El Ministerio de Educación de la República Dominicana (MINERD) inicia hoy, 28 de agosto, el curso escolar 2023-2024. Millones de niños del ámbito de la educación preuniversitaria se disponen a iniciar un proceso de formación que les va a permitir la adquisición de competencias académicas y ciudadanas. Les va a ofrecer, además, un ambiente óptimo para que su contacto con la sociedad y con el mundo les permita un desarrollo humano y social, integral y sostenible en el tiempo. La educación escolarizada tiene el reto de organizarse para no bloquear la curiosidad, las preguntas y la creatividad que llevan consigo estos niños. Es un desafío y una responsabilidad.
La preparación del nuevo año escolar, según las informaciones aportadas por el MINERD a la prensa escrita y electrónica, ha sido planificada para responder a las necesidades de fortalecimiento de los aprendizajes de los estudiantes. Por tal motivo, se espera que las dificultades de déficit de docentes, de butacas y de agua en centros educativos hayan sido superadas. De la misma manera, las condiciones sanitarias de centros educativos en las regiones del sur y del norte, los registros y los libros de textos. En esta misma dirección, se ha de ejecutar el pacto entre el MINERD y la ADP. Este pacto ha de ser garante de un trabajo corresponsable y reflexivo entre ambas entidades.
La superación de las problemáticas señaladas, constituye una base fundamental para que los problemas de aprendizaje se atiendan con efectividad. La importancia que el MINERD le haya otorgado a la formación de docentes, directivos y personal administrativo, antes de la apertura del curso escolar, es un aspecto clave. Si este proceso de formación ha posibilitado el estudio, la reflexión y la investigación, personal y colectiva, desde la propia práctica, se podrá hacer algo distinto en las aulas. Si la formación ha sido una ocasión más para recibir informaciones, conceptos e instrumentos, pocos cambios se producirán en la práctica de los profesores y en los aprendizajes de los estudiantes.
Se ha de concretar, también, el acompañamiento a los centros educativos, al personal docente y a la relación centro educativo-comunidad. Esperamos que la planificación del año 2023-2024 tenga integrado un programa de acompañamiento sistemático. Mientras este proceso se realice de forma coyuntural y sin planificación orgánica, se multiplicarán las deficiencias en las aulas y en los centros. Lo mismo ocurrirá en la relación del centro educativo con su entorno. Es importante conocer el proceso de acompañamiento planificado para fortalecer el rol de las familias en la tarea de apoyo a los aprendizajes. Las familias no resisten más utilización; requieren participación real.
Llegó la hora de concretar las promesas planteadas para que los aprendizajes de los niños sean significativos y con calidad integral. Ahora es el momento de convertir en hechos todo lo que se ha prometido para mejorar la calidad de los aprendizajes. La sociedad necesita que la apertura del año escolar deje de ser un nudo crítico de la educación del país y que el período escolar refleje en la práctica planificación a corto, mediano y largo plazos; y un seguimiento permanente.
Sí. De la promesa a los hechos. Esta acción es la que la sociedad necesita observar en la cotidianidad de los centros educativos. No se puede olvidar que la ejecución de las promesas se ha de producir en un contexto de convocatoria a la reforma y modernización de la educación. Con más razón, se ha de adelantar el paso para convertir las promesas en hechos que anuncien transformación en el modo de pensar, de planificar y de desarrollar el período escolar. Necesidad apremiante: hechos.