Los líderes de la OTAN han diseñado durante su cumbre en Washington una estrategia "a prueba de Trump" para seguir ayudando a Ucrania y proteger a la propia institución ante el posible retorno del expresidente a la Casa Blanca tras las elecciones de noviembre.
Aunque Trump no estaba en el centro de convenciones donde se celebra la cumbre, su sombra planeó sobre el encuentro, con los mandatarios diseñando estrategias para que la Alianza esté preparada ante la posibilidad de que el país más rico y con más poder en la organización vuelva a estar liderado por un escéptico.
En concreto, los líderes aprovecharon para poner los principales elementos de la ayuda a Ucrania bajo el paraguas de la OTAN y desvincularlos un poco de Washington, que aporta el grueso de los recursos.
Además, hace poco eligieron como nuevo secretario general a Mark Rutte, un negociador nato, y han estado impulsando el gasto en defensa, el mayor punto de fricción de Trump con la Alianza, que el miércoles volvió a hablar de que los miembros "pagaban muy poco" hasta que llegó él.
Muchas de las preguntas de la prensa a los líderes se centraron en cómo asegurar el futuro de la organización frente a Trump, quien ha tenido retórica dura con la Alianza y en febrero dijo que animaría a Rusia a hacer "lo que le diera la gana" con los países que no cumplieran sus compromisos de gasto, poniendo así en duda el artículo central del Tratado, el de la defensa común.
El actual secretario general, Jens Stoltenberg, fue el que mejor describió el sentir de la organización. Preguntado por el compromiso del futuro Gobierno estadounidense, el noruego dijo que la OTAN "es un poco como un matrimonio en el que hay que mantener el compromiso diario" y hacer esfuerzos para permanecer juntos.
Los líderes de la OTAN aprovecharon la cumbre para hacer varios anuncios vistos como una forma de poner la Alianza y especialmente la ayuda a Ucrania "a prueba de Trump".
Para garantizar ese futuro, la propia OTAN ha elegido a un maestro del consenso que conoce a Trump: Mark Rutte, quien durante sus 14 años como primer ministro de los Países Bajos tuvo que gestionar cuatro coaliciones de Gobierno diferentes, anteponiendo la necesidad de llegar a un acuerdo a su ideología personal.
Rutte, que asumirá el cargo el 1 de octubre, cuenta con la ventaja de contar con el favor de Trump. Hace años, después de una reunión en el Despacho Oval de la Casa Blanca, el republicano, conocido por sus exabruptos con otros líderes, tuvo palabras amables para el neerlandés: "¡Me gusta este tipo!".
De esa forma, mientras EE.UU. está inmerso en el debate sobre si el actual presidente estadounidense, Joe Biden, debe poner fin a su campaña de reelección por su edad, los líderes aprovecharon la cumbre para hacer varios anuncios vistos como una forma de poner la Alianza y especialmente la ayuda a Ucrania "a prueba de Trump".
Entre otras cosas, la Alianza acordó que, a partir de ahora, será el comandante supremo para Europa (Saceur), el general estadounidense Christopher G. Cavoli, quien coordinará la entrega de ayuda a Ucrania desde una base en Alemania y nodos logísticos en Rumanía, Eslovaquia y Polonia, si bien Kiev se encargará de introducir los equipos en su territorio.
Además, para asegurar el futuro financiero de Ucrania más allá de las elecciones de noviembre en EE.UU., los aliados se comprometieron a proporcionar al país un mínimo de 40.000 millones de euros para equipos militares en 2025.
Asimismo, en un esfuerzo por apaciguar las críticas de Trump, los aliados han incrementado su inversión en defensa e, incluso, varios participantes en la cumbre aprovecharon para reconocer públicamente que el expresidente estadounidense acertó al exigir un mayor compromiso financiero.
En este contexto, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, declaró en una entrevista con EFE que Trump estaba en lo cierto al instar a los miembros de la OTAN a aumentar su gasto militar.
"Trump, a su manera y con su estilo particular, lanzó una advertencia a los europeos que, tras la guerra en Ucrania, se ha demostrado acertada. Que es que los europeos hemos descuidado nuestra seguridad, especialmente nuestras capacidades en defensa", declaró Borrell.
Los países de la OTAN han aumentado su gasto militar en los últimos años, sobre todo tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en 2022. Este año, serán 23 los países que superarán o llegarán a la meta del 2%, de los 31 miembros de la Alianza Atlántica con fuerzas armadas (Islandia no tiene un ejército permanente).
Antes de la invasión de Rusia, solo un año después de que Trump dejara la Casa Blanca, solo siete países habían llegado a ese objetivo. (Beatriz Pascual Macías)