Boeing prevé que en los próximos 20 años serán necesarios 43.600 aviones comerciales nuevos para responder a la demanda de las compañías ante un tráfico aéreo que va a crecer sobre todo en los países en desarrollo, unas expectativas casi calcadas a las de su competidor Airbus.

En un informe presentado este lunes en la primera jornada del Salón Internacional de Aeronáutica y Espacio de Le Bourget, al norte de París, el fabricante estadounidense calcula que los mercados emergentes representarán más del 50 % de la flota de aviones comerciales en el horizonte de 2044, frente al 40 % que suponían en 2024.

La expansión en esos países de las clases medias explica en gran medida la estimación de que el tráfico aéreo global vaya a incrementarse a un ritmo medio del 4,2 %, netamente superior al de la economía.

El fabricante aeroespacial estadounidense estima que el 80 % de las aeronaves en servicio actualmente serán sustituidas por 21.000 nuevas, y eso contribuirá a una mejora de la eficiencia y de las capacidades.

Pero teniendo las nuevas incorporaciones para hacer frente a un mayor apetito por los viajes en avión, la flota mundial aumentará hasta superar los 49.600 aparatos.

Para que eso sea posible, Boeing espera que la oferta de aviones pueda cubrir la demanda hacia 2030, una situación muy alejada de la actual, en la que el fabricante estadounidense, y más todavía el europeo Airbus, no son capaces de entregar todos los aviones que les han encargado las aerolíneas.

Detrás de esa aparente paradoja están los problemas de la cadena de aprovisionamiento que se han dado desde la crisis de la COVID de 2020, cuando el tráfico aéreo quedó casi paralizado y muchas empresas del sector redujeron su actividad y sus efectivos a mínimos o incluso en algunos casos desaparecieron.

La situación se ha ido restableciendo, pero poco a poco, y al mismo tiempo las compañías aéreas quieren aviones nuevos para responder a la recuperación de la demanda y también a su voluntad de renovar las flotas con aeronaves nuevas que consumen menos carburante y que, de forma general, tienen unos costos en operación más bajos.

El vicepresidente senior de ventas comerciales y mercadotecnia de Boeing, Brad McMullen, señaló que “la capacidad de adaptación seguirá siendo la seña de identidad de este sector en constante crecimiento, ya que consideramos que habrá una fuerte demanda de aviones nuevos y que la aviación comercial volverá a la senda de crecimiento anterior a la pandemia”.

Según las proyecciones del fabricante estadounidense, en 2044 los aviones de pasillo único supondrán el 72 % de la flota mundial (frente al 66 % en 2024), por el fuerte incremento de los viajes de corta distancia y de las aerolíneas de bajo coste en los mercados emergentes.

Los aviones de fuselaje ancho (normalmente de doble pasillo) perderán peso relativo pero aumentarán también en número hasta aproximadamente 8.320 en dos décadas (desde unos 4.400 aviones en 2024).

Por su parte, la diversificación de las cadenas de suministro y la ampliación de las redes de transporte de mercancías impulsarán una expansión de la flota mundial de cargueros de casi dos tercios. Eso generará la necesidad de 2.900 aviones de carga, entre nuevos y reconversiones de aparatos de pasajeros.

Airbus había publicado la semana pasada sus propias previsiones sobre el mercado de aviones para los próximos 20 años y cree que entre 2024 y 2044 harán falta 43.420 aviones nuevos para el transporte de pasajeros y de carga, de los cuales algo menos del 44 % (18.930) vendrán a sustituir a los que se retiren del servicio en ese periodo y el resto para responder a nuevas necesidades.

Para Airbus esas nuevas necesidades también resultan sobre todo de la esperada expansión de las clases medias, a las que entrarán a formar parte unos 1.500 millones de personas más (una cifra superior a los 1.200 millones de habitantes adicionales en el mundo), y eso va a ocurrir sobre todo en países en desarrollo.

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