Un funeral de Estado recordó este miércoles a los 237 fallecidos por el temporal que afectó principalmente al levante español el 29 de octubre de 2024, cuyos nombres se escucharon en un acto emotivo y con tensión contenida, que se celebró en Valencia (este), la zona más afectada.
En el funeral, presidido por los reyes Felipe VI y Letizia, las víctimas fueron las protagonistas este primer aniversario de la tragedia, donde no faltaron los gritos contra el presidente regional de Valencia, Carlos Mazón, muy criticado por su gestión de la catástrofe, de la que su Gobierno alertó tarde.
En memoria de las víctimas
El funeral se concibió como un homenaje a la memoria de las personas que murieron hace un año, y como muestra, el lugar lo presidía un gran centro floral con 237 rosas blancas.
El 29 de octubre de 2024, un fuerte temporal (dana) provocó graves inundaciones, sobre todo en la provincia de Valencia, donde murieron 229 personas, a las que se sumaron siete fallecidos en la región de Castilla-La Mancha y uno en Andalucía.
Además, hubo enormes daños materiales en infraestructuras, negocios, viviendas particulares, en la industria y en la agricultura.
Antes de comenzar el funeral de Estado, los familiares de las víctimas fueron recibidos por los reyes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y otras autoridades del Estado, aunque no estuvo presente Mazón, al que la mayoría de las asociaciones de víctimas rechazan.
En representación de las autoridades solo habló el monarca, quien trasladó su dolor y cariño, y el de toda España, a los familiares de los fallecidos y consideró necesario seguir analizando las circunstancias de la tragedia para extraer "con rigor y serenidad" las lecciones necesarias para mejorar la capacidad de afrontar una catástrofe y evitar sus peores consecuencias.
Felipe VI, en un discurso dedicado a las víctimas, afirmó que ojalá sus palabras lleguen "como un abrazo" para quienes tanto perdieron y para quienes ayudaron y siguen haciéndolo.
Al rey le precedieron tres familiares de víctimas mortales, que pidieron que prevalezca la verdad, el respeto y la humanidad tras la tragedia, a la vez que agradecieron la solidaridad que recibieron. "Mientras exista memoria nunca habrá olvido", señaló Andrea Ferrari, que perdió a su madre.
Otra de las familiares, Virginia Ortiz Riquelme, que perdió a un primo en Castilla-La Mancha, leyó el discurso más duro, en el que afirmó: "Es quien omite su deber, a sabiendas de que esa omisión puede suponer la pérdida de vidas humanas, quien comete el acto primigenio que deriva en sus muertes", frase aplaudida por el público, en medio de las críticas a la gestión del presidente valenciano.
De hecho, tanto antes de que llegaran los reyes al espacio donde se celebró el acto, como cuando salieron, se escucharon voces que increpaban al mandatario valenciano y gritos de "Mazón dimisión".
Homenajes en las zonas afectadas
Al margen del funeral oficial, hoy se sucedieron homenajes y recuerdos a las víctimas en los pueblos afectados.
Como el que tuvo lugar en Valencia, frente a la sede del Gobierno regional, muy criticado entre los ciudadanos por la ineficaz gestión de la catástrofe, ya que envió una alerta por el riesgo de inundaciones cuando ya se habían producido la mayoría de las muertes.
Allí, 229 mantas térmicas tapizaron el suelo de la zona, en recuerdo de las víctimas valencianas, y pidieron la dimisión del presidente regional.
En otra protesta, unas mil personas recorrieron el trayecto entre la sede del Gobierno regional y el restaurante donde hace un año Mazón comió y mantuvo una larga sobremesa, ajeno a lo que estaba ocurriendo a su alrededor, sin que aún haya explicado su tardanza en incorporarse al equipo que coordinaba la emergencia.
Los manifestantes denunciaron lo que entienden que fue una "negligencia criminal" suya, pero también de su equipo y de su formación política, el conservador Partido Popular.
Por otra parte, diferentes municipios de la Comunidad Valenciana rindieron homenaje a las víctimas con minutos de silencio, jornadas de luto y banderas a media asta, ofrendas florales y vigilias.
Y coincidiendo con el funeral, miles de personas marcharon en silencio y bajo la lluvia hasta la localidad de Benetússer, una de las zonas más afectas, para rendir homenaje a las víctimas.
Un año después, las huellas que dejaron esas inundaciones permanecen, sobre todo en la provincia de Valencia, donde quedan casas por reconstruir, ancianos con movilidad reducida que no pueden salir a la calle porque en sus edificios sigue sin funcionar el ascensor, niños que asisten a clase en aulas provisionales y pequeños negocios que todavía no han reabierto.
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