El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, calificó de "tiranía" que los servicios de inteligencia interior de Alemania hayan designado a Alternativa por Alemania (AfD) como partido "extremista de derecha".
La ideología de AfD, que "desvaloriza grupos enteros de la población en Alemania y atenta contra su dignidad humana", no es "compatible con el orden democrático fundamental", expresó la Oficina de Protección de la Constitución en un comunicado.
En las elecciones legislativas del 23 de febrero, AfD registró un avance histórico y duplicó su resultado anterior, al recabar más del 20% de los votos.
Desde entonces, el partido, fundado en 2013, incluso superó en algunos sondeos a los democristianos de la CDU, la formación conservadora de Friedrich Merz, que será investido canciller el próximo martes.
"Lo verdaderamente extremista no es la popular AfD, que quedó segunda en las recientes elecciones, sino las mortíferas políticas de inmigración de fronteras abiertas del establishment a las que se opone la AfD", estimó Rubio.
No es la primera vez que la administración Trump interfiere en la política alemana, para consternación de Berlín.
El vicepresidente JD Vance dejó atónitos a los alemanes y los europeos en general con un discurso pronunciado en Múnich (sur) a mediados de febrero, en el que afirmó que la libertad de expresión está "retrocediendo" en Europa, en particular en Alemania.
En ese momento, denunció el ostracismo de la AfD y pidió que se ponga fin al "cordón sanitario" en torno al partido.
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