Cada año se conmemora el 8 de marzo, una fecha significativa para todas las mujeres que muestra la importancia de la organización y articulación entre mujeres para lograr la consecución  de nuestros derechos.

En la actualidad en muchas sociedades tenemos derecho a la educación, al trabajo, acceso al sistema de justicia y protección ante la violencia de género. Estos derechos se consiguieron con la lucha y el esfuerzo de miles de mujeres desde el movimiento feminista.

Todavía hoy no es posible festejar esta fecha, la desigualdad es parte de la cotidianidad de las mujeres y se hace invisible.

El pasado sábado 8 de marzo se desarrolló la tradicional actividad que combina marcha y acto cultural en el parque independencia. En la actividad se realizaron presentaciones artísticas de grupos de mujeres de diferentes lugares del país.

La coordinadora de mujeres campesinas (CONAMUCA) que reúne mujeres de comunidades rurales en el ámbito nacional en una de sus presentaciones en el acto fue reprimida por la Policía Nacional mientras cantaban una salve y  se tocaban atabales.

Las salves y los atabales siempre tienen presencia en las actividades culturales tanto en la fecha del 8 de marzo como en múltiples actividades en todo el país.

Los agentes de la Policía Nacional se presentaron en la actividad y detuvieron el acto cultural- concentración por creer que “cantaban en creole”. Esta acción tiene varios aspectos a analizar que resulta altamente preocupante que sucedan en nuestro país:

  1. Las expresiones artísticas que la policía condenó como haitianas son parte de nuestra identidad afrodescendiente , salve, atabales, y se interpretan en casi todo el país sobre todo en comunidades rurales en celebraciones mágico-religiosas, vinculadas a la muerte y festivas. En estas expresiones no se cantaba en creole, lo que fue una distorsión de los agentes policiales.
  2. En caso de que se estuviese cantando en creole eso no es un delito. En este país se canta, se baila y se usan otros idiomas como el inglés, francés y otros en diferentes actividades culturales que incluyen centros educativos y actividades públicas. Tenemos restaurantes, negocios, centros educativos y muchos otros espacios que tienen nombres en ingles y otros idiomas y eso nunca se ha visto como “amenaza” a la patria.
  3. Reprimir actividades culturales independientemente del idioma que se utilice o la nacionalidad de las personas que desarrollan esas actividades es una violación a la constitución de la República que define a la República Dominicana como democrática.
  4. La presencia de la policía en la actividad ensombreció la celebración del 8 de marzo, día de las mujeres, resultando altamente contradictorio con las celebraciones gubernamentales de este día y sus respectivos reconocimientos.
  5. El desconocimiento de los organismos de seguridad de la naturaleza democrática de nuestra sociedad y de nuestras expresiones identitarias es un riesgo para la ciudadanía y la seguridad ciudadana. Aún no se logra que este organismo asuma su rol de proteger y ofrecer seguridad, sigue reproduciendo el modelo autoritario y antidemocrático con que nació en la  tiranía

El hecho que ocurrió confirma que la equidad de género aún es tema pendiente. Continua la negación de derechos y libertades como son:

  • Invisibilidad del papel de la mujer en nuestra historia.
  • Negación del derecho al placer sexual en población femenina adolescente-joven y adulta.
  • Inseguridad y desprotección ante los frecuentes acosos sexuales y laborales y ante el abuso sexual desde la niñez
  • Incremento de los feminicidios y de la violencia de género en sentido general.
  • Restricciones en el acceso al derecho a la recreación y ocio.
  • Discriminación y culpabilización de la mujer jefa de hogar.
  • Ausencia de condiciones laborales equitativas y justas para trabajadoras del hogar
  • Expulsión de las adolescentes sexualmente activas y/o embarazadas de los centros educativos
  • Despojo de la nacionalidad a las mujeres dominicanas de ascendencia haitiana y negación de acceso a derechos a la educación, salud, empleo y bienestar social
  • Violación de los derechos de las trabajadoras sexuales desde el sistema de justicia y organismos policiales.
  • Prohibición de la interrupción del embarazo a las niñas, adolescentes y mujeres violadas o en riesgo de muerte.

Todos estos elementos son parte de las demandas que tienen las mujeres jóvenes, adolescentes y adultas y que las movilizan cada año el 8 de marzo. Las condiciones de vulnerabilidad de las mujeres: campesinas, obreras, trabajadoras del hogar, trabajadoras sexuales, afrodescendientes, transgénero, lesbianas, dominicanas de ascendencia haitiana, migrantes, jóvenes, adultas mayores y con algún tipo de discapacidad se agudizan y se invisibilizan.

 ¿Cuándo podrá el 8 de marzo convertirse en una fecha de carácter festivo donde podamos celebrar con libertad desde nuestras expresiones identitarias sin represión y que se respetan estos derechos?

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Tahira Vargas García

Antropóloga social

Doctorado en Antropología Social y Profesora Especializada en Educación Musical. Investigadora en estudios etnográficos y cualitativos en temas como: pobreza- marginación social, movimientos sociales, género, violencia, migración, juventud y parentesco. Ha realizado un total de 66 estudios y evaluaciones en diversos temas en República Dominicana, Africa, México y Cuba.

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