado, los exiliados no analizaron todas las implicaciones de la derrota en la medida en que continuaron confiando en que prevalecerían los principios del panamericanismo.

En febrero de 1950 Morales y un grupo de exiliados de La Habana, a través de la Unión General Pro Establecimiento de la Democracia en la República Dominicana, presentaron una fórmula por medio de la cual la Organización de Estados Americanos (OEA) podría recomendar la distribución de los poderes de la dictadura: Trujillo sería sustituido por el secretario de las Fuerzas Armadas que sería elegido a partir de una terna. El nuevo gobierno llamaría a elecciones en un plazo de año y medio. Se aclaraba que nadie del exilio optaría a la presidencia, aunque sí en el gabinete, pero alternado con representantes de la banca, la industria, etc.

La propuesta no tuvo ninguna trascendencia y Morales se concentró en escribir en el periódico Patria de Nueva York, y en 1953, junto al grupo de exiliados en Puerto Rico, fundaron el periódico Exilio, dirigido por el Dr. Leovigildo Cuello, mientras la poetisa Carmen Natalia Martínez y Ángel Morales participaban como redactores del mismo.

Entre tanto, el exilio dominicano continuaba sin lograr unificarse a pesar del esfuerzo de diversos grupos por superar la debilidad. Ante la inacción del Partido Revolucionario Dominicano, los exiliados dominicanos en Puerto Rico formaron en 1956 el Frente Unido Dominicano de Puerto Rico cuyo Manifiesto lo redactó el Dr. Cuello. Y aunque continuaba aferrado a la idea de que el derrocamiento de la dictadura solo sería posible con la intervención de los Estados Unidos, Morales se involucró activamente en los preparativos para la expedición de junio de 1959, pero el 12 de enero de este año le sorprendió la muerte en Puerto Rico.

Referencias

(1) Carta de Ángel Morales Virgilio Mainardi Reyna, 16 de enero de 1943, Archivo General de la Nación, Colección Bernardo Vega.

(2) R. Cassá, En búsqueda del tiempo en el exilio: Semblanza del Dr. Leovigildo Cuello, Santo Domingo, Editora Taller, 1995, pp. 18-19.

(3) B. Vega (editor), Correspondencia de Ángel Morales, Santo Domingo, 2013, p. 603.

(4) B. Vega, Nazismo, fascismo y falangismo en la República Dominicana, Santo Domingo, 1985, pp. 274-275.

(5) El tema está bien dilucidado en el libro de B. Vega, Un interludio de tolerancia. El acuerdo de Trujillo con los comunistas en 1946, Santo Domingo, 1987.

(6) Muchos embajadores latinoamericanos remitieron a la prensa dominicana, controlada por la dictadura, el memorando y Trujillo ordenó a los miembros del cuerpo diplomático responder a Morales, y estos lo hicieron con saña y en los términos más abominables posible. La carta la firmaron: Armando Mieses Burgos, R. Paíno Pichardo, Julio Vega Batlle, Virgilio Álvarez Pina, Julio Ortega Frier, Emilio Rodríguez Demorizi, Telésforo R. Calderón, Jesús María Troncoso y Manuel M. Gautier. Cfr. B. Vega, Unos desafectos y otros en desgracia. Sufrimientos en la dictadura de Trujillo, 2ª ed., Santo Domingo, 1989, pp. 53-54.

(7) “Memorando dejado por Ángel Morales”, 26 de noviembre de 1945, en B. Vega (ed.), Los Estados Unidos y Trujillo, 1982, pp. 230-232.

(8) Véase carta de Allan Dawson, encargado interino de Negocios de la Embajada de los Estados Unidos en Caracas, del 6 de septiembre de 1946 en B. Vega, Los Estados Unidos y Trujillo 1946, Santo Domingo, 1982, 361. Según Dawson: “El prestigio de Bosch depende en su energía y amistad con el presidente Betancourt en Venezuela y varios líderes auténticos de Cuba. El de Morales, en su larga posición como antitrujillista y su supuesto favor con el Departamento de Estado en el pasado, especialmente con el exsubsecretario Sumner Welles”.